sábado, abril 03, 2010

El Seguro Popular por el que Calderón
quiere ser recordado

Gustavo Leal F.*

Recientemente Felipe Calderón mencionó que quisiera ser recordado por sus acciones en salud. Entre ellas destaca la continuidad del Seguro Popular de Fox-Frenk, que en su campaña ofreció revisar, aunque luego optara por usarlo indiscriminadamente como herramienta electoral y de aprobación a su desempeño presidencial. Al iniciar el cuarto año de su administración, los saldos están a la vista.

Oaxaca. El 3 de marzo se hizo público que, de 254 millones de pesos presuntamente malversados de las aportaciones federales, el ex secretario de Salud estatal Juan Ramón Díaz Pimentel supuestamente desvió 6.5 millones de pesos, originalmente previstos para un hospital.

Un total de 15 funcionarios fueron indiciados: 13 del gobierno de Oaxaca y dos del federal. Díaz Pimentel habría autorizado, contratado y pagado una construcción denominada pabellón de oncología, en un principio con recursos de origen desconocido y luego con aportaciones federales. El dinero del erario fue destinado –con un acuerdo de coordinación– para el hospital de especialidades de San Bartolo Coyotepec, de cuyo proyecto no formaba parte el pabellón.

Veinte días después, una segunda auditoría al manejo de 75 millones de pesos –transferidos desde la Ssa para la sustitución del hospital de Salina Cruz, la construcción del edificio central de los servicios de salud de Oaxaca, gastos de operación en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña y la construcción del Consejo Estatal para la Prevención y Control de Sida– reveló supuestas anomalías por casi 31 millones de pesos. En este caso se mencionó como probable responsable al actual secretario de Salud local, Martín Vázquez Villanueva, mientras la Procuraduría General de la República solicitaba detener a otros 16 funcionarios.

Pero el secretario de Gobierno del estado, Evencio Martínez, asegura no tener conocimiento del tema.

Guerrero. El 8 de marzo la fracción parlamentaria del PRD solicitó la comparecencia del encargado de la Secretaría de Salud del estado para que explique por qué, alegando falta de presupuesto, al menos 150 centros de salud (de un universo de 900) en zonas precarias y comunidades de alta marginación cierran sábados y domingos, privando a los pobladores de la atención, mientras durante el ejercicio 2009 la dependencia dejó de ejercer recursos y hasta tuvo que reintegrarlos a la Federación.

Raúl Padilla Fierro, encargado del despacho, había externado que se cierran porque carece de presupuesto para pagar a médicos y enfermeras, aunque salvamos la eventualidad con las Caravanas de la Salud. El presupuesto 2010 asignado a la dependencia supera los 4 mil millones de pesos.

Pero para algunas ONG el problema no se reduce a las contrataciones: además de los malos tratos a los afiliados del Seguro Popular, hay desabasto crónico, faltan fármacos e infraestructura. Por más que ese Seguro Popular disponga de casi 3 mil millones de pesos (diciembre 2009) para poco más de un millón de afiliados.

Unos cuantos días después, el gobernador Torreblanca destituyó a Padilla Fierro y designó en su lugar al ex alcalde perredista de Iguala Antonio Jaimes. También fue separada del cargo la responsable de la Subsecretaría de Finanzas de la dependencia y sustituida por quien antes se desempeñaba como secretaria particular del gobernador.

Simultáneamente, el vocero del gobierno de Guerrero admitió que, para finales de marzo 2010, el gobierno federal aún no había liberado los recursos del Seguro Popular porque la Federación impuso a los estados rigurosos trámites para realizar la gestión. No tenemos todavía los recursos, pero estamos trabajando con un remanente. La gente no se ha quedado sin el servicio, remató. ¿Seguro?

Yucatán. El primero de marzo se difundió que la construcción del hospital de segundo nivel de Valladolid está en el olvido. La gobernadora Ivonne Ortega suspendió una obra destinada a la atención de 150 mil pobladores de 15 municipios.

Consecuentemente, el Hospital General registra una sobresaturación que se ha disparado hasta ¡141 por ciento! (2008). Y apenas en enero hubo de lamentarse la trágica muerte de una joven de 18 años por falta de médicos calificados y deficiencias en la atención.

Iniciado en 2005 con una inversión inicial de 90 millones de pesos, hoy lleva ya invertidos 155. Para la Secretaría de Salud del estado la suspensión obedece a la crisis financiera y no hay fecha para recibirlo.

Querétaro. El 23 de marzo un recorte de recursos federales a la Secretaría de Salud estatal provocó la suspensión del muy publicitado proyecto para edificar el Hospital de Alta Especialidad. Las repercusiones serán inmediatas, toda vez que el Hospital General –con cuatro décadas de vida– presenta una falla estructural que impide ampliarlo.

Ciudad Juárez. Pero el 21 de marzo la Ssa anunció que ampliaría el Catálogo de Servicios Esenciales del Seguro Popular incorporando la detección y el tratamiento de enfermedades mentales (trastorno por déficit de atención, generalizado del desarrollo, autismo, afectivo, por ansiedad, sicóticos, angustia, pánico, reacciones a estrés grave) así como adicciones (manejo de abstinencia, intoxicación, tratamiento de la dependencia a diferentes drogas legales e ilegales).

Y el 26 de marzo el Banco Mundial aprobó un préstamo a México por mil 250 millones de dólares para ampliar la cobertura y mejorar la eficiencia del Seguro Popular. Es un préstamo de inversión a liquidarse en 18 años. “Estoy convencido –indicó Salomón Chertorivski, responsable del programa– que el Seguro Popular establecerá estándares de protección social en salud que el Banco Mundial podrá impulsar en otras naciones”.

¡Sin duda, Calderón será recordado por todo eso, y mucho más!

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

Policía Federal en la ciudad de México

Bernardo Bátiz V.


Hace un par de semanas fui testigo de un incidente entre un automovilista amigo mío y tres policías federales que lo detuvieron en la glorieta de entrada a la Terminal Dos del aeropuerto de la ciudad de México. Mi amigo me dejó en la puerta de llegadas nacionales para recoger a un tercero; mientras yo buscaba a quien llegaba, mi acompañante circuló lentamente alrededor de la glorieta, sin estorbar a nadie y sin detenerse.

Los policías federales, en su patrulla azul marino balizada en blanco, le indicaron con altanería que se apresurara, pero como no había razón para ello, continuó circulando lentamente, lo que sin duda molestó a los federales que le indicaron a señas que se detuviera a un costado de la glorieta, casi a la entrada del área cubierta de la Terminal Dos.

Se detuvo, pero no se bajó del auto, se identificó y expresó que iba a recogernos frente a la puerta tres, lugar donde se permite el ascenso de pasajeros; para esto, ya estábamos en esa puerta y a la vista del vehículo de mi amigo y de la patrulla. Los policías insultaron a quien manejaba y lo amenazaron con bajarlo a la fuerza. Sin intimidarse, esperó a que llegáramos junto al auto mi otro amigo y yo; preguntamos qué sucedía y la respuesta fue que por desobedecer a la autoridad nos conducirían al cívico; entendí que se trataba del juez cívico, cosa extraña, puesto que la Policía Federal antes Policía Federal Preventiva, no tiene funciones de agentes de tránsito ni facultades para dirigir la circulación en los alrededores del aeropuerto, pero mucho menos para calificar violaciones a reglamentos locales de policía y buen gobierno.

Cuando vieron que la amenaza del cívico no atemorizó a nadie y que le dije que fuéramos, como ellos lo decían, ante el juez para resolver el incidente, el más insolente de los tres, con una chamarra oscura que cubría su gafete y su nombre y con unos lentes oscuros que ocultaban su mirada, dirigiéndose a mí y simulando que hablaba por un celular, me dijo que ya había hablado a Televisa y que nos darían cinito.

No pude menos que sonreír y contestarle que me gustaría mucho volver a declarar algo ante las cámaras de televisión. Fue su última carta intimidatoria, y otro de los policías menos agresivo nos dijo que en atención a mí, nos darían la atención y que podíamos retirarnos.

Al regresar al aeropuerto, horas más tarde, vi otras patrullas azul marino, con sus iniciales PF deteniendo en la misma glorieta a otros automovilistas y lo mismo pude observar en el aeropuerto de Monterrey el pasado fin de semana. ¿A cuántos les amenazarían con el petate de la televisión?

Mis comentarios: Qué pena que una policía tan costosa para el pueblo de México, con facultades constitucionales para investigar delitos federales, según recientes reformas, con elementos supuestamente entrenados para combatir el terrorismo y la delincuencia organizada, con muchas calificaciones y pruebas de confianza, se ocupe en cuidar el tránsito en los aledaños de los aeropuertos.

Qué pena que no sepan tratar con seriedad y educación a los ciudadanos a quienes detienen o dan órdenes; pero lo peor es que en su diálogo con nosotros, su máxima amenaza haya sido que llamarían a la televisión para exhibirnos y con ello, pensaban, hacernos temblar con la posibilidad de estar en la picota de la llamada pantalla chica, como reos expuestos a la vergüenza pública

No creo que estén autorizados para convocar a los medios, pero si lo están, qué malo y qué perverso. Lo que parece es que, siguiendo el mal ejemplo de sus jefes, creen que se puede guardar el orden y combatir a la delincuencia y al narcotráfico con amarillismo televisivo y puestas en escena, cinito le llamaron.

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