lunes, enero 28, 2008

Miedo y dominación

Carlos Fazio

Las relaciones de Estados Unidos con México y América Latina pasan por una fase de restructuración que tiende hacia la formación de estados autoritarios en la región. A nivel ideológico y represivo, la imposición del sistema de dominación neoliberal de comienzos de los años 90 no significó una ruptura con el modelo anterior. Tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, John F. Kennedy utilizó una doble vía para consolidar la hegemonía estadunidense en el área: la Alianza para el Progreso y el militarismo. De la mano de la Doctrina de Seguridad Nacional, Washington y los ejércitos latinoamericanos definieron al “enemigo interno”: el comunista, el tupamaro, el montonero, los “cívicos” de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas y la Liga 23 en México, como encarnación de la “antipatria” y la “subversión atea”. La contrainsurgencia echó mano de la guerra sucia, los escuadrones de la muerte y el paramilitarismo en el campo, y condujo al terrorismo de Estado, con un alto saldo de ejecuciones sumarias extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturados, presos políticos y exiliados. También aplicó la guerra de baja intensidad contra la Nicaragua sandinista e invadió Granada y Panamá.

Tras la autodisolución de la Unión Soviética (1989), a la par del neoliberalismo, Washington impulsó la “guerra” a las drogas: el narcotráfico como sustituto del fantasma comunista. El 11 de septiembre de 2001 dio a la administración de Bush la oportunidad para un golpe de Estado técnico en Estados Unidos y la imposición de la Ley Patriótica. Y con el uso de la mentira como arma de guerra invadió Afganistán e Irak. Asimismo, inició la “guerra contra el terrorismo”, como enemigo unificador.

Si la Doctrina de Seguridad Nacional fue un instrumento ideológico-militar apto para contrarrestar los movimientos de liberación nacional en los años 60/70, hoy, tras la larga noche de la dictadura del pensamiento único neoliberal, el imperio, las oligarquías vernáculas y sus administradores cipayos han venido trabajando en la construcción social del miedo y de los nuevos enemigos internos para imponer su modelo de dominación.

Los tres ejes claves para la construcción del miedo y remilitarizar el nuevo Estado autoritario son el terrorismo, incluido el eje del mal, con Cuba y Venezuela a escala regional; el populismo radical (Hugo Chávez, Evo Morales, López Obrador), y el crimen organizado. Mediante esos enemigos míticos, elusivos e impredecibles –que actúan de distractores administrados y potenciados por los medios de difusión masiva como propagandistas de la “razón de Estado”– el sistema busca legitimar el uso de la fuerza y genera de facto un Estado de excepción provisto de nuevas leyes de carácter represivo que recortan las garantías individuales y colectivas.

El nuevo Estado militarizado se presenta como el “salvador” y, según dice Robinson Salazar, con el juego de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado “encarcela a la sociedad”. Nos vigila. Limita los espacios públicos. Invade la privacidad de la persona. Impone leyes antiterroristas a imagen y semejanza de la Ley Patriótica. Discrimina. Fomenta la delación. El no te metas.

El miedo construye escenarios de riesgos en la subjetividad colectiva y altera la vida cotidiana mediante la angustia, el temor y una sensación de peligro latente. Ante el temor de la sociedad, y como forma de fomentar la fragmentación social y el individualismo, de erosionar la vida comunitaria y la solidaridad, el sistema genera imaginarios de exclusión: guetos, barrios amurallados en fraccionamientos con seguridad privada.

La imposición de un nuevo modelo policial-militar está en función de objetivos económicos que tienden a cristalizar a través de megaproyectos regionales como el Plan Colombia-Iniciativa Andina, el Plan Puebla-Panamá y la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana. Elaborados por el Banco Mundial y el BID, tales proyectos sirven a grandes corporaciones multinacionales. Vienen por el petróleo, el gas natural, el agua de los ríos para generar electricidad, el uranio, la biodiversidad. Buscan generar corredores multinodales para extraer por tierra, mar y aire nuestros recursos e inundar nuestros mercados con sus productos. Tales proyectos se inscriben en lo que John Saxe-Fernández ha llamado la “geopolítica del desalojo”: promueven la contrarreforma agraria y el vaciamiento forzoso de tierras, muchas veces por medio del paramilitarismo y/o empresas de “contratistas privados” compuestas por mercenarios.

En ese contexto se inscriben la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN); el Plan México, símil del Plan Colombia, y la reactivación del Plan Puebla-Panamá, que para este año tiene prevista la interconexión eléctrica del sur-sureste de México con Centroamérica. Eso tiene que ver con Carlos Slim, la Halliburton, Chevron y otras corporaciones de Estados Unidos, pero también con un puñado de empresas españolas que llevan a cabo la reconquista de América: Endesa, Iberdrola, Unión Fenosa, Repsol, entre otras. Lo que conecta con la designación de Juan Camilo Mouriño en Gobernación, con el proyecto calderonista-priísta de privatizar Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, con La Parota en Guerrero y el achicamiento del cerco militar y paramilitar en Montes Azules sobre las autonomías zapatistas.

La construcción del miedo y la fabricación de nuevos enemigos –incluida la enésima “guerra” contra el narcotráfico– sirven al gran capital. En función de ello necesitan legitimar la “mano dura” y aterrizar las armas de la Iniciativa Mérida para reprimir al pueblo, que se viene organizando desde debajo de múltiples maneras, acumulando fuerza, elaborando proyectos alternativos. Es porque el pueblo avanza en conciencia y organización que los que mandan necesitan militarizar más al Estado.

Guerra y mentira.

EL CONTROL POLÍTICO DE NUESTRAS SOCIEDADES

Nuestra sociedad planetaria vive un cambio histórico sin precedentes. El control del sistema informativo masivo mundial por una elite muy poderosa. La mentira y la guerra son sus principales artimañas para llevarnos adonde no queremos ir.

El control del pensamiento y de la opinión mediante la información mediática es su estrategia. El experimentado investigador, periodista y escritor italiano nos explica como funciona esta maquinaria –y de qué modo nos tritura.

Primera parte: el rol de la prensa.

Giulietto Chiesa*



Son pocas las personas capaces de esbozar un cuadro de la situación actual del planeta. Pero eso no quiere decir que no haya nadie que vea dicha situación. Aquellos que disponen de información tienen más oportunidades de ver el presente, y también una parte nada desdeñable del futuro.

De todos modos, es cierto que la gran mayoría de la población, incluyendo a quienes toman decisiones y tienen cierto poder, no disponen de dichas informaciones. ¿Por qué? Porque vivimos en un sistema de comunicación, y no sólo de información, que no da noticia del mundo en que vivimos, que incluso nos proporciona una imagen completamente falseada y nos impide ver qué ocurre.

Pongamos un ejemplo.
En Italia hemos conocido todos los detalles del crimen de Cogne [1], el de aquella madre que posiblemente mató a su hijo. Fue el tema principal de la prensa escrita, de los telediarios, de los programas de cotilleo y de debates televisados. En fin, ha sido el acontecimiento más comentado, analizado y discutido por los medios de información durante los primeros meses del año 2002, y como resultado, también por el público.

¿Qué hay en juego en este asunto? ¿Tiene alguna influencia sobre la "conciencia" colectiva? Sin duda alguna ejerce una fuerte influencia en numerosos aspectos. Pero lo que está en juego salta a la vista inmediatamente: al ocupar las primeras páginas de la prensa durante todo un mes, la madre de Cogne (en esto, inocente) ha eclipsado el resto del planeta. El mundo entero ha desaparecido bajo ese sudario, incluidos los bombardeos estratégicos estadounidenses que ametrallaban por entonces los valles de Afganistán.


No es casualidad

Casos de ese tipo, incluso más sorprendentes todavía, son innumerables. Pongamos otro ejemplo para ilustrar el hecho de que todo el sistema de comunicación e información por completo está construido y funciona para burlarse de todos nosotros y llevarnos adonde ellos quieren.

A mediados de noviembre, cuando los tadjik llegaron a Kabul y la "conquistaron", la prensa escrita y los telediarios italianos más importantes (y también los menos importantes), la Repubblica, la Stampa, el Corriere della Sera, [los telediarios] Telegiornale1, Tg2, Tg3, Tg4, Tg5, Tg6 y Tg7 nos informaron de que las mujeres afganas se habían quitado por fin el burka y que los hombres se habían afeitado por fin las barbas.

Ahora, ya lo sabemos, esas noticias eran falsas; pero con eso no queda todo dicho. Tampoco basta con decir que los que las escribían, las enunciaban y las publicaban tendrían que haber sabido que se trataba de noticias falsas. Yo también soy periodista y me ha ocurrido haber dado una información errónea, llegar demasiado tarde a un hecho, proporcionar una interpretación falsa, pero eso ocurre una vez y le ocurre a una sola persona.

¿Es posible que el conjunto de los periódicos y los medios de comunicación de masas nos hayan dado por casualidad, por negligencia, por incomprensión, durante semanas enteras, dos noticias completamente falsas? No puede haber sido un error. Los directores de todos los periódicos y los telediarios han movilizado a sus mejores editorialistas para que nos cuenten esas dos patrañas durante semanas enteras.

No es una casualidad. Es tan sólo la demostración más notoria de que el sistema de comunicación en su conjunto no funciona sobre la base de la verdad y de la información correcta, sino con el objetivo de difundir noticias que proporcionan una cierta interpretación de la realidad o de disimular ciertas partes de la realidad en beneficio de otras que hacen mejor servicio a los mecanismos de la dominación y que son más cómodas de contar.

Se podría argüir que siempre ha sido así. Pues bien, yo digo que no ha sido siempre así. Lo que ocurre hoy día en este terreno es muy, muy diferente de lo que ocurría en el pasado. Actualmente vivimos una nueva época histórica, nos encontramos en un viraje decisivo de la historia. Eso no ocurre a menudo. A menudo sucede que durante largos periodos de tiempo no hay grandes cambios estructurales. En primer lugar, es esencial entender esto. Y entender, en segundo lugar, que la comunicación y la información constituyen los instrumentos decisivos de esta mutación estructural histórica, constituyen sus cimientos, la base.

Sin esta base, este cambio no hubiera tenido, y no tendría, tanta importancia histórica. Es importante entender todo esto, porque o bien somos capaces de hacerlo (y entonces podríamos defendernos), o bien no somos capaces, y entonces estaríamos vencidos.

Por otra parte, como dichos procesos se desarrollan tan rápidamente, hay que comprender rápido, por así decirlo. El tema de la comunicación, y el de la democracia en la comunicación, se ha vuelto esencial para cualquier lucha que intente defender la democracia de nuestro país. O somos capaz de tratarlo, o perderemos la democracia.

Una comunicación indecente (es decir, desprovista de valor intelectual, de decencia, de cultura) y manipulada (es decir, engañosa, bajo las múltiples formas que pueden inducir al error a aquellos que la reciben) priva a la población de medios intelectuales para defenderse. Un país no se puede considerar una democracia si una gran mayaría de su población está sometida a una comunicación manipulada y a una información fundamentalmente falsa.

El cuadro que tenemos ante nuestros ojos nos muestra que están a punto de robarnos la democracia, aunque no nos impidan ir a votar. Mejor; así seguiremos yendo a votar sin darnos cuenta (u olvidando) que el ejercicio de la democracia es algo muy distinto del ejercicio del voto. Este último no es más que una parte necesaria, pero no suficiente, para que se pueda calificar a una sociedad de democrática.

Pero es evidente que el ejercicio del voto pierde todo su sentido y se convierte en un procedimiento puramente formal si los votantes ya no están cualificados para elegir, para ver la diferencia entre las variantes, entre los programas, entre las opciones. Y la información es lo que nos permite saber qué nos conviene elegir.


El 11 de septiembre y el fin de la soberanía nacional

Respecto al 11 de septiembre, resumiré la situación del la siguiente forma: nunca conoceremos la verdad sobre el 11 de septiembre. No la conoceremos a lo largo de los próximos cien años, como dice Noam Chomsky.

Pero de lo que podemos estar seguros por ahora, sin el menor riesgo de error, es de que la versión que nos han proporcionado es falsa. Incluso lo podemos demostrar. He reunido toda la información posible, y no ha sido fácil. No por que hubiera poca, al contrario, había mucha. Pero se encontraba enmarañada con un montón de estupideces e incoherencias tan numerosas como manifiestas. Tenía que desenmarañar el enredo de contradicciones antes de establecer unas circunstancias más bien simples.

Así fue cómo llegué a la conclusión de que el 11 de septiembre tiene causas y orígenes muy, muy diferentes a las que conocemos, las que conocéis, y que el Enemigo, el Satanás del que todos debemos protegernos no es Osama Bin Laden.

Para ser más exactos, no es sólo Osama Bin Laden.

Este último probablemente haya participado en la operación, o bien estaba informado de algún modo, directa o indirectamente. En todo caso, no lo hizo solo, no desde la gruta afgana donde se encontraba confinado, no como protagonista, sino, eventualmente, como personaje secundario. Todo lo que se ha podido reunir para encontrar una explicación indica que el enemigo no es el Islam, sino algo más complejo, tan complejo que es difícilmente explicable a los millones de individuos que están obligados a sufrir las consecuencias y que no lo podrán comprender jamás [2].

Un fenómeno típico en las operaciones de terrorismo de Estado es su carácter complejo y la multiplicidad de los personajes que actúan unos a espaldas de otros pero como concertados, unidos por mil hilos y al mismo tiempo condicionados por unas estrategias que sólo unas cuantas personas en la cumbre conocen integralmente. Mientras que, por debajo de ellos, los subalternos empleados en distintos niveles tienen una idea parcial, y en el nivel más bajo, los ejecutantes lo ignoran todo respecto a los propósitos de quienes los dominan y dirigen, pero han sido convencidos de antemano de actuar por el interés exclusivo de la causa a la que sirven.

Explicar, desvelar todos los pasajes, toda la pirámide, es imposible en pocas palabras. Pero es la emoción lo que vuelve más difícil todavía hacer un análisis imparcial. Emoción alimentada por explotar y magnificar el dolor y el miedo reales. Emoción nutrida por la agresividad que se desencadena contra todos aquellos que intentan discernir lo verdadero de lo falso y a quienes acusan de blasfemos por no doblegarse a la versión oficial: la más “evidente”, la más “lógica”, la más “simple”, pero no por eso la más verdadera.

Nos han anunciado el comienzo de una guerra que se prolongaría durante toda una generación. Lo ha dicho Dick Cheney, lo ha dicho Donald Rumsfeld, lo ha declarado George Bush. Y cuando los escuché pronunciar esas frases, sentí un estremecimiento de inquietud.

¡Pero qué diablos! ¿Han perdido la cabeza? Nos están diciendo que moriremos todos en tiempo de guerra o moriremos todos en estado de guerra. Pero, ¿dónde están mirando estos señores? ¿En una bola de cristal? ¿Puede creerse alguien que para vencer a Osama Bin Laden haga falta una guerra que dure toda una generación? ¿Habéis oído alguna vez a un mando militar llamar a su pueblo a las armas anunciando previamente que no podrá poner fin a la guerra durante los treinta años siguientes?

Al inicio, esta guerra fue llamada “Justicia Infinita”. Daos cuenta de que los atributos infinitos sólo pertenecen a Dios. Así que nos enfrentamos a discursos religiosos, no políticos. Por lo que parece, estos señores piensan (o nos quieren hacer creer que piensan) que están investidos de una misión moral, de un magisterio religioso.

Aquello no fue un error, fue un lapsus. No sé cuál de las dos cosas es peor: ese lapsus o el anuncio en paralelo, repetido obsesivamente, de que la guerra iba a durar “toda una generación”. ¿Y para qué? ¿Contra quién? ¿Para qué se están preparando? ¿Por qué quieren aterrorizarnos? Como pienso que no están locos, ni borrachos, no puedo pensar otra cosa sino que están hablando en serio.

Los hechos lo confirman. Veo al presidente de los Estados Unidos (a quien a partir de ahora llamaré “emperador sustituto”), quien a mediados de noviembre de 2001 emite un decreto anunciando: que el presidente de los Estados Unidos de América, basándose en informaciones transmitidas por sus servicios secretos, instituye tribunales militares secretos; que éstos podrán juzgar (sin obligación de presentar pruebas al acusado, y menos aún al público) a ciudadanos extranjeros capturados en cualquier lugar, incluso fuera de los Estados Unidos, que serán juzgados en cualquier lugar, incluso fuera de los Estados Unidos, sin tener derecho a elegir un abogado defensor; en fin, que podrán ser condenados sin apelación a la pena de muerte por el voto de dos jueces militares estadounidenses de los tres que constituyen dicho tribunal especial.

Yo leo los periódicos estadounidenses y reflexiono [3]. ¿Qué se le pasa al emperador por la cabeza cuando promulga un decreto de ese tipo que significa, pura y simplemente, el fin de toda legalidad internacional salvo la del emperador? Significa que se acabó nuestra soberanía, la soberanía de Italia, de Francia, de Alemania, de Pakistán, de Iraq, de quien sea.

En otras palabras: hemos perdido nuestra soberanía.


El enemigo chino

Si a alguien la cabe la duda de que allí, en Wáshington, estén de broma, que no se haga ilusiones. Intentaré ahora mostraros el cuadro que se me presenta en toda su evidencia mientras trabajaba en la redacción del libro La Guerra Infinita [4]. Hasta el momento no he encontrado a nadie que haya podido dar una reconstrucción, una interpretación a la medida de desmentir mi tesis o de refutar sus aspectos de fondo.

Empecemos con una pregunta esencial. ¿Quién provoca un escándalo por atreverse a poner en cuestión lo que los bienpensantes consideran como adquirido? ¿Quién es el enemigo?

A finales del año 2002, el Pentágono difundió un documento que llevaba una firma muy importante, la de Donald Rumsfeld [5]. En 2002, Donald Rumsfeld no era todavía ministro de defensa, pero es importante no perder de vista el hecho de que desde finales de 2002 el Pentágono calculaba que en 2017 el enemigo principal de Estados Unidos sería China. Se puede preguntar, ¿por qué en 2017 precisamente?

Respuesta: porque es el resultado de los cálculos y las extrapolaciones efectuados por los centros de investigación militar. Basta con introducir en el ordenador, como seguramente lo habrán hecho los analistas del Pentágono, los datos de tendencias demográficas, económicas, tecnológicas y militares de China para constatar que si el crecimiento de China prosigue al ritmo actual de 7-8% de su producto interior bruto como media anual (como lleva haciendo durante unas dos décadas), hacia 2017 mil trescientos millones de individuos comenzarán a consumir “demasiado”. Es decir, que comenzarán a comer tanto pan como nosotros, a beber tanta agua como nosotros, a poseer tantos coches como nosotros y a consumir tanta gasolina como nosotros.

Y nosotros, los ricos (incluso si nosotros no somos todos ricos y simplemente nos hemos aprovechado de las migajas que han caído de la mesa de los ricos), que no somos más que mil millones de individuos, ya hemos dañado gravemente la naturaleza que nos rodea por el tipo de consumición que vamos arrastrando. Imaginémonos un poco lo que ocurrirá cuando mil trescientos millones de personas adicionales hagan su aparición en el mercado de la consumición con las mismas pretensiones de derroche que nosotros. Es evidente que no habrá sitio para ellos y para nosotros, a no ser que destruyamos el fundamento mismo de la vida sobre el planeta.

Además, ya en el día de hoy, un solo país puede tomar decisiones sin pedirle permiso a los Estados Unidos y a su presidente; ese país se llama República Popular de China. Para evitar malentendidos, hago la precisión de que no estoy emitiendo ningún juicio de valor sobre el régimen político y social que dirige China en este momento. Me limito a constatar los efectos actuales y potenciales de su desarrollo. Y si las cosas se encuentran así, no se puede eludir una pregunta: ¿quién decidirá lo que tiene derecho a consumir China? ¿Y les autorizarán a consumir tanto como nosotros?


La guerra de los ricos

Hay una enorme tensión social en el mundo, que ha crecido más allá de todo límite precedente, entre ricos y pobres. El número de ricos se restringe, mientras se vuelven más y más ricos, y el número de pobres aumenta, mientras se vuelven más y más pobres. Esto representa el primer elástico, un elástico terrible que durante los últimos veinte años se ha estirado más allá de lo soportable.

La diferencia entre la quinta parte de la población más rica y la de la población más pobre se ha multiplicado por cuatro puntos y medio durante los últimos veinte años. Una quinta parte sería el 20% de la población más rica y la otra quinta parte, el 20 % más pobre. Cuatro puntos y medio por año. Es decir, que la globalización estadounidense (la llamo así porque han sido los Estados Unidos quienes han determinado esta fase de una manera absolutamente predominante) ha producido una acumulación monstruosa de riqueza a manos de una cantidad ínfima de personas.

De todos modos, esto sólo representa una parte del problema. Hay una segunda parte mucho más importante. Es el hecho de que hemos llegado hoy día a los límites del desarrollo. Eso tampoco había ocurrido nunca antes. Hemos conocido un siglo y medio de desarrollo (capitalista y no capitalista) que ha tenido un fuerte crecimiento en el norte del planeta y un crecimiento débil o inexistente en el sur.

Sabemos el modo en que se ha desarrollado la humanidad y lo observamos de forma distraída. Pero es nuestra vida cotidiana la que nos tendría que hacer reaccionar. En efecto, en la historia de la humanidad nunca había ocurrido que los hombres modificaran su entorno. Nosotros hemos llegado justo a ese estado. Aquí no podemos analizar todas las causas. Una vez más, me limito a constatar hechos. El límite, el techo de este desarrollo nuestro, a penas está por encima de nuestras cabezas; si nos ponemos de puntillas, rozamos el techo.

En todo el Occidente ya estamos obligados a cerrar nuestras ciudades porque no podemos respirar. Y ahora mismo, mientras hablamos, hay mil millones de hombres que no tienen agua para beber. Los cálculos indican que dentro de diez años habrá dos mil quinientos millones de hombres que no tendrán agua para beber. La alimentación de tres de los seis mil millones de habitantes del planeta ya es un problema.

Hoy día. ¿Qué ocurrirá entonces cuando los mil trescientos millones de consumidores a los que aludíamos antes entren en escena? A esas personas que querrán consumir tanto como nosotros, ¿cómo se lo podremos negar? ¿Y a los otros tres mil millones de personas que viven con un dólar al día? ¿Y a los millones de niños que mueren de hambre? ¿Cómo les explicaremos que no tienen derecho?

¿Y qué presidente de los Estados Unidos se levantará un buen día y explicará a los doscientos cincuenta millones de estadounidenses: “Queridos ciudadanos, no podemos seguir así. Tenemos que cambiar este sistema de vida, debemos concertar con el resto del monde algún medio para sobrevivir, tenemos que determinar con ellos nuestros niveles de consumición, nuestra calidad de vida?"

Eso supone sentarse todos juntos a la mesa (los representantes de Occidente, de Europa, de América, de China, de la India, del mundo árabe, todos juntos), sacar las pistolas de los bolsillos y dejarlas a un lado. Supone que comencemos a conversar de igual a igual, honestamente, sobre el modo en que tenemos que vivir, salvar nuestro planeta, evitar poner en peligro nuestros glaciares, nuestros recursos; que nos pongamos a pensar en el futuro de nuestros hijos y de las generaciones por venir.

Es una de las posibilidades. Desgraciadamente, no es la más probable. ¿Cuál es la alternativa? La guerra. Por eso vamos a la guerra. Vamos a la guerra porque el grupo que dirige los Estados Unidos y todos los grupos dirigentes occidentales son incapaces de decir la verdad sobre la situación actual del mundo. Estos hombres no tienen ni las herramientas culturales, ni la intención de hacerlo. Quizá sea una tarea demasiado grande, demasiado difícil, incluso peligrosa, ya que si un presidente de los Estados Unidos se alzara para decir cosas de este tipo, es probable que lo mataran al día siguiente. Existen poderes igualmente fuertes que obtusos, cuyo único interés es seguir así, como siempre lo han hecho, con la cabeza gacha, en busca de su propio provecho.

Pero hay que reconocer que en este asunto tampoco existe una alternativa cultural de peso.

El aspecto esencial es que no se trata sólo de una lucha entre los ricos y los pobres del mundo. Nos enfrentamos a una lucha completamente inédita que no puede contrastarse más con las viejas teorías del imperialismo, sino en términos más bien de supervivencia pura y simple del ser humano.

Habréis entendido que nos encontramos justo en la meollo de un viraje decisivo en la historia. Y sólo la complejidad de este terrible viraje puede explicar que el presidente de los Estados Unidos nos haya anunciado que entramos en una guerra muy larga, tan larga que durará una generación entera, incluso más. Es la guerra de los ricos contra los demás. Quieren llevarnos a esta guerra porque creen que saldrán victoriosos; no han sabido entender que ni siquiera los ricos resultarán vencedores. Una guerra sin vencedores.

Y yo os pregunto y me pregunto: ¿qué podemos hacer nosotros para no entrar en esta guerra? Personalmente no le veo sentido a ir a hacerse quemar, y menos aún, ir a hacerse quemar sin razón alguna. Porque precisamente no estoy convencido en absoluto de que esta guerra (una guerra que implica la matanza de cientos de millones de hombres) sea de ninguna utilidad para el destino de la raza humana. Y no nos ayudará tampoco a salvaguardar los valores occidentales de los que, puestos por escrito, estamos tan orgullosos.


Notas

[1] Pueblo del Valle de Aosta, en Italia (nota del traductor).

[2] Tras el periodo de tiempo pasado desde que se pronunciaron estas palabras, se han reconstruido muchos otros elementos de la situación, por parte del autor y de otros observadores. Se han publicado numerosos libros, en Italia como en el extranjero. Todos apoyan la interpretación que aquí se avanza.

[3] Conviene señalar que esta noticia a duras penas ha sido difundida por los periódicos italianos, y que ha pasado completamente en silencio por parte de las televisiones italianas públicas y privadas.

[4] La Guerra Infinita (Feltrinelli, Milán) se publicó a comienzos del mes de marzo de 2002. Ediciones del Leopardo y revista El Periodista publicaron una versión en castellano de este ensayo en Santiago de Chile, 2004.

[5] En realidad, como se ha sabido más tarde, este documento formaba parte de un estudio mucho más amplio que llevaba la firma, junto con la de Rumsfeld, de casi todos los miembros más destacados de la actual administración estadounidense. Se trataba del PNAC (Project for a New American Century), una especie de manifiesto estratégico de los new cons, es decir, los que se definen como los “Nuevos conservadores”.

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* Actualmente eurodiputado.
En el periódico digital Voltaire de la Red Voltaire
www.voltairenet.org.

Traducido del italiano por Francisco José Justicia Cano.

Guerra y mentira II.

EL 11 DE SETIEMBRE Y LA CRISIS ECONÓMICA



El asunto del 11 de septiembre tiene el aspecto de haber sido una gran operación política. Los dirigentes de Estados Unidos se esperaban un gran enfrentamiento, pero un poco más tarde. Hubo un imprevisto. Y el imprevisto fue que Estados Unidos se detuvo.

Durante veinte años nos han contado que el modelo estadounidense era el mejor, que la locomotora estadounidense dominaba el mundo y que lo único que se podía hacer era imitar a los Estados Unidos, pero las cosas no han sido así...

Un panorama de la actualidad con óptica europea, mas no por ello menos dramático.

Giulietto Chiesa*


La oposición a la guerra (nuclear) infinita

No estoy intentando vender esperanzas. Quien vende esperanzas en un momento semejante no es más que un charlatán. Esperanza no hay más que una, la de organizarnos para impedir que esta guerra continúe. Es muy difícil, sobre todo porque tenemos poco tiempo en nuestras manos. La guerra contra Iraq todavía está humeando. Otras guerras vendrán, y serán guerras asimétricas.

Entre ellas, las habrá grandes y las habrá menores. Después de Iraq le tocará el turno a Irán. Los planes de Wáshington lo exigen así porque los Estados Unidos tienen que eliminar a todo adversario intermedio. A todos, antes de enfrentarse con China. O mejor dicho, para ser más precisos, las guerras intermediarias tendrán como función mantener un estado de tensión permanente que a su vez permitirá a los Estados Unidos desarrollar un terrorífico programa de rearme.

China podría convertirse también en un adversario contra el que no se luche, con la condición de que haya sido puesta previamente en un estado de inferioridad absoluta y, en cualquier caso, en una situación en que le sea imposible rivalizar con la potencia militar estadounidense y de acercarse (incluso de lejos) a unas condiciones de igualdad. De ahí que la destrucción de los obstáculos intermedios tiene por función el preparar estratégicamente el gran enfrentamiento: de este modo podrá ser evitado por la rendición del enemigo potencial. Rendición preventiva. Para ello hay que derribar Iraq e Irán.

El señor Bush no bromea cuando habla de los responsables del eje del mal. Ya los ha designado, enumerado y puesto en su punto de mira. Ahora se trata de encontrar el medio y los pretextos para liquidarlos, ya que resulta evidente que la verdadera razón por la que lo harán será inconfensable.

La nueva doctrina nuclear de los Estados Unidos lo confirma todo al declarar abiertamente que las bombas atómicas serán utilizadas como armas convencionales. Nos lo dijeron en marzo de 2002. La única condición impuesta a su utilización serán evaluaciones de interés político, evidentemente no según un criterio militar. Incluso enfrentándose a países que no poseen tales armas, el uso de las armas atómicas es libre.

Sin embargo existe una posibilidad para evitar esta guerra. En Italia había un movimiento importante de la población que no quería entrar en ella. Y también en Italia el 93% de los diputados, incluidos los de centro-izquierda, votaron a favor de la guerra contra Afganistán, cuando todo lo que veo y siento al recorrer el país es que una gran parte de la población no deseaba esta guerra. Así que podemos sacar la conclusión de que el parlamento italiano no representa de modo alguno a la mitad (una mitad abundante) de la Italia real. Hay un enorme vacío de representación democrática.

Hay que empezar por ahí con el fin de prepararnos para el futuro. Por ejemplo, debemos pedir a todos los futuros candidatos de todas las futuras elecciones, en todos los niveles institucionales (desde el consejo del barrio hasta el parlamento italiano, y hasta el parlamento europeo) que nos digan antes de ir a votar qué tienen la intención de hacer si resultan elegidos, qué compromisos están dispuestos a adoptar para con nosotros. Y ya que la guerra continuará y se multiplicará, tendremos que obligarlos a firmar un pacto con nosotros.

Nunca más a favor de la guerra. A los que no acepten firmar dicho pacto los consideraremos adversarios políticos, sean cuáles sean los partidos o las coaliciones a las que pertenezcan. Y tendrán que firmarlo públicamente, porque tenemos que combatir contra todo aquel que se declare a favor de la guerra, con todas las fuerzas de las que dispongamos y con la mayor intransigencia, por el respeto debido a las reglas democráticas.

En fin, dicho de otro modo, tendremos que apoyar a todo aquel que se comprometa a no defender la guerra. Creo que el tema de la guerra y de la paz es fundamental, y a partir de ahí debemos comenzar a construir nuestra defensa. Esta es la primera tarea que se nos impone.


El fin del desarme: el papel de China y de Rusia

Como protagonista, China. Los chinos han comenzado a rearmarse y lo hacen a un ritmo bien constante. Construirán centenas de nuevos misiles, centenas de nuevas ojivas nucleares. Disponen de la tecnología necesaria, y dentro de diez años será una tecnología muy depurada: por una parte se desarrollan muy rápidamente, y por otra disponen de los medios necesarios.

Asistimos a una nueva carrera de rearme que inaugura una fase totalmente inédita. Creíamos que aquella época ya había quedado atrás; pues bien, ha vuelto con todas sus fuerzas. Como segundo protagonista, Rusia junto con Putin. He definido la guerra en Afganistán de la siguiente forma: un nuevo gran Yalta asiático del que los estadounidenses han salido vencedores, sin condiciones, arrebatando de la influencia rusa a nada más y nada menos que cinco repúblicas de la antigua Unión Soviética.

La guerra afgana tuvo fin con la conquista estadounidense no tanto de Afganistán como de bases militares en Asia Central, principalmente la nueva base estadounidense de Kirguizistán, cerca de su capital, Bishkek, pero sobre todo no muy lejos de la frontera con China: el observatorio más próximo a Rusia y China que Estados Unidos haya tenido nunca en Asia. Es un cambio geopolítico con consecuencias inimaginables hace todavía un año.

La base de Kirguizistán servirá sobre todo para repara la interferencia electrónica de China y controlar todas las comunicaciones. Se están construyendo dos bases militares más en Uzbekistán y Tayikistán. Parece que hay otra en construcción, muy en secreto, en Turkmenistán. No tengo ninguna certeza sobre ello. He intentado varias veces obtener un visado para Ashgabat, pero nunca me lo han concedido. El secreto es absoluto.

Al mismo tiempo, otras dos antiguas repúblicas soviéticas han pasado a estar bajo el control directo de Estados Unidos: Azerbaiyán, con su parte de explotación del Mar Caspio y su petróleo, y Georgia, donde los estadounidenses han desplegado por primera vez tropas para armar e instruir la armada georgiana, así como vigilar la frontera meridional de Rusia.

Y pensar que todo había empezado como la gran guerra contra el terrorismo. El resultado ha sido una geografía política de Asia Central cambiada por completo. Putin se ha mordido la lengua y, en este sentido, ha sido prudente. No pone el grito en el cielo porque sabe que es inútil. Pero no hay que interpretar el silencio ruso como una aprobación. Hay gruñidos profundes y amenazadores; oírlos será cuestión de tiempo.

En diciembre de 2001 Putin lanzó el submarino Guepardo, el mayor submarino de alta tecnología que nunca hayan diseñado los investigadores militares rusos, es decir, soviéticos. Las mismas fuentes estadounidenses han escrito que se trataba de una novedad. Lo cual quiere decir que este submarino nuclear, armado al menos con 120 misiles de cabeza múltiple, se ha vuelto un arma estratégica extremadamente peligrosa. Desde la caída de la Unión Soviética es la primera vez que Rusia lanza un submarino nuclear, un año después de la tragedia del Kursk.


El abandono de los continentes pobres

Respecto a los otros compañeros del mundo, no creo que tengan gran importancia en este momento. El partido se juega en los términos que acabo de indicar. África entera cuenta con mil millones de habitantes y 23 guerras en curso. Como mucho, se producirá un aumento de desembarque de inmigrantes en nuestras costas. Creo que la supersociedad global que se está construyendo no tiene más que formar regiones marginales.

El resto del mundo vivirá a un lado. Nosotros somos consumidores de energía vital, y esos millones, o más bien miles de millones, de personas contra quienes lucharemos por la energía serán, no sólo inútiles, sino también nocivas para la sociedad del futuro. No se necesitará tanta mano de obra y, como consumidores, serán demasiado pobres para suscitar ningún interés.

Ese enorme "resto del mundo”será abandonado a su suerte, y si los 250 millones de estadounidenses (para ser más precisos, el 10% de esos 250 millones) y los otros 800 millones de “ricos” que pueblan el planeta (los que comen de las migajas, porque los verdaderos ricos y sus familias no son más que unos sesenta millones) quieren seguir consumiendo lo que consumen por ahora, el resto del mundo tendrá que resignarse a consumir mucho menos, o sea, a vegetar o a morir.

Tendrán que morir muchos, y ya están muriéndose. Según los datos de Naciones Unidas se había decidido reducir en un 20%, de ahora a 2015, los millones de personas que pasan hambre. Pero han pasado seis años desde que comenzó ese programa, y el número de personas muertas de hambre aumenta. Hoy día más de ochocientos millones de habitantes comen poco y mal. El resto del mundo ha quedado fuera de juego en esta perspectiva, en este proyecto.


El 11 de septiembre y la crisis económica en Estados Unidos

Así pues, todo el asunto del 11 de septiembre tiene el aspecto de haber sido una gran operación política. Los dirigentes de Estados Unidos se esperaban un gran enfrentamiento, pero un poco más tarde. Hubo un imprevisto. Y el imprevisto fue que Estados Unidos se detuvo. Durante veinte años nos han contado que el modelo estadounidense era el mejor, que la locomotora estadounidense dominaba el mundo y que lo único que se podía hacer era imitar a los Estados Unidos; lo mejor es que a pesar de todo continúan repitiéndonoslo.

Pero ha habido un accidente, Estados Unidos se ha detenido. Nos han hecho saber oficialmente en noviembre de 2001 que habían entrado en una fase de recesión, y noviembre, como todo el mundo sabe, viene después de septiembre. Pero a la vez que anunciaban la buena nueva, nos dijeron que ellos (los que gobiernan) lo sabían desde abril de 2001, y abril, como todo el mundo sabe, viene antes de septiembre. Cuando leí esta noticia me dije: ¡Por Dios, ocho meses para dar al mundo la información más importante de los últimos veinte años!

Después me pregunté: aquellos ocho señores que se reunieron en Génova para formar el G8 en junio de 2001, ¿sabían que Estados Unidos se había detenido o no? Si lo sabían, nos han contado a todos un montón de tonterías. Se han reunido sabiendo que Estados Unidos estaba en crisis y no nos lo han dicho. Si por el contrario lo ignoraban, eso quiere decir que estos ocho señores pertenecientes a la cúpula directiva del mundo no poseen las informaciones esenciales sobre la situación mundial. Pero entonces, ¿quién tiene esas informaciones?

Si a eso le añadimos que durante aquellos meses fatales, de abril a noviembre, hemos asistido al hundimiento de una de las mayores multinacionales del sector energético, Enron Corporation, ¿qué debemos pensar? 40.000 personas en la calle de golpe; una empresa arruinada; dos billones de dólares perdidos, arrebatados por un grupo cuyo jefe se llamaba Kenneth Lay, amigo íntimo de George Bush y que también había financiado una gran parte de las campañas electorales de Bush, de Dick Cheney y de Donald Rumsfeld. ¿Todo eso no os parece extraño? Hay demasiadas coincidencias para pensar que el 11 de septiembre haya ocurrido por casualidad.

Tras este acontecimiento hay una gran maniobra. Terminada la época del gran enemigo ruso, la Unión Soviética ha desaparecido hace diez años y la globalización se ha detenido. ¿Quién la ha detenido? ¿Hay un culpable? No puede haber sido Osama Bin Laden, él vino después. Eso quiere decir entonces que Estados Unidos se ha detenido él solo. Estaban persuadidos (y habían persuadido al mundo entero) de que su globalización habría de continuar tal cual por toda la eternidad. La historia había acabado y ya no tendría por qué haber crisis cíclicas. Pero de pronto la máquina estadounidense se detuvo.

Es decir, que la historia ha vuelto a la vida según parece. Y siempre se acaba teniendo que rendir cuentas.

Y henos aquí que un elemento de diversión hace su aparición en el momento oportuno. Osama Bin Laden ha sido el deus ex machina que ha permitido desviar la mirada del planeta entero, distraerlo del desastre y poner en marcha al mismo un tiempo un motor que reemplaza al que ya se había estropeado.

Había que crearse un gran enemigo, y este enemigo intermediario ha sido el Islam. Intermediario y transitorio. Se servirán de él mientras siga probándose útil. Al verdadero enemigo ya lo describí más arriba y ya sólo me queda volver a mi punto de partida: el sistema de información funciona para ofrecernos una versión de los hechos que no se corresponde en absoluto con la verdad.

Nos impide, pues, saber qué ocurre, a nosotros y a todos los millones de individuos, de hombres y mujeres que se conmueven y sufren ante las pantallas de sus televisores.

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foto
* Actualmente eurodiputado.
En el periódico digital Voltaire de la Red Voltaire
Traducido del italiano por Francisco José Justicia Cano.

Guerra y Mentira: última parte.

EL SISTEMA INFORMATIVO Y LA GUERRA EN IRAQ

foto¿Cómo se podía justificar un ataque contra Iraq? Había que proporcionar previamente a la opinión pública internacional la prueba de que Saddam Hussein estaba en posesión de armas nucleares y biológicas. Con este fin se fundó en Estados Unidos los que algunos llaman el «gabinete para la información y la desinformación», en inglés el Department of Strategic Influence.

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos es el Pentágono el que se ocupa de esos asuntos. Antes sí que existía una cosa del mismo tipo, pero dependía del Departamento de Estado.

Ahora el Department of Strategic Influence está en manos de Donald Rumsfeld.

Giulietto Chiesa*


El Pentágono emite una serie de documentos que el sistema mediático mundial se encarga de difundir inmediatamente. Preparan a sus amigos, como ellos dicen. Les preparan (y nos preparan) diciéndoles muchas cosas de entre las cuales algunas son ciertas, otras son medio ciertas, y otras son completamente falsas. Así resulta muy difícil discernir entre la información y la desinformación.

Y además lo sabemos; la guerra de Vietnam comenzó con una gran invención, la acusación hecha contra los pérfidos vietnamitas de haber atacado navíos estadounidenses en el golfo de Tonkín. Sólo bastantes años después, cuando la guerra ya había acabado, se descubrió que no había existido tal ataque.

Hacer la lista de este tipo de manejos exigiría redactar libros enteros. Lo que nos deja estupefactos es el hecho de que los periodistas (los italianos los primeros) caigan siempre en la trampa y no aprendan la lección.

La sociedad civil estadounidense

En lo que respecta a los Estados Unidos, es difícil esperar que los que se oponen a esta guerra se vuelven los suficientemente numerosos como para obligar a la administración a que cambie el rumbo. Las razones son múltiples y profundas, y debemos reflexionar sobre ellas a fondo. Durante décadas nos han presentado a los Estados Unidos como modelo de la democracia occidental. ¿Son así las cosas? ¡No! Estados Unidos ya no es el modelo de la democracia occidental. Hace bastante que dejó de serlo.

Respecto al desarrollo de la sociedad civil Europa está mucho más avanzada que los Estados Unidos. Mirando las cosas detenidamente, incluso el sistema electoral estadounidense (que hemos intentado copiar sin comprender que cada democracia tenía su propia historia) se muestra mucho menos democrática que nuestros escrutinios proporcionales obsoletos. Incluso en los países europeos donde se practica el escrutinio mayoritario, se trata de sistemas electorales mucho mejor articulados y menos embalsamados que el bipartidismo absoluto de los estadounidenses, donde las diferencias entre los dos partidos son ahora tan imperceptibles que elegir parece desprovisto de todo sentido.

Es por ello que, con toda lógica, la mayoría ni siquiera va a votar. Por otra parte, el nivel de formación democrática –y de información política– del ciudadano estadounidense es muy bajo.

No se trata de estar en contra o a favor de los Estados Unidos. En cuanto a mí, yo he vivido y he trabajado allí. Conocí una sociedad dinámica y muy diversificada, pero también replegada sobre sí misma, reducida a la adoración del rendimiento y de la carrera profesional y, en la mayoría de los casos, incapaz de defender sus propios derechos. En todo caso, desprovista de organizaciones que le den la posibilidad de defenderse.

No es una casualidad que entre todos los países del Occidente avanzado Estados Unidos sea el único que mantenga la pena de muerte.

El hecho es que vivimos en un mundo donde un porcentaje importante de los artículos publicados en las páginas de nuestros periódicos está consagrado a la exaltación de la democracia estadounidense. Reflexiones como las que estoy exponiendo no tendrían lugar en las páginas de un periódico de gran tirada en Italia.

Unos diez días después del 11 de septiembre, cuando el presidente ha transmitido su mensaje al pueblo en todas las cadenas de televisión, no encontró nada mejor que decir que la siguiente frase: “volved a ir de compras”. Al oírlo sentí un escalofrío. ¿No tenía nada mejor que hacer que una llamada a llenar los centros comerciales, los templos del consumismo?

Algunos días después vimos las colas de miles de consumidores estadounidenses que se habían levantado a las seis de la mañana para ir a las rebajas de fin de temporada. Anticipadas para la ocasión. Así que, si lo que nos dicen es verdad, que Estados Unidos nos lleva siempre veinte años de adelanto, lo que nos arriesgamos a ver en ese espejo es a nosotros mismos. Horror.

Tal vez también los chinos se reflejan ahí, unidos por la idea de que hay que consumir siempre más, derrochar siempre más, divertirse siempre más y así del mismo modo en una especie de compulsión repetitiva. Y la compulsión es el síntoma de una grave enfermedad mental, por lo que me resulta difícil no tener la impresión de que millones de estadounidenses han llegado a un alto nivel de lobotomización.

Mirad sus ciudades, construidas a la medida y en función de los centros comerciales, de los “malls”. Ya no se va de paseo, se va a comprar algo en los centros comerciales, se va a visitar los centros comerciales, como antiguamente se iba a visitar un museo.

Por eso me parece improbable esperar de parte del pueblo estadounidense una respuesta masiva y hostil en contra de la guerra. Quien ha sido tocado por el virus del hiperconsumismo, quien ha recorrido hasta el final el camino para convertirse en un consumidor impenitente, difícilmente concibe ni siquiera la existencia de los problemas que tratamos aquí. Nos lo ve, así de simple. Se ha vuelto ciego. Si bien es verdad (como lo hemos resumido eficazmente) que durante la última década los estadounidenses se han enriquecido mientras dormían, ¿cómo hacerles entender que tienen que despertar? Para ellos es difícil. Para nosotros también, dentro de poco, será difícil.

También se ha dicho precisamente que Estados Unidos era el único país del mundo donde la idea de ahorro ya no existía y donde la gente gasta más de lo que gana. Es una situación completamente anormal. La deuda de los Estados Unidos con el resto del mundo se eleva a unos doce billones de dólares y continúa creciendo a razón de unos mil doscientos o mil quinientos millones de dólares por mes. ¿Cómo se puede imaginar vivir en paz en un mundo donde un país de 250 millones de habitantes consume él solo un tercio de los recursos mundiales, y es el origen de casi un cuarto de la polución del medioambiente, nuestra casa común?

La súper sociedad global

La verdad es que nos dirigimos hacia una súper sociedad global dirigida por una súper clase global de súper ricos de todas las partes del mundo, que vivirán en ciudades reservadas, vigiladas por sus policías privados, porque los policías nacionales estarán destinados exclusivamente a controlar a los pobres. Ya asistimos a ese tipo de organización urbanística. En Johannesburgo, Sudáfrica, las ciudades de ricos separadas ya existen. En Moscú hay barrios enteros concebidos expresamente para los ricos, con grandes edificios donde se encuentra de todo (campo de golf, gimnasios, tiendas, paseos, jardines de infancia, colegios) con una entrada única vigilada por agentes privados y muros altísimos.

Esa es la imagen del futuro.

Las elites ya no necesitarán vivir en un solo país, vivirán en el mundo entero, en los lugares que les estarán reservados. Ya no será posible mezclar las clases porque será demasiado peligroso para ellas. Así es la idea que se impone en el mundo hoy día. La idea de los que podrán consumir, y consumir en abundancia, mientras que el resto, la aplastante mayoría, permanecerá fuera.

Una parte relacionada con los servicios indispensable tendrá acceso al interior y podrá beneficiarse de los restos de ese bienestar. Los otros podrán morirse, porque son inútiles. Y la prueba del hecho de que serán inútiles es una tautología: serán inútiles porque habrán perdido el tren que lleva al éxito.

Ahora bien, los que pierdan en esta súper sociedad de poderosos ávidos estarán de todo modos equivocados y ningún capitalismo compasivo vendrá a ayudarles. Así que, ¿por qué seguir dejándoles impunemente consumir aire, agua y alimentos?

Tras la guerra de Iraq

Sabíamos que la sangre iba a correr, mucha sangre: nos la han enseñado, mezclada con el polvo del desierto. Esta vez han decidido que las cosas funcionarían mejor así. Ya no se trataba de una misión humanitaria, que hubiera exigido mayor delicadeza. Iban a Iraq para darles miedo a los réprobos que continúan poblando el mundo.

Era necesario, pues, que la sangre se viera y que estuviera seguida de un castigo ejemplar, duro, implacable. Una guerra emblemática, una guerra ejemplar, un aviso.

La segunda guerra de Iraq de los Estados Unidos ha tenido su necesaria coreografía imperial, previamente reglada, ejecutada con la mayor precisión.

En realidad ha habido algún que otro error. Las cadenas imperiales debían contentarse con instilar el miedo. No se había previsto ningún otro mensaje. Pero las televisiones árabes han venido a arruinar las fiesta de esta cuarta guerra del Imperio. Por primera vez en la historia de los medio de comunicación globales –Kabul no fue más que un modesto preestreno– han comenzado a contarnos la dolorosa historia de los vencidos.

Peor todavía: no la de los perdedores ingenuos que entretienen en secreto la esperanza de David, poder derrumbar a Goliat de una sola pedrada entre los ojos. No, la televisión árabe nos ha contado la guerra a través de los ojos de los perdedores que saben que no pueden ganar, que no se hacen ilusiones; que son conscientes de que en el peor de los casos morirán como perros, y en el mejor, salvarán sus vidas y las de sus hijos para vivir esclavizados.

Y como las televisiones occidentales no podían mostrar gran cosa, encerrados como estaban en grandes hoteles cuidadosamente alejados del blanco (aunque, como ya se sabe, hubo algún que otro fallo en el punto de mira), el mundo entero ha visto durante las dos primeras semanas la imagen de los perdedores más que la de los vencedores. Eso produjo en efecto fantástico. Era como asistir a Hiroshima del lado de los japoneses. Una primicia absoluta, incluso si bajo este punto de vista el heroísmo de los pilotos de Enola Gay, los que lanzaron la bomba, resultaba menos evidente.

Sea como fuere, resultaba difícil interpretar aquello que teníamos frente a los ojos como heroísmo. Porque todas aquellas tropas de ataque tan bien equipadas, con todas aquellas máquinas suspendidas alrededor, con todos esos aviones arriba y helicópteros a los lados, tenían el especto de robots programados para llevar una libertad sin manual de instrucciones.

Como personas que hubieran aterrizado en la Luna completamente equipados para la plantación de manzanos y perales. Y lo más extraño era descubrir que, entre las cavidades de la Luna, había gente que permanecía allí y combatían sin ninguna esperanza de vencer. No querían aquellos manzanos ni aquellos perales.

¿Podían haberlo previsto? Ciertamente, George Bush y Tony Blair no lo habían previsto. Mientras redacto estas líneas finales, el escándalo de las falsas armas de destrucción masiva, las mentiras proferidas al mundo entero para declarar la guerra contra Iraq, ya han explotado. Ganada en mayo, la guerra iraquí se transforma en derrota en el mes de agosto. La guerra en Afganistán continúa. La idea de una paz palestina concebida como una capitulación de los palestinos ante Sharon se ha desvanecido. Ya pueden tirar el plan trazado a la basura.

En fin, ninguno de los objetivos declarados por George Bush se ha cumplido.

La única, la verdadera, la gran guerra emprendida por Bush ha sido la dirigida contra Europa, dividiéndola –por el rasero de la guerra de Iraq– y preparando los diez caballos que se dispone a hacer entrar en sus muros. Europa, Troya mal guardada e ignorante del peligro, albergará muy pronto a diez aqueos más estadounidenses que los Estados Unidos.

En dicho contexto, el papel que podría haber representado para frenar la estrategia imperial estadounidense se vuelve extremadamente problemático. Francia y Alemania aguantan, pero Bush tiene de su lado a Blair, a Berlusconi y a Aznar, quienes en la “vieja Europa” representan el papel de aliados de los “diez aqueos de la nueva Europa”. París y Berlín están aplastados.

Respecto a la Rusia de Putin, ha perdido antes de empezar. Ejemplo sin precedentes en la historia de un país que se suicida, ha contemplado su propia caída sin hacer un gesto. Aceptó la anulación del tratado ABM en 1972 aportando su firma bajo la declaración formal del fin de su poder, incluso parcial. La ampliación de la OTAN hacia el Este tan sólo le ha hecho hacer una mueca. Finalmente, ha perdido Asia Central sin rechistar.

Dentro de quince años Rusia se verá reducida a menos de cien millones de habitantes y flotará sobre sus fronteras actuales como las ropas de un gigante sobre las espaldas de un enano. Quizá tenga todavía misiles, pero ya no le servirán (como sucede actualmente) para ejercer una presión política sobre el Emperador, utensilios herrumbrosos e inútiles.

De China todavía tendremos que hablar durante un largo tiempo. El destino y la historia le han dado un papel preponderante en el siglo que acaba de comenzar. China es el verdadero problema de Wáshington. A China se consagró el PNAC, el “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano”. Los dirigentes chinos lo saben a ciencia cierta. Y ninguna recuperación, o recuperación parcial, de Wall Street permitirá desembarazarse del problema, que se opondrá al axioma de Bush, que también fue el de Reagan: el nivel de vida estadounidense no es negociable.

Muy pronto ya no habrá sitio en el planeta para dos Américas, una blanca y otra amarilla. Incluso la hipótesis de englobar a China en el mercado occidental –como subalterna de los Estados Unidos, claro está– no resolvería el problema.

Este es el verdadero perfil de la situación a la que deberán enfrentarse nuestra generación y la siguiente: hemos llegado al final. El desarrollo que el mundo ha conocido no se puede prolongar indefinidamente. Hay que elegir (si se acepta el cuadro que acabo de trazar) quién puede sobrevivir en un mundo que ya está bastante en apuros.

Los que piensan, incluso en el seno de la izquierda, en términos de recuperación del viejo desarrollo (en el terreno económico) y que creen poder moderar las pretensiones del imperio (en el terreno político) están condenados al estupor y la impotencia ante los trágicos acontecimientos que se anuncian.

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foto Periodista italiano y diputado al Parlamento Europeo.
Los tres capítulos de este trabajo fueron traducidos del italiano por Francisco José Justicia Cano para el periódico digital de la Red Voltaire (www.voltairenet.org), de donde han sido tomados.

viernes, enero 18, 2008

El vilipendio

Luis Javier Garrido

El escándalo que ha generado en el país la designación de Juan Camilio Mouriño Terrazo, alias Iván el fino –hombre de confianza del neofranquista Partido Popular (PP) de España, y quien ha sido señalado como un traficante de influencias enriquecido en el poder al amparo del PAN–, como secretario de Gobernación del gobierno de facto, evidencia una vez más la creciente descomposición del grupo que se ha apoderado del aparato de Estado en México y la desesperación personal de Felipe Calderón ante el fracaso del gobierno espurio.

1. Los relevos en un grupo político revelan siempre una lucha de facciones, pero no son para cambiar el fondo de las cosas, aunque en esta ocasión parezca que todo va a empeorar, pues la designación de Mouriño, un ignorante arribista y fascistoide traficante de influencias, en vez de Francisco Ramírez Acuña, un ignorante y pedestre neocristero, no presagia más que una mayor intolerancia del grupo que gobierna de facto.

2. La designación de Mouriño obedece, sin duda, a la desazón de Calderón ante el desastre de su administración de facto, que muestran hasta las encuestas oficiales, pues la más reciente de Canal 40 establecía que se sigue desplomando en su índice de aprobación, ahora, según ellos, de 41 por ciento, mientras que sólo 29 por ciento estima que tiene las riendas del país, según Milenio Diario (16/1/08), porcentaje que va a descender más ahora con la entronización del gallego que deja a Calderón cada vez más como un bodoque en Los Pinos.

3. La cabeza del derechista Francisco Ramírez Acuña, titular saliente de Bucareli, rodó porque el equipo de jóvenes arribistas de Los Pinos lo culpó a) de ser el responsable principal de que la imagen de Calderón se siga deteriorando en los medios, como b) de no haber logrado la división del PRD y de que Andrés Manuel López Obrador tenga una creciente fuerza social, con el saldo de que c) la aprobación por el Congreso del “paquete estratégico” que demanda el capital trasnacional se le esté complicando a la alianza PRI-PAN. En una palabra, por ser el jalisciense, según estos jóvenes traficantes de influencias, demasiado primitivo ante la urgencia que tienen de hacer negocios en grande.

4. El arribo formal al mando del hijo del prestanombres de Vicente Fox, Juan Carlos Mouriño Atanes, busca, por otra parte, contribuir a la forja de una mayor unión entre los dos grupos de prevaricadores que se han apoderado de Acción Nacional: el de Fox y el de Calderón, con vistas a 2012.

5. La decisión, en fin, constituye un pago por su intervención financiera y política en la campaña del 2006, al PP de España, en manos hoy de neofranquistas, encabezados por José María Aznar y Mariano Rajoy, que piensan que por conducto de Mouriño podrán tejer sus redes de dominio económico y político sobre nuestro país más libremente, y fortalecer lo que ya se llama abiertamente “la nueva conquista española” (Proceso 1628), empresa de la que no son ajenos los actuales gobernantes del PSOE, que ya ayer se frotaban también las manos.

6. La llegada de Mouriño a Bucareli es de tal suerte conforme al librito monetarista impuesto por Washington, que preconiza que en el mundo de la globalización neoliberal los cargos públicos los debe ejercer una “nueva clase política”, desprovista de conciencia social y de una visión histórica, sin ataduras nacionales, apátrida de ser posible, y sin más fidelidad que al capital.

7. Los esfuerzos de Mouriño por demostrar que cumple con el requisito del artículo 91 constitucional y que es “mexicano”, pues su madre nació en México y no en el pueblo gallego de Avión, como se ha publicado y parece ser cierto (Proceso 1627), son inútiles: él es cultural y políticamente un gallego, aunque haya nacido en Madrid.

8. Los extranjeros que han gobernado a México desde la Independencia han sido muchos, así que Mouriño no será el primero, aunque todos hayan sido gobernantes de facto. La lista incluye desde el general John A. Quitman, quien gobernó México entre 1847 y 1848, o el mariscal francés François-Achille Bazaine, quien ejerció el mando en el centro del país en 1863-1864 y el propio archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo, que trató de imponerse entre 1864 y 1867, hasta el nicaragüense Rogerio de la Selva, secretario particular de Miguel Alemán, quien asumía el mando durante las ausencias de éste del país en los años 50 del siglo pasado, o el aventurero francés Joseph-Marie Cordoba, quien complementaba y suplía a Carlos Salinas de Gortari en sus momentos de debilidad y asumió decisiones clave como imponer en 1994, a su manera, la sucesión de su jefe.

9. La prensa española del jueves 17 ha festejado, en consecuencia, el ascenso formal de Mouriño como un triunfo del neofranquismo español, pues el diario profalanquista ABC titula su nota ufanándose de que “el responsable de la política interior mexicana nació en Madrid de padres gallegos”, el gobiernista El País, del Grupo Prisa, señala que desde ahora “un madrileño dirige el Ministerio del Interior” y La Voz de Galicia al cabecear que es un gallego “el nuevo ministro del Interior”, enfatiza que es hijo del dueño del Celta de Vigo (olvidándose que ese mismo diario señaló hace años que Mouriño padre era prestanombres de Fox, quien es el verdadero dueño del club) y quien tiene innumerables negocios en México, entre ellos una red de gasolineras del Grupo Energético del Sur (GES), las que como se sabe se agenció el joven Mouriño durante los años en que fungió de vicepresidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados en la 57 Legislatura (2000-2003).

10. Los gobernantes actuales pretenden que no son responsables de nada, pero no pueden engañar a un pueblo vilipendiado por ellos, que identifica bien a esos grupos de derecha que usurparon el poder, y a los que ya está llamando a cuentas.

martes, enero 15, 2008

La historia de la humanidad es la historia de la explotacion

Con palabras sencillas se pueden dar a entender aspectos profundos. Estos aspectos profundos los vivimos diariamente pero no los entendemos porque no se abordan, sencillamente porque nos consideramos seres superiores mas alla de nuestra naturaleza animal, porque idiosincraticamente nos consideramos hijos de Dios.
Actualmente y debido al avance vertiginoso de las tecnologias de comunicacion la estrechez del pensamiento individual somete al pensamiento individual como desde siempre al pensamiento social, situacion que el hombre a vivido desde que toma conciencia de si mismo, por lo cual resulta un hecho sencillo pero abordarlo harto complejo, no porque sea dificil digerir tal hecho sino porque la mayoria de los seres humanos no se detiene a analizarse a si mismo y las razones de su pensamiento, su conciencia, en otras palabras su individualidad. Por lo cual el hombre individual, que hereda un pensamiento social antiquisimo, esta atrapado en una individualidad que pertenece a una cultura que choca con un vetiginoso cambio en la sociedad global actual.
La sociedad global presente se debe a la comunicacion. Y esta la comunicacion afecta la vida individual de millones, en todos los aspectos, sean estos religiosos, economicos, politicos, sintomaticos, psicologicos, estudiantiles, tanto de forma individual, como familiar y social. Por lo cual , hoy el ser individual se puede insertar a la actividad de este movimiento masivo o estancarse en el pasado de la pasividad comunicacional y de la pasividad politica, cuando no y nunca de la pasividad economica, con lo cual quiero decir, que por el hecho de existir, es un ser economico que activo o pasivo es un ser explotador y explotado o explotable y por lo tanto contribuyente para el total de su comunidad y esta comunidad obtenga los mismos resultados, como comunidad activa o pasiva.
Ya que he tocado el tema de la pasividad y actividad individual del ser humano, debo señalar que el mismo pertenece a un sistema social, perteneciente a un sistema natural, por lo cual es el movimiento de su pensamiento el que generara cambios en su conducta y por lo tanto su conducta influira en tales sistemas. Asi que todo cambio en su pensamiento y por lo tanto en su conducta, sera criticado, siendo esta critica para el individuo motor o freno de acuerdo a su fuerza de voluntad.

Al crecer nuestro sueños se convierten en la realidad. Una vida no realizada, es una vida no aceptada. La fantasia inunda nuestra mente haciendonos complices de sus divulgadores. Por lo cual la divulgacion religiosa de la fe, mas que ser la divulgacion de la realidad es la divulgacion de fantasia colectiva y la frustracion individual. Un entorno dificil de comprender y de enfrentar como seres racionales es enfrentado como animales inferiores, sujetos a los temores y la cobardia, sublimando la realidad explotadora, por el premio a la sujecion, a la misma explotacion de la que somos sujetos en un entorno terrenal, puramente humano. Los dioses y demonios se configuran en las imagenes humanas buenas y malas, las que nos satisfacen instintivamente y que no aceptamos volviendose en la cantradiccion vivencial diaria.
Cierto que el ser humano tiene conciencia y capacidad para transformas su entorno, pero esta capacidad es transformada por los detentadores del poder actual en su beneficio. De ahi que el beneficio colectivo obedezca a los deseos y caprichos de unos pocos en perjuicio de las mayorias. El poder individual es inexistente debido a la inconciencia de uno mismo obligandose a no pensar para no ser llamado renegado o loco, desquiciado e inadaptado. Asi, el buey es aquel que pertenece a la manada y cobra identidad al ser reconocido como tal. El pèndejo es otro, el que no cabe.
Esto viene a colacion por las ideas falsas en las democracias occidentales y la divulgacion contemporanea del imperio en relacion a la existencia de las mismas, gracias al triunfo de los aliados, con Estados Unidos como lider, en la Segunda Guerra Mundial. Estas ideas se reflejan cupularmente despues del 11-S y destapan al verdadero imperio de explotacion general humano, y la risible comparacion de tales seres humanos como hijos del Dios de bondad y misericordia biblico. Cierto que despues de tal fecha, todas esas fuerzas oscuras se ven descubiertas como las fuerzas creadoras de un mundo fantasioso y que en todo occidente y oriente esplotan a los paises ricos en recursos pero pobres conceptualmente. Paises idolatras y cobardes, paises atrasados y vulgares adoradores de la vanidad material e impulsivos a la satisfaccion mediatica inmediata, adoradores de las imagenes en todas sus formas, impulsivos y sensuales. En Mexico los que no son cremas pertenecen al rebaño y si no eres de ninguno de estos frentes perteneces a los ultra. Sin conocer personalmente a nadie de estos equipos te pones la playera y de no tener ninguna, nuevamente te vuelves un extraño, no eres buey si pendejo.
Publicitariamente todo esto lo sabemos y la practica de la publicidad por lo tanto se enfoca al despertar de los instintos y su satisfaccion.

El desarrollo de la humanidad desde su aparicion en la tierra a estado ligada al desarrollo de los descubrimientos tecnologicos. Los descubrimientos tecnologicos a su vez han estado ligados a los avances de la ciencia humana. La ciencia humana a su vez cambia la concepcion del mundo o los paradigmas que rodean tan concepcion.
La historia de la humanidad es una historia compleja donde la explotacion del trabajo, los recursos fisicos y naturales a sido la base de su existencia. De tal forma que la explotacion debe ser analizada como el sistema de sistemas existenciales, teniendo el poder la capacidad de cohesionar todo subsistema hasta el limite. El poder propiamente es el apoyo fundamental del sistema de explotacion. Viendo la explotacion como esfera y no como circulo. Y el poder como el liquido amniotico que le da vida. De tal forma que la explotacion general y poder vive y se reproduce como un ser vivo y la busqueda de cambio resulta infructuosa porque tambien como sistema celular es productivo y reproductivo. Acaso lo que se busca es hacer del sistema de explotacion productivo y reproductivo con el poder algo estable. Pero es en este aspecto donde la resistencia de algunas celulas muestran su posicion enfermiza al cambio, lo que obviamente lleva a crisis de existencia a tal cuerpo, pero no a su agotamiento. Es dentro de este contexto que los analisis parciales de los subsistemas nos llevan a darles nombres totalitarios, cuando no abarcan tal totalidad y nos sumergimos en terminos ambiguos como capitalismo, globalizacion, neoliberalismo, que son subsistemas o enfermedades o estados saludables del sistema. Por lo cual analizar el capitalismo como una totalidad lo culpamos de todos los males sociales y naturales de la actualidad y por otro lado le damos una existencia limitada de 500 años.
La actualidad es mas compleja. El sistema de explotacion a crecido y celularmente ofrece mas formas de explotacion. Asi desde la celula familiar hasta la nacional se tendria que analizar parte por parte y su dependencia o sistemas mas grandes dentro o fuera de los mismos, de tal forma que la aceptacion de los paliativos para la existencia humana se aceptan hasta que las crisis provoquen convulsiones de gran magnitud.
El sistema mas grande de explotacion humana se da por parte de la organizaciones bursatiles que obtienen ganancias ilimitadas sin ser productivas, empujando a las actividades productivas a la obtencion de las mayores ganancias o su quiebre. Sin embargo la ignorancia por comodidad de esto por parte de los grupos humanos que tienen satisfechas sus necesidades y otros que son beneficiados por el sistema enfila a la humanidad a confrontaciones cada vez mas grandes.
Es dentro de este aspecto que no se puede recriminar a aquellas celulas que viven con comodidad dentro del sistema pero estos tampoco pueden recriminar a los que no. Otro punto es que el uso indiscriminado del poder humano, que por mucho tiene que ver con los aspectos ideales, enferma al sistema, haciendo del sistema humano de explotacion un sistema enfermo. Asi las ideas falsas de la realidad entorpecen por mucho el buen funcionamiento del sistema. El ser humano por tanto dentro de su organizacion abusa de su poder para explotar a otros. Siendo la religion y la politica en otros terminos la palabra y las armas un poder mal usado para explotarse y enfermarse cultivando una idea erronea de la realidad.
Cada uno de nosotros es un ser vivo, sujeto como tal a las necesidades de todo organismo viviente. Es este aspecto a la vista simple, el que a su vez hace compleja todas nuestras relaciones. Nuestra conciencia y tal conciencia penetrada por el poder mediatico nos hace olvidarnos de la relacion que mantenemos interiormente y externamente. La comprension, entonces de nosotros mismos y de nuestro entorno se podria hacer, pero con finalidades didacticas por medio de una teoria de sistemas simulando los sistemas naturales a los sociales.
Un aspecto de las ciencias sociales que lo hace diferente a las ciencias naturales es la ideologia religiosa que hace al hombre diferente a los animales y a los seres vivos, ubicandolo como una creacion diferente y sublime a imagen y semejanza de Dios. De tal forma que esa diferenciacion religiosa, ideologica, hace a las ciencia naturales diferentes a las ciencias sociales.
Asi dentro de las ciencias sociales se le da al hombre la capacidad de poder concientizar sus actos e influir en el comportamiento de las masas humanas y darle a los estudios sociales el caracter predictivo y aun a teorias historicas el caracter de ciencia. Eliminando por tanto las diferencias de los diferentes organismos humanos como sistemas individuales dentro de organismos sociales como sistemas sociales dentro de ambientes naturales como sistemas naturales, al final formando todos un sistema complejo que sistetizamos para su comprension, no pudiendo quedarnos con la idea parcial como definitiva, sino dejandolos con el caracter de la duda con la intencion de comprender determinado comportamiento de un organismo determinado y predecir su comportamiento con las influencias externas posibles.
De tal modo que el sistema imperial de los E.E.U.U. tiene influencia sobre sistemas nacionales y tambien otros sistemas sobre sistemas mas debiles. Dandose tal fortaleza o debilidad de acuerdo al poder ideologico y militar que hace sentir a unos mas y a otros menos, pero ejecutandose esta fortaleza fisicamente como en el caso de Irak como claro ejemplo en nuestros tiempos y en Mexico con el fraude electoral impulsado por oligarcas nacionales y extranjeros como ejemplo velado. Pero podemos distringuirlo por medio del comportamiento de esos grupos oligarcas que enferman la realidad presente alterando a la misma por medio de los canales que impulsan la creencia de un bienestar general inexistente.

Dentro de estas certezas, tenemos que aceptar que no todos somos Einstein, que no todos nos detemos a pensar en la propia individualidad en las actitudes personales y menos en las necesidades sociales y comunitarias. Dejamos a los lideres politicos los destinos de nuestro pais, y muchos de estos lideres politicos son antipatriotas y buscan el enriquecimiento individual antes que el bienestar social. Aunque sus promesas de campaña y utilizando los medios al servicio del grupo oligarca al que pertenecen sean completamente hechados a la basura de tal forma que el servicio publico sea un servicio particular y de grupo.

La historia de la humanidad es la historia de la explotacion y la explotacion de la fuerza laboral la mas preciada para los oligarcas en todas las partes del planeta.

LA EXPROPIACIÓN PETROLERA

LA EXPROPIACIÓN PETROLERA

(1876 – 1938)

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En 1876 se perforó con éxito en México el primer pozo petrolero. Desde entonces, el curso de la industria petrolera mexicana se ha establecido por la interacción de factores geológicos, económicos y políticos. Antes de 1910 se formó una gran industria de petróleo crudo en la costa del golfo de México gracias a las condiciones favorables para la inversión y a importantes descubrimientos de depósitos petrolíferos. Tanto las compañías estadounidenses como las británicas competían para dominar el mercado de exportación de petróleo crudo y el mercado interno de productos refinados.

Durante todo este periodo, los sucesos estuvieron influidos por dos actitudes o posiciones mexicanas recíprocas, muy diferentes: una actitud antiestadounidense y el nacionalismo económico. El nacionalismo económico, una determinación para evitar la explotación por parte de empresas extranjeras, especialmente por parte de Estados Unidos y sus grandes compañías petroleras, y controlar su propio destino económico, se convirtió en una preocupación similar que ha llegado hasta la vida política moderna de México. Estas dos actitudes se afianzaron durante los primeros días de la experiencia petrolera mexicana.

EL RÉGIMEN DE DÍAZ

El temor de Díaz de que un monopolio estadounidense dominara la industria petrolera mexicana, ocasionó la entrada a México de un gran empresario de la industria petrolera, el inglés Weetman Dickinson Pearson.

En 1906, el gobierno mexicano otorgó a Pearson grandes concesiones petroleras en tierras desocupadas pertenecientes al gobierno en cinco estados. El secretario de Hacienda, Limantour, aprobó la concesión para evitar el dominio de la Standard Oil.

Finalmente, en 1910, Pearson tuvo éxito en su búsqueda de petróleo. Después de haber gastado varios millones de libras esterlinas y haber perdido su primer yacimiento debido a un incendio, descubrió el yacimiento más grande conocido hasta entonces en el mundo, POTRERO DEL LLANO No. 4, que produjo más de 100 millones de barriles de petróleo en sólo ocho años. Para desarrollar este yacimiento, Pearson formó la Mexican Eagle Company, conocida como El Águila. Después de la incorporación de esta empresa, Porfirio Díaz hijo, se convirtió en miembro importante del consejo de directores, Pearson desde entonces no tuvo problemas financieros en México.

Desafortunadamente, el ciudadano mexicano promedio, golpeado por la pobreza y la desigualdad social, no gozó de los frutos de esta bonanza petrolera. Por esta razón, el auge petrolero fue considerado como un ejemplo de la dominación económica extranjera apoyada por Díaz y los científicos que eran considerados como los beneficiados por la riqueza petrolera (lo que no ha cambiado).

En 1910 existía un enorme desconcierto en todo el país, la época del presidente Díaz se acercaba a su fin. Las concesiones que Díaz había otorgado a los capitalistas europeos, en especial a Pearson, provocaban enojo y resentimiento entre la comunidad estadounidense en México. La Standard Oil of New Jersey, con su riqueza y sus conexiones políticas, era un importante oponente del envejecido presidente. La combinación del descontento popular y el disgusto de las empresas norteamericanas estaban destinados a aplastar el régimen de Díaz con una revolución, en donde los intereses petroleros extranjeros desempeñaron una parte importante de la intriga revolucionaria.

EL RÉGIMEN DE MADERO

La conducta de las empresas petroleras extranjeras durante el Régimen de Madero se caracterizó por un cambio de papeles entre las compañías estadounidenses y británicas y por la agresiva intervención de los asuntos internos de México del embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, artífice del asesinato de Madero. La caída de Díaz fue un duro golpe para Pearson y para los intereses petroleros de El Águila.

A pesar de su optimismo inicial de que Madero podría estabilizar las condiciones en México, el embajador Wilson y la comunidad estadounidense pronto se dieron cuenta de que él no podría evitar intentos de golpe de Estado, ni controlar el movimiento contrarrevolucionario del Gral. Orozco.

El gobierno de México debía restaurar la ley y el orden o admitir su incapacidad para hacerlo. En este último caso, Estados Unidos se vería forzado a “considerar qué medidas debía adoptar para resolver la situación a fin de defender sus intereses económicos” (ahora el pretexto que están utilizando es el supuesto combate al narcotráfico a través del Plan México o Iniciativa Mérida). El problema no era el conflicto bélico, sino el cobro de .03 dólar por barril, que era un impuesto que se aplicaba tanto a británicos como estadounidenses, el escándalo que provocó esta situación fue tan grande, que intervino el propio presidente de los Estados Unidos, quien le envió a Madero un ultimátum, en el que le recordaba “la gran obligación moral de prestar especial atención a los intereses de la Unión Americana”, y que fue hábilmente utilizado por su embajador Wilson, en complicidad con Huerta y Félix Díaz para planear el complot para derrocar y asesinar a Madero y a Pino Suárez, conocido como el “Pacto de la Embajada”.

LA DICTADURA DE HUERTA

A pesar de la petición de Wilson, Estados Unidos nunca reconoció al gobierno del general Huerta. La opinión pública de Estados Unidos, encabezada por la prensa, condenó el asesinato de Madero.

Durante esta etapa de la Revolución Mexicana, las empresas petroleras extranjeras concentraron su atención en dos áreas: la defensa de sus propiedades contra la depredación de las fuerzas federales y constitucionalistas (es decir, rebeldes), y en intentar influir en la política de sus gobiernos para que reconocieran el régimen de Huerta, lo que se convirtió en un tema diplomático de relevancia.

Mientras tanto, en Estados Unidos, las empresas que tenían grandes inversiones en México ejercían presión sobre el Presidente Wilson para que reconociera el régimen de Huerta. Cuando se hizo obvia la utilidad de esta petición, apoyaron la intervención militar por parte de Estados Unidos para proteger sus propiedades. La situación se tornó más complicada el 3 de mayo de 1913, cuando Gran Bretaña reconoció el régimen provisional del general Huerta.

La excusa que utilizó el gobierno estadounidense para una nueva intervención fue que siete de sus soldados fueron arrestados en Tampico y puestos en libertad más tarde pidiéndoles disculpas. El almirante Henry T. Mayo exigió una excusa formal que incluyera 21 cañonazos para la bandera norteamericana, lo cual Huerta se negó a hacer. Los marines estadounidenses ocuparon Veracruz durante los siguientes siete meses, pese a la heroica resistencia que opuso el pueblo veracruzano.

EL RÉGIMEN DE CARRANZA

Contrariamente a las expectativas del gobierno de Wilson, la derrota de Huerta y la victoria de los revolucionarios aumentaron los problemas a los que los Estados Unidos enfrentaban en México, esto obedeció al estallido de la primera guerra mundial en Europa. Los objetivos de la política norteamericana eran a menudo contradictorios, por una parte querían imponer la “ley y el orcen” tan pronto como fuera posible, y la mejor manera de lograrlo era apoyando a uno de los bandos en lucha. Pero el gobierno de Wilson también quería un gobierno mexicano dispuesto a aceptar la preeminencia norteamericana. Fuera de la intervención armada, la mejor manera de obtener esto era enfrentando entre sí a las partes contendientes.

Al principio Wilson apoyó a Villa y confió en el triunfo de éste. Sin embargo, animado quizá por el deseo de impedir que cualquiera de los dos bandos obtuviera la victoria total, los norteamericanos evacuaron Veracruz en diciembre de 1914 y la entregaron a las tropas de Carranza que se hallaban cerca. Evidentemente Washington tenía sus esperanzas puestas en un arreglo entre los diversos movimientos mexicanos, pero cuando la lucha continuó, cambió de táctica.

El 2 de junio de 1915 Wilson dirigió una áspera nota a los beligerantes conminándolos a llegar a un acuerdo lo antes posible. De lo contrario el gobierno norteamericano se vería “constreñido a decidir qué medios debían emplearse para ayudar a México a salvarse a sí mismo. El Departamento de Estado también pensó en “resolver” el problema mexicano mediante un golpe militar que eliminara a los jefes revolucionarios: Carranza, Villa y Zapata.

Finalmente, los norteamericanos decidieron convocar una conferencia panamericana, en la que participarían representantes de Argentina, Brasil y Chile. Al hacer esto, perseguían dos objetivos: disipar la sospecha de que los Estados Unidos tenían intenciones agresivas y favorecer sus propios intereses al darle un cariz panamericano. No la pudieron realizar porque se percataron que resultaría imposible llegar a formar un gobierno mexicano por intermediación de los jefes menores, debido a la desigualdad de fuerzas entre las facciones revolucionarias

Fue en ese momento cuando las simpatías norteamericanas por Villa menguaron rápidamente, al empezar éste a exigir contribuciones económicas cada vez mayores a las compañías norteamericanas. Carranza, por el contrario se había comprometido a “proteger las vidas y propiedades de los extranjeros, conceder una amnistía general a mexicanos y extranjeros, garantizar la libertad religiosa y resolver la cuestión agraria sin expropiaciones”.

El cambio de Wilson a favor de Carranza se debió exclusivamente a la Texas Oil Company, que obtuvo amplios beneficios con esta política.

Las compañías británicas, por otro lado, nunca habían apoyado al Primer Jefe y las norteamericanas perdieron su entusiasmo inicial por Carranza en 1915, cuando su gobierno intentó aumentar sus impuestos. En 1915, la mayoría de las compañías petroleras norteamericanas apoyaban la conspiración, contando con el apoyo de León Canova, encargado de asuntos mexicanos en el Departamento de Estado, y algunos mexicanos exiliados para imponer a un candidato conservador como presidente de México.

Cuando se enteraron de que Wilson estaba considerando el reconocimiento de Carranza, llegaron incluso a enviar un represente a entrevistarse con el embajador británico en Estados Unidos, para solicitarle no lo reconociera hasta en tanto Carranza no se comprometiera a respetar debida y legalmente los compromisos que se habían hecho los gobiernos anteriores, a lo que accedió y en un gesto de “buena voluntad” hacia Carranza, decidió sacrificar a Villa, que no sabía lo que estaba pasando. El 1º de noviembre de 1915 Villa libró su última batalla decisiva contra Carranza en Agua Prieta, el resultado de la misma aún no se definía, cuando en la noche del 2 de noviembre, tres mil hombres del ejército carrancista a quienes el gobierno de Estados Unidos había permitido atravesar el territorio norteamericano sorprendieron a Villa y le infligieron una derrota pavorosa.

Mientras tanto las relaciones entre Wilson y Carranza mejoraron a partir del reconocimiento que le otorgó el gobierno norteamericano, aun cuando había ciertos conflictos debido principalmente a los esfuerzos de Carranza por aliviar la desastrosa situación económica de México al aumentar los impuestos a las compañías norteamericanas.

Con la esperanza de aliviar estas tensiones y permitir al gobierno mexicano obtener nuevos ingresos sin gravar a las compañías norteamericanas, el gobierno de Wilson intentó ayudar a Carranza a obtener un gran préstamo en los Estados Unidos. Estos esfuerzos se malograron cuando, en la noche del 9 de marzo de 1916, una fuerza de 500 mexicanos atacó el pueblo de Columbus, en el estado de Nuevo México, al grito de “VIVA VILLA”, “VILLA MÉXICO”.

El 13 de marzo de 1916 el gobierno norteamericano envió una nota a Carranza pidiendo permiso para que una expedición punitiva norteamericana persiguiera a Villa en territorio mexicano. Aunque Carranza no concedió “oficialmente” tal permiso, una fuerza expedicionaria al mando del general John J. Pershing cruzó la frontera el 15 de marzo y penetró en el estado de Chihuahua.

Villa, que en esos momentos se encontraba políticamente derrotado, abandonado por muchos de sus Dorados, al darse la intervención norteamericana la memorable División del Norte cerró filas con él, el pueblo, por otro lado, se vuelca a su favor y lo apoya al grado que el 12 de abril, la población entera de Parral, encabezada por una mujer, se armó con lo que pudo y expulsó a una columna norteamericana al grito de VIVA VILLA. Es también cuando demuestra el gran estratega que había en él; no enfrenta al ejército de Pershing conforme a los cánones militares, sino que desarrolla, sobre la marcha la táctica de guerra de guerrillas, y literalmente enloquece al ejército norteamericano, por lo Villa se convierte en el símbolo de la resistencia nacional.


En octubre de 1916, Villa lanzó un manifiesto a la nación, convocando a la lucha contra los invasores y llamando a la EXPROPIACIÓN y NACIONALIZACIÓN de todas las impresas mineras y ferroviarias extranjeras, y planteando que se prohibiera la posesión de cualquier propiedad en el país a todo extranjero con menos de 25 años de residencia. El manifiesto termina con el grito de “MÉXICO PARA LOS MEXICANOS”.

Mientras tanto, las tensiones entre Estados Unidos y Alemania iban en aumento, al gobierno de Wilson no le queda otra salida, sino tratar de pactar con el gobierno de Carranza la misma, bajo las siguientes condiciones:

El gobierno de México accede solemnemente a otorgar plena y adecuada protección a las vidas y propiedades de ciudadanos de los Estados Unidos u otros extranjeros, y esta protección será suficiente para permitir a tales ciudadanos de los Estados Unidos para operar industrias en que puedan estar interesados.

Los Estados Unidos se reservan el derecho de volver a entrar en México y proporcionar tal protección con sus fuerzas militares, en el caso de que el gobierno mexicano no lo haga”.

Estas demandas no sólo contaban con el apoyo de las compañías petroleras, fueron propuestas por ellas.

Carranza se negó a considerar siquiera estas demandas. El 2 de octubre de 1916, en una reunión de la comisión que tuvo lugar en Atlantic City, sus delegados presentaron las siguientes contrapropuestas mexicanas: Señalar la fecha definitiva para el retiro incondicional de la expedición punitiva. Tampoco se podría penetrar más allá de 160 kilómetros de la frontera. En cuanto a los problemas internos de México, éstos serían resueltos por el propio gobierno mexicano, sin la injerencia de Estados Unidos. Es así como Carranza obtiene uno de sus mayores triunfos en su carrera política. El 28 de enero de 1917 se ordenó a la expedición punitiva que abandonara territorio nacional.

Fueron todas estas circunstancias políticas las que orillaron a Carranza a enviar un memorándum a Alemania, en el que le proponía una estrecha colaboración económica y militar, sin imaginar siquiera que con esto iba a cambiar la historia de la primera guerra mundial, y de la Revolución Mexicana.

El telegrama Zimmermann

La diplomacia alemana había adoptado primero una posición sumamente negativa frente a Carranza y había juzgado a su gobierno en términos muy críticos.

Tras la derrota de Huerta, Carranza asumió inicialmente una marcada actitud antialemana. En el transcurso de 1915, se operó paulatinamente un cambio en las actitudes de Carranza relativas a política exterior. Por ello Carranza buscó en otras potencias un contrapeso frente a los Estados Unidos, como lo habían hecho todos los gobiernos mexicanos desde 1900. Las únicas potencias en las que el gobierno mexicano se podía apoyar contra los Estados Unidos eran el Japón y Alemania.

Carranza intentó, en varias ocasiones, lograr un acercamiento con los japoneses. Éstos, sin embargo, sólo estaban dispuestos a vender armas a México, ya que no deseaban un enfrentamiento con los Estados Unidos, pues lo que les interesaba era China. Así tuvo lugar un paulatino acercamiento con Alemania.

En octubre de 1916, México se dirigió de nuevo al gobierno alemán, para tratar de lograr que Alemania hiciera una declaración en Washington en el sentido de que no vería con agrado una intervención armada en México. Como compensación, los mexicanos ofrecían un amplio apoyo a los submarinos alemanes en el caso de que quisieran atacar a los buques petroleros ingleses que zarpasen del puerto de Tampico, y que se señalan a continuación:

  • Elaborar un nuevo tratado de amistad, comercial y marítimo o mejorar el tratado del 5 de diciembre de 1882

  • El gobierno mexicano, que deseaba equipar a su ejército con la técnica más moderna, emplearía instructores alemanes.

  • El gobierno mexicano le pediría a Alemania que construyera fábricas de armas y municiones y proporcionara los especialistas necesarios.

  • Dado que la flota mexicana sólo se componía de 5 ó 6 cañoneros, el gobierno mexicano adquiriría submarinos alemanes.

  • Para eludir el control extranjero, sobre todo británico, se instalaría una poderosa radioemisora con el fin de establecer un contacto directo entre México y Alemania.

Si bien Alemania no deseaba mostrarse demasiado amistosa con Carranza, temía también que éste, abandonado a sus propias fuerzas, buscaría un reacercamiento con los Estados Unidos o fuera rápidamente derrocado por las fuerzas armadas norteamericanas.

Al principio de 1917, las relaciones germano-mexicanas entraron en una nueva fase, debido a que los dirigentes del Reich estaban convencidos de obtener una victoria final, y la única forma sería por medio de la guerra submarina ilimitada, lo que aumentaría aún más la probabilidad de una guerra germano-norteamericana. Zimmermann consideró, pues, que había llegado el momento de tomar medidas decisivas para atar a los norteamericanos, por lo que acogió entusiasmado la propuesta.

La diplomacia alemana tenía entonces que resolver el problema de cómo podría inducirse a Carranza a efectuar un ataque contra territorio norteamericano, por lo que Alemania ofrecería a México la devolución de Texas, Nuevo México y Arizona. Ahora enfrentaba el problema de decidir cómo y a través de qué canales debía enviarse la nota. Zimmermann primero se decidió a enviar el despacho a México en el submarino Deutschland, lo que tomaría mucho tiempo, por ello decidió transmitir el despacho por telégrafo, lo que resultó un bumerang al convertirse en una de las mayores derrotas de la diplomacia alemana como resultado de algo que nadie había previsto en Berlín: el servicio de inteligencia británico poseía las claves secretas alemanas.

El servicio de inteligencia de la Marina británica, al mando del almirante Reginald Hall, uno de los hombres más capaces en ese campo, logró obtener la clave de los mensajes cifrados alemanes. A principios de 1915 el gobierno alemán había enviado a Persia a un agente llamado Wassmuss, encargado de obtener la adhesión de ese país a la guerra contra Inglaterra, pero fue capturado y los persas decidieron entregarlo a los ingleses. Aunque logró escapar, tuvo que dejar atrás su equipaje, que cayó en manos británicas y fue enviado a Londres, habiendo encontrado así un ejemplar de la clave 13040, que era la utilizada para las comunicaciones con muchos países extranjeros, entre ellos, México.

Hall reconoció que la nota de Zimmermann era muy importante, ya que ésta desempeñaría la razón que obligaría a los Estados Unidos a entrar en el conflicto bélico al lado de los aliados, sin embargo, enfrentaba un delicado problema: ¿cómo podría hacer público el telegrama sin enterar a las autoridades alemanas de que el servicio secreto británico estaba en posesión de las claves alemanas, provocando así que se descontinuaran?. Para ello necesitaba una copia del telegrama que había sido enviado a México, de esa manera esperaba dar la impresión que el telegrama había sido interceptado en el continente americano y no en camino hacia América.

Hall encargó a uno de sus agentes en México que obtuviera una copia del telegrama. El agente hizo contacto con un empleado del servicio telegráfico mexicano, quien a su vez tenía un amigo que era propietario de una editorial, pero desafortunadamente un empleado de éste era un falsificador, quien al verse descubierto acusó a su jefe del delito, por lo que el dueño fue arrestado y condenado a muerte. El telegrafista para salvar a su amigo acudió al agente de Hall, quien logró la intervención del gobierno británico. Por agradecimiento, el telegrafista le consiguió al agente británico el famoso telegrama, el que cambiaría la historia de la primera guerra mundial.

El telegrama de Zimmerman llegó en un momento oportuno para Wilson. Estaba justamente en vías de pedirle al Congreso que tomara medidas contra la guerra submarina ilimitada de los alemanes, y lo hizo publicar por medio de la Associated Press. El ingreso de Estados Unidos en la guerra era eminente.

Como era de esperarse, Carranza y todo su gabinete negaron tener conocimiento del multicitado telegrama, de haberlo hecho Estados Unidos tendría el pretexto de invadir el país.

La Constitución de 1917

El Congreso Constituyente se inauguró en la ciudad de Querétaro el 21 de noviembre de 1916; su objetivo declarado era reformar la Constitución de 1857, sin embargo, no incluía ninguna de las conquistas y demandas sociales prometidas en el curso de la Revolución.

En la discusión se definieron las dos corrientes del Constitucionalismo, una conservadora que apoyaba el proyecto de Carranza, y otra radical y jacobina, que quería introducir profundas reformas políticas y sociales, reformas que en la intención de algunos de ellos debían orientarse en una perspectiva socializante.

Del proyecto de Carranza, fueron aceptadas en general las innovaciones en cuanto a organización política del país sobre el texto de 1857; pero la concepción general del proyecto, como Constitución liberal ajena a cuestiones sociales, de hecho fue rechazada. En los artículos fundamentales como el 3º. Sobre la educación, el 27 sobre la tierra y la propiedad nacional del subsuelo, el 123 sobre los derechos de los trabajadores, el 130 sobre la secularización de los bienes de la iglesia, se impuso el criterio del ala jacobina, que representaba la lucha de Villa y Zapata.

La Constitución era la más avanzada para su época, y por consiguiente dañaba los intereses de la burguesía nacional y de los estadounidenses, por lo que el mismo Carranza trató de reformar estos artículos. El 14 de diciembre de 1918 presentó dos proyectos para modificar los artículos 27 y 123, en el sentido de restringir el derecho a huelga.

El Artículo 27 de la Constitución no debería haber causado sorpresa a las empresas petroleras extranjeras; su contenido se había pronosticado muchas veces en los discursos revolucionarios y en proclamaciones durante los regímenes de Madero, Huerta y Carranza. Este artículo respondió a dos exigencias de la revolución: reducir la propiedad y las empresas en México, y extender la supervisión del Estado sobre la distribución y utilización de la riqueza minera del país.

Es indudable que las poderosas empresas petroleras extranjeras influyeron en Carranza para diferir la legislación confiscatoria. Estados Unidos y Gran Bretaña lograron imponerse en todo sobre los gobiernos revolucionarios de México para defender los derechos de éstas mediante notas diplomáticas, amenazas o incluso intervenciones efectivas.

Hubo que esperar la llegada al poder del ala radical del Constituyente en el segundo ascenso de la revolución, con el general Francisco J. Múgica como parte del equipo dirigente de Lázaro Cárdenas, para que fueran la realidad las conquistas agrarias y sociales sancionadas en 1917.

EL REGIMEN DE OBREGÓN Y LOS TRATADOS DE BUCARELI

Antes de iniciar este apartado, es preciso saber que el gobierno mexicano no reconoce la existencia de los TRATADOS DE BUCARELI; las razones son las siguientes:

Primero, porque es una de las traiciones más graves para México; segundo, porque se desenmascararía a OBREGÓN, a quien se le ha exaltado como un héroe nacional; nada más alejado de la realidad. Él fue, además de un sanguinario asesino, uno de los traidores más grandes de México, comparable sólo con Santa Anna. (Cabe mencionar que actualmente, Carlos Salinas de Gortari, es un digno discípulo de Obregón, ya que se apoyó en estos Tratados para promover el TLC, que tanto nos ha dañado).

Obregón al llegar al poder, después del asesinato de Carranza, estaba obsesionado por obtener el reconocimiento de los Estados Unidos, y para lograrlo consuma la traición más grande de México, firma el 13 de Agosto de 1923 los TRATADOS DE BUCARELI..

Tres fueron las condiciones que exigieron los Estados Unidos al gobierno de Obregón:

  • Especificar en el contenido del Artículo 27 constitucional la situación legal en la que quedaría la industria petrolera, es decir pedían la NO APLICACIÓN DEL 27 y por ende la Ley Reglamentaria no entraría en vigor (cosa que sucedió hasta 1995 con el gobierno de Zedillo), y las propiedades agrícolas de los extranjeros, en pocas palabras, el gobierno estadounidense se pronunciaba en contra de la nacionalización de los bienes de sus ciudadanos, contra la aplicación retroactiva del decreto del 6 de enero de 1915 instrumentado por Carranza en el cual se reconocía la propiedad comunal por medio de la restitución y dotación de tierras a los grupos indígenas.

  • Reanudar el pago de la deuda externa, suspendida durante el gobierno de Carranza; Obregón estimó que se debía negociar la deuda externa con Estados Unidos, resultado de ello fue la aceptación de nuestro país de pagar, entre capital e intereses la cantidad de 1’451,737,587 pesos, una cantidad exagerada, esa deuda y la acumulada por la nacionalización de 1938, se acabó de pagar en el sexenio de Díaz Ordaz.

  • Pagar las compensaciones a los extranjeros, que por daños a sus personas o propiedades hayan sufrido durante la lucha revolucionaria.

El Artículo 27 Constitucional original, señala lo siguiente:

Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales o sustancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos constituyen depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metalices utilizados en la industria; los yacimientos de piedras preciosas, de sal de gema y las salinas formadas directamente por las aguas marinas; los productos derivados de la descomposición de las rocas, cuando su explotación necesite trabajos subterráneos; los combustibles minerales sólidos, EL PETRÓLEO y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos, y el espacio situado sobre el territorio nacional, en la extensión y términos que fije el Derecho Internacional.

…..El dominio de la Nación es inalienable e imprescriptible, y la explotación, el uso y el aprovechamiento de los recursos de que se trata, por los particulares o por sociedades constituidas conforme a las leyes mexicanas, no podrá realizarse sino mediante concesiones otorgadas por el Ejecutivo Federal……

Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas tienen derecho para adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones, o para obtener concesiones de explotación de minas o aguas. El Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse como nacionales respecto de dichos bienes y no en invocar por lo mismo la protección de sus gobiernos por lo que se refiere a aquéllos, bajo la pena, en caso de faltar el convenio de perder en beneficio de la Nación los bienes que hubieren adquirido en virtud del mismo. En una faja de 100 kilómetros a lo largo de las fronteras y de 50 en las playas, por ningún motivo podrán los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas.

Frac. IV. Las sociedades comerciales por acciones NO podrán adquirir, poseer o administrar fincas rústicas. Las sociedades de esta clase que se constituyeron para explotar cualquier industria fabril, minera, PETROLERA o para algún otro fin que no sea agrícola, podrán adquirir, poseer o administrar terrenos únicamente en la extensión que sea estrictamente necesaria para los establecimientos o servicios de los objetos indicados, y que el Ejecutivo de la Unión o de los Estados fijarán para cada caso.


En los Tratados de Bucareli se llegaron a los siguientes acuerdos:

  • Las propiedades agrícolas expropiadas a estadounidenses se pagarían con bonos, si no eran mayores a 1,755 héctareas. Las propiedades que rebasaran dicha extensión, el pago sería de inmediato y al contado.

  • Se integraría una comisión que se encargaría de revisar las reclamaciones pendientes a partir de 1868; las reclamaciones originadas por la Revolución Mexicana se resolverían aparte.

  • CON RELACIÓN AL PETRÓLEO, EL ARTÍCULO 27 NO ERA RETROACTIVO PARA LOS NORTEAMERICANOS QUE HABÍAN ADQUIRIDO SUS CONCESIONES ANTES DE 1917, LO QUE LES PERMITÍA SEGUIR EXPLOTANDO LIBREMENTE EL HIDROCARBURO.

En “La obra del gobierno de Obregón”, su autor, Isidro Fabela, llega a estas conclusiones relativas a los Tratados de Bucareli:

El gobierno obregonista se comprometió –sin tener derecho para ello- a que el párrafo IV del artículo 27 constitucional, no fuera aplicado retroactivamente, violando así el espíritu y la letra, claros y precisos en aquel precepto, que los constituyent4es de Querétaro quisieron que fuese, intencional y específicamente, retroactivo.

Dicho gobierno convino, con anterioridad a su reconocimiento por el de los Estados Unidos, en que los ciudadanos norteamericanos expropiados por el reparto de tierras fuesen pagados en efectivo al tiempo de la expropiación. Esto cuando a los mexicanos en iguales circunstancias se les pagó tarde, mal y nunca. De esa manera se establece una desigualdad injusta, favorable a los extranjeros, en contra de los mexicanos.

El reconocimiento del gobierno de Obregón se obtuvo después de las conferencias de Bucareli, es decir, cuando los comisionados mexicanos, la Suprema Corte de Justicia y el Congreso habían aceptado las peticiones del Departamento de Estado en sus bases fundamentales.

Las convenciones de reclamaciones, la especial y la general, fueron lesivas a los intereses económicos y morales del país.

Para Obregón, estos Tratados le beneficiaron cuando su gobierno solicita la compra de material de guerra en cantidad ilimitada. El gobierno de los Estados Unidos aprueba la venta, en vista de que el gobierno de la República Mexicana ya había sido oficialmente reconocido por lo que era importante mantener la estabilidad y el orden en México.

LA REBELIÓN DELAHUERTISTA

El 6 de diciembre del año de 1923, se levanta en armas Adolfo de la Huerta en Veracruz, respaldado por el General Guadalupe Sánchez. Al día siguiente don Adolfo publica en el diario El Dictamen una proclama en la que explica su levantamiento, acusando a Obregón de “conculcador de todas nuestras libertades públicas”. Promete que, si su movimiento triunfa fraccionará los latifundios con “sujeción irrestricta al espíritu del artículo 27 Constitucional”.

El 29 de diciembre de 1923, en Veracruz, recibe Adolfo de la Huerta a dos representantes del gobierno de Estados Unidos: el cónsul John Q. Wood y el vicecónsul Mayor. Por su conducto pretende Calvin Coolidge saber si don Adolfo apoya los Tratados de Bucareli. Al no hacerlo, el gobierno norteamericano decreta el embargo que impidió que los rebeldes delahuertistas pudieran proveerse de armas y cartuchos en los grandes centros productores. Se dan amplias instrucciones a las autoridades aduanales de los puertos norteamericanos y de las poblaciones limítrofes con México para que impidan el paso de pertrechos, aunque las remisiones estén hechas con apego a disposiciones anteriores.

En 1924, cuando parecía que la rebelión triunfaba, Adolfo de la Huerta lanzó un manifiesto en Frontera, Tabasco:

“Mexicanos, la guerra civil provocada por el presidente Obregón al intentar arrebatar al pueblo sus libertades políticas, se transforma en guerra nacional. El movimiento libertario que amenazaba nuestras instituciones democráticas, se ennoblece y agiganta con el deber sagrado de defender la soberanía y la independencia de la patria.

¡La patria está en peligro, todos sus hijos debemos defenderla! El actual movimiento revolucionario, que sólo fue el comienzo reivindicador del voto y de las instituciones democráticas, se eleva hoy, por aspiración inmensa y avasalladora, al deber sagrado de sostener incólume nuestra soberanía. ¡Exijimos ser únicos árbitros en nuestros asuntos internacionales! Para serlo tenemos que aniquilar a los traidores que han osado aniquilar la libertad de la patria!”.

Desgraciadamente don Adolfo de la Huerta y los Senadores que lo apoyaban fueron brutalmente asesinados por órdenes de Obregón.

EL RÉGIMEN DE CÁRDENAS Y LA EXPROPIACIÓN PETROLERA

Las compañías petroleras siempre fueron enemigas de los sindicados (y lo siguen siendo, sin importar el ramo productivo, por eso quieren reformar la Ley Federal del Trabajo). Las empresas, como todo poder colonial, asentadas en la corrupción y en el abuso generaban abusos y corrupciones que abarcaban los más altos funcionarios hasta el último obrero.

La situación se alteró radicalmente en 1935. Y en 1936, los sindicatos privados se unieron, apoyados por el gobierno del general Cárdenas, en el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Una vez agrupados, exigieron un contrato colectivo y ventajas económicas y sociales.

Ante la amenaza de una huelga general, el gobierno propuso entonces que durante 120 días se celebrara una convención de obreros y patrones para solucionar el conflicto. En mayo de 1937, la convención terminó sus labores, manteniendo sus puntos de vista de las dos partes, y a fines de ese mes estalló la temida huelga general.

El paro afectó al país, y las compañías supieron aprovechar el descontento del público: insertaban en los diarios, aliados suyos, enormes desplegados en los que cubrían de reproches a los obreros (ahora son difamaciones y calumnias), porque ganaban los más altos salarios de la República y todavía solicitaban un aumento de 70 millones de pesos anuales, suma que las empresas eran incapaces de pagar.

Las compañías, presionadas, parecieron ceder ofreciendo 14 millones de pesos, suma que según dijeron estaba al límite de sus posibilidades.

Los obreros, ante la imposibilidad de continuar con una huelga impopular, rechazaron la oferta y decidieron plantear a la Junta de Conciliación y Arbitraje un conflicto de orden económico, consistente en que la “Junta designe peritos que analicen las condiciones financieras de la empresa o empresas afectadas y rindan un informe detallado”. Esta labor titánica cayó bajo la responsabilidad de Jesús Silva Herzog, creyendo que no la podría concluir.

Al enterarse las empresas, por medio de sus espías, que el peritaje estaría concluido en el tiempo fijado, le ofrecieron 3 millones de dólares a Silva Herzog con tal que lo modificara, pero él, con su vehemencia habitual, después de cubrir de injurias a los intermediarios los expulsó de su oficina, desvaneciéndose así la última esperanza de los petroleros. (La historia hubiera sido diferente si se hubiese tratado de su hijo, Jesús Silva Herzog Márquez, que es un traidor).

El dictamen constó de 40 conclusiones, pero sólo mencionaré algunas que vienen muy al caso con nuestra realidad actual:

Conclusión 11ª. La exploración de nuevos campos y la perforación de nuevos pozos es un problema de magnitud nacional que se precisa resolver. De lo contrario, existe el peligro de que México carezca de petróleo en un plazo relativamente corto y de que se vea obligado a importarlo.

Conclusión 16ª. La Compañía Mexicana (¿) de Petróleo El Águila con sus empresas filiales, representó en el año 1936 el 59.20% de la producción total. Esto acusa una tendencia monopolística.

Conclusión 39ª revelaba que las compañías habían necesitado invertir en México $8.64 pesos para producir un barril de petróleo, mientras que en los Estados Unidos debían invertir $48.12, y aún así se negaban a invertir en la exploración de nuevos pozos.

En relación a los obreros, se afirmaba que los precios de los artículos de primera necesidad que formaban la canasta básica, había aumentado en junio de 1937, en comparación con los promedios de 1934, un 88.96%, y que sus salarios reales eran mucho más bajos de los que ganaban los trabajadores de la industria minera y de los Ferrocarriles Nacionales de México.

La Junta concedió a las empresas 20 días para presentar sus puntos de vista sobre los peritajes y no las 72 horas fijadas por la Ley del Trabajo, si bien ya al día siguiente redoblaron su campaña de prensa y sus veladas amenazas al gobierno. Lo que les enojaba era que por primera vez los obreros de todo el país, con el apoyo de un gobierno revolucionario, se erigieran en un poder fuera de su control y que el Estado se metiera en sus cuentas privadas y descubriera sus trampas, era algo que no podían perdonar.

El 2 de septiembre de 1937, los empresarios se reunieron en Palacio Nacional con el Presidente Cárdenas y con el Lic. Silva Herzog, declarando que sus empresas eran totalmente mexicanas; Silva Herzog, sin inmutarse sacó de su portafolio un periódico financiero londinense y tradujo al español un informe de la Royal Dutch Shell, donde se decía: “Nuestra subsidiaria, la Cía. Mexicana de Petróleo “El Águila”, ha tenido buenas utilidades durante el último ejercicio”, (hipócritas, tramposos, depredadores, siempre lo han sido).

Las compañías estaban dispuestas a llegar hasta el fin. Por primera vez en la historia, el monopolio internacional del petróleo se veía seriamente cuestionado por un pequeño país al que habían saqueado, explotado, depredado impunemente a partir de 1900.

El 18 de diciembre de 1937, la Junta Federal, valiéndose del peritaje pronunció el laudo, según el cual las empresas debían pagar a sus obreros los 26 millones de pesos reclamados, y como era de esperarse, las compañías recurrieron a la Suprema Corte de Justicia en demanda de amparo.

En febrero de 1938, el Presidente Cárdenas, durante un discurso ante el congreso del STPRM, dijo lo siguiente:

“La reciente actitud de las compañías petroleras en lo que se refiere al conflicto con sus trabajadores, parece indicar un esfuerzo por acabarlos, mediante repentinos retiros de depósitos y una intensa campaña de prensa, para fomentar la alarma entre los empresarios y desacreditar a la industria, haciendo uso de coerciones ilícitas, con objeto de influir en el carácter de la decisión final a favor de sus intereses comerciales y evitar que se llegue a una conclusión normal y recta del caso que está en manos de las autoridades judiciales. (Desafortunadamente, ahora tienen a todos los medios de comunicación bajo su control, salvo dignas excepciones).

Las compañías se negaron a cumplir las resoluciones de la Suprema Corte, con la esperanza de obtener un convenio menos costoso. Esto colocó al gobierno de Cárdenas en la posición de hacer cumplir la decisión de la Corte.

La noche del 18 de marzo de 1938, el Presidente Cárdenas firmó la orden de expropiación de las empresas petroleras extranjeras. Cárdenas había resumido sus sentimientos en su diario privado unos días antes:

México tiene ahora la gran oportunidad de deshacerse del yugo político y económico que las compañías petroleras habían colocado sobre nosotros mientras explotaban en su beneficio uno de nuestros recursos más importantes, y deteniendo el programa de reforma social establecido en la Constitución. Varias administraciones desde la revolución, han intentado hacer algo acerca de las concesiones del subsuelo que ostentan las empresas extranjeras, pero hasta ahora, los problemas internos y la presión internacional han mitigado este esfuerzo. Sin embargo, ahora las circunstancias son distintas, no existen luchas internas y una nueva guerra mundial está a punto de comenzar”.

LA HAZAÑA DEL REMIENDO

Entre tanto seguía la batalla material por el petróleo. A las dos semanas no había con qué pagar los salarios de los obreros y empleados, y la falta de moneda fraccionaria era tan grande en Tampico que rompían a la mitad los billetes de un peso. Por otro lado, los banqueros se negaban prestarle al gobierno.

A medida que transcurría el tiempo, los efectos del boicot mundial se resentían duramente. Faltaban los tubos. Millares y millares de metros expuestos a la corrosión del aire marino y de los ácidos iban quedando inservibles y no había modo de sustituirlos. Se organizaron cuadrillas de trabajadores que desde la mañana salían a la pesca de viejos tubos desechados, hundidos en las marismas, o revolvían los cementerios de chatarra en busca de piezas de recambio. Los talleres trabajaban día y noche cortando, soldando, parchando.

Fue esa la hazaña del remiendo, de la improvisación, de las pequeñas y grandes sustituciones, realizadas por obreros acostumbrados a obedecer las órdenes de sus jefes, a vivir en casuchas de madera, la mayoría analfabeta, enferma y fatalista, que se escapaba de su infierno los sábados asistiendo a las tabernas y a los burdeles. La expropiación les devolvió su espíritu creador, porque cuando los seres humanos rescatan su dignidad, su espíritu se eleva a alturas insospechadas.

SEMBLANZA POLÍTICA DEL GENERAL CÁRDENAS

Desde 1913 en que se lanzó a la Revolución hasta 1970, año de su muerte, Lázaro Cárdenas no dejó un momento de servir a México. Era ante todo un hombre político. Por primera vez en nuestra historia no fue un liberal ni un populista, sino un presidente empeñado en borrar la desigualdad mexicana mediante una audaz reforma agraria y una política obrera que hizo de los trabajadores la punta de lanza de la Revolución triunfante. Se empeñó en devolverle a México sus riquezas naturales enajenadas, enfrentándose al imperialismo norteamericano y a la burguesía agraria e industrial dependiente de los mercados extranjeros.

Qué pena que su hijo Cuauhtémoc no sólo haya traicionado a México, a su Partido, sino lo más grave, a su propio padre.



COMENTARIOS:

La historia de la defensa de nuestro petróleo ha estado marcada por la traición, las amenazas, las invasiones militares, la corrupción, por eso es indispensable que sepamos, aunque sea de forma sencilla lo que significa para México el petróleo, porque un pueblo que no conoce su Historia, tiende a repetirla.

En estos momentos, el país está en manos, una vez más, de gobernantes, de líderes sindicales, de representantes políticos hipócritas, del PRI, del PAN y desgraciadamente de integrantes de la Nueva Izquierda del propio PRD, que lo único que los guía es la codicia, la ambición, pero sobre todo, el desprecio por lo que representa el orgullo nacional. PEMEX no es una empresa más, es la columna vertebral que sostiene a nuestra Nación, y no defenderla sería traicionar a los miles de obreros mexicanos, que sin importar su sacrificio, lograron la proeza de erigir esta industria, y ahora, esta partida de ladrones, de vende patrias, nos la quiere arrebatar argumentando que está en quiebra, que no hay recursos para capitalizarla, lo que es una falacia, ya que durante el periodo de enero-noviembre de 2007, obtuvo 34 mil 237 millones de dólares, que es el monto más elevado en la historia petrolera mexicana para ese periodo. Basta de engaños, basta de traiciones, por eso estamos aquí, con López Obrador para defender nuestra soberanía y nuestra dignidad.




Bibliografía:

Título: El Petróleo Mexicano y los Estados Unidos

Autor: Mancke, Richard B.

Editorial: Enero

Año: 1981

Título: Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana. I El Porfirismo

Autor: Benítez, Fernando

Editorial: Fondo de Cultura Económica

Año: 1978

Título: Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana. III El Cardenismo

Autor: Benítez, Fernando

Editorial: Fondo de Cultura Económica

Año: 1978

Título: La Guerra Secreta en México

Autor: Friedrich Katz I Europa, los Estados Unidos y la Revolución Mexicana

Editorial: Era

Año: 1982

Título: La Guerra Secreta en México

Autor: Friedrich Katz 2 La Revolución Mexicana y la Tormenta de la Primera Guerra Mundial

Editorial: Era

Año: 1982

Título: Álvaro Obregón Resucita -De los Tratados de Bucareli al Tratado de Libre Comercio

Autor: Prieto Riódelaloza, Raul

Editorial: Daimon

Año: 1995

Título: La Revolución Interrumpida

Autor: Gilly, Adolfo

Editorial: Ediciones el Caballito

Año: 1976

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos Febrero 1917

Cadena de Historia – CDN México

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SINTESIS REALIZADA POR: LIC. LUZ MARIA ACOSTA RODRÍGUEZ