jueves, mayo 31, 2007

¿Mandadero o mandatario?


El Presidente LegaL (PLL) de México, Felipe Calderón, rindió ayer su primer informe semestral de gobierno ante la soberanía de una reunión privada que organizó The Economist en el foro Los Pinos. Sin interrupciones ni más vigilancia militar que la ordinaria (que de por sí es mucha), el Agente del Ministerio Público de la República dio cuenta de los grandes logros alcanzados a lo largo de sus primeros seis meses de ejercicio. La frase más rimbombante del íntimo corte informativo asegura que "en México manda el Estado, la fuerza del Estado representada en el gobierno y no en otros poderes de facto". El sonido de la filmación no fue afectado, afortunadamente, por sonido de disparos ni por gritos de protesta, ni fueron alterados el ritmo y la entonación del discurso por noticias discordantes como los problemas estudiantiles de Morelia o la cuota diaria de asesinatos a cuenta de los ajustes del mercado del narcotráfico.

El felicísimo hombre de Fe explicó, además: "si hemos empleado masivamente toda la fuerza del Estado, es porque el Estado, a mi juicio, se justifica por eso, por ser capaz de garantizar el orden, la legalidad y los derechos de los ciudadanos" (esta columna, convertida en Rubencito Aguilar Astillado, entiende que don Lipe, un hombre con Fe, quiso decir que el paraíso del respeto a los derechos humanos y la convivencia armónica de la sociedad depende del uso masivo de "toda la fuerza del Estado", de tal manera que entre más soldados y policías haya en las calles más realizado y pleno será el susodicho Estado ¿militar? ¡Apatzingán o Muerte, bombardearemos!, podría ser el grito jubiloso de tal Estado frente a su muy ordenada población!).

El licenciado Calderón tuvo momentos de humor al estilo de Ernesto Zedillo (sólo comprensibles para él y quienes están obligados laboralmente a regocijarse con esas palabras), pues reconoció que "estuvo emocionante, por llamarlo de alguna manera, las vísperas y el inicio mismo del gobierno" (¡oh, sí, cuán emocionante: ji, ji, ji!) y, ya que se había hecho acompañar de Eduardo Sojo (seguramente para demostrar que Vicente Fox le sigue nombrando funcionarios como ese dizque secretario de Economía), y que éste había pronunciado en su discurso conceptos que Calderón repetiría, se excusó al advertir: "si repito algunas de las cosas que él dijo aquí, es simplemente para expresar el grado de sincronía que tenemos en el gobierno federal, que también ayuda". Relajado y puesto en On, CalderOff insistió en que México va a ser bien chido en materia económica en algunas décadas más (cuando, oh, ya no será posible felicitarlo directamente por esos supuestos logros futuros que hoy son verificable sacrificio impuesto).

Astillas

Cuestión de nomenclaturas: la Asamblea Legislativa del Distrito Federal promueve que el gobierno capitalino retire el nombre de Luis Echeverría de calles, colonias y espacios públicos en general, dado que sobre el ex presidente hay abundantes indicios de responsabilidad en hechos de represión política. Una de las formas de perversión de la conciencia ciudadana ha sido la extendida práctica de imponer nombres de políticos ladrones, violentos e ineptos a sitios de uso colectivo, por lo cual la iniciativa de los legisladores de la ciudad de México merecería ser adoptada por congresos y autoridades de estados y municipios del país donde presidentes, gobernadores, presidentes municipales y políticos federales poderosos han instaurado nombres suyos o de personajes igualmente nefastos, miembros de un pasado compartido, como pomposas denominaciones oficiales de calles, bulevares, avenidas, plazas, parques, escuelas, hospitales y muchos lugares más. Basta, además del evidente caso de Echeverría, de vías, edificios y entidades públicas llamados José López Portillo, Miguel de la Madrid, Miguel Alemán, Gustavo Díaz Ordaz, Manuel Avila Camacho, Carlos Salinas de Gortari, e incluso Vicente Fox (ya nomás falta el bulevar de las cosas perdidas Martita Sahagún, o la colonia de interés social Hermanos Bribiesca, o la Ampliación Aeropuerto Federal que se llamara Cuenta Bancaria de Pedro Cerisola y Enrique Velasco, o el Desarrollo Turístico Campechano Familia Mouriño, o la Cátedra Cibernética Cuñado Hildebrando)... Por lo demás, todo seguía más o menos igual ayer: protestas de maestros contra la Ley del ISSSTE, polémica sobre los obstáculos de la PGR y la CNDH a las modificaciones legales en materia de aborto, primeros asomos formales al tema de la reforma fiscal, con la novedad de que Los Pinos no estaría promoviendo nada relacionado con el IVA, según la versión de un diputado que conocería los envíos oficiales del calderonismo, y la histeria televisada de quienes han sido verdugos de la libertad de expresión desde sus espacios electrónicos y ahora se horrorizan oportunamente por lo que sucede en Venezuela, preparando al auditorio para que asuma como un triunfo cívico la ratificación de la ley Televisa como dictadura buena, casi de telenovela... Por cierto, el héroe precioso de ayer en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión fue el senador panista Federico Doring, quien, armado de la gran autoridad moral que le concedió el servir de burrero videográfico al llevar a Televisa las imágenes de René Bejarano recibiendo dinero de Carlos Ahumada, propuso al mencionado órgano legislativo que hubiera una protesta por el cierre de Radio Caracas Televisión. Esa iniciativa fue aprobada solamente por los diputados del PAN... Ayer, Mar(t)iagna participó en una tierna subasta de objetos de arte para beneficio de los niños pobres de la ciudad de México (¿cuándo habrá tés canastas, degustaciones gastronómicas y desfiles de modas con tan loable sentido asistencial? ¡Ay, loz pobrezitoz pobrez!, habría dicho alguna filantrópica antecesora) y la señora Mar(t)arita estuvo en San Luis Potosí, promoviendo mejores condiciones para la adopción de niños (por cierto, una integrante de los Hermanos Zavala vive en aquellas tierras arrasadas por el gobernador Marcelo de los Negocios y se ha manifestado -la hermana, obviamente- contra la instalación de la Minera San Xavier)... ¡Hasta mañana en esta sección que, al paso que van las cosas, podría llamarse Mar(t)illero!

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