lunes, diciembre 21, 2009




Desde el otro lado

Recuento

Arturo Balderas Rodríguez
El primero de enero Barack Obama cumplirá por primera vez con el rito de informar al Congreso sobre el "estado de la nación. Se referirá a los avances logrados en su agenda del cambio, lo que falta por hacer y seguramente de los obstáculos que ha enfrentado para cumplir con su promesa de renovar la imagen de EU.

Es indudable que las expectativas excedieron con mucho a las posibilidades reales del cambio prometido. A ojos de propios y extraños, Obama ha cometido errores, uno de ellos su política en Afganistán. Tal vez del que está más consciente es el no haber calibrado debidamente los atavismos y la reticencia de buena parte de la sociedad para entender la necesidad de las reformas que él propuso, como medio para preservar el modelo de desarrollo. En su momento, el Congreso y la sociedad en general entendieron y aceptaron las medidas de Roosevelt para superar el colapso de los años 30 del siglo pasado. Esta vez parece que no todos lo entienden así.

Al igual que en los años 30, las reformas propuestas están muy lejos de perseguir la socialización del país, como se ha gritado desde los estratos más conservadores de la sociedad. Las dos reformas más ambiciosas, la del sistema financiero y la de la industria automovilística, han sido para salvar al uno y a la otra de los errores y las desmedidas ambiciones de quienes los llevaron a la quiebra, no de socializarlos. Lo que en última instancia se socializaron fueron las pérdidas, con los impuestos que paga toda la sociedad.

Tampoco hay la intención de socializar el sistema de salud, sino de reformarlo para hacerlo más eficiente, menos caro y además brindar servicios médicos a 50 millones de personas que hoy carecen de ellos. La respuesta ha sido un gigantesco boicot por parte de las compañías aseguradoras y las farmacéuticas, en el que han participado los congresistas republicanos y dos o tres compañeros de partido del presidente.

Queda para la discusión si la negativa de los republicanos a apoyar las propuestas del presidente es una cuestión de principios o una estrategia para desgastarlo con miras a las elecciones del próximo año y de 2012. Lo único que a la larga lograrán es el desgaste de un sistema que no requiere de mucho esfuerzo para evidenciar sus carencias.

La historiadora Barbara W. Tuchman escribió un libro (The March of the Folly) en el que describe la vocación de algunas sociedades para autodestruirse. Pareciera que en estos tiempos aún hay quienes tienen esa vocación, no sólo en EU sino también en otros naciones.

Así se nos viene 2010. Salud


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