jueves, julio 12, 2007

El desperdicio de la mente es algo terrible.

Llegan las vacaciones y las miriadas de escuelas patito cortesía de la Secretaría de Educación Pública, el gobierno federal, el recontra H. Congreso de la Unión y la bola de conciudadanos apáticos y desinformados, desfogan millones de estudiantes que serán engañados y se autoengañaran de que el sistema educativo mexicano les prepara para una vida productiva.

Lo endemoniadamente absurdo es que algunas de las escuelas patito son también algunas de las escuelas famosas y por muchos de nosotros reconocidas; el Tec, la Unitec, la Univa, el ITESO, etc. Muchos se preguntarán en que se basa este comentario, pues les diré, yo he sido catedrático en tres de estas cuatro instituciones y conozco a la cuarta bien y les puedo decir que el proceso enseñanza/aprendizaje que se lleva a cabo en ellas es una de las mayores farsas de nuestro sistema educativo. Todo gira alrededor de que el Cliente, que así es como llaman a los alumnos, evalua el desempeño del profesor al final del curso. En base a esta evaluación, que en casi todas estas escuelas es la que por si misma tiene el mayor peso, se ratifica el nuevo contrato del docente para el siguiente periodo. Desde aquí ya hay un truco; el docente nunca acumula antigüedad ante la institución ni ante la ley y aparte con un salario insuficiente pone al profesorado, en general, en una situación precaria. El meollo es que los alumnos evaluan que el profesor les cayó bien, les exigió poco y sobre todo les dió una muy buen calificación, la merecieran o no. Hay maestros, y de esto he sido testigo presencial en más de una de estas instituciones, que simplemente les dan nueves y dieces a todos sus alumnos. Estos son los maestros que son excelentemente bien evaluados por los alumnos y que reciben los reconocimientos como los mejores y que se eternizan en la docencia; el clásico maestro barco. Hay muchas y valiosas excepciones pero el sistema está diseñado para favorecer a los alumnos, aprendan o no.

Una gran mayoría de los graduados de estas super escuelas son alumnos que no saben suficiente sobre la que será su profesión. Yo soy graduado de una universidad mundialmente de primer nivel y las evaluaciones eran ocasionales y unicamente en los cursos en los que había reportes previos de alumnos, docentes o administrativos sobre el desempeño del docente. Cientificamente el promedio de calificación de los grupos en general gira alrededor de siete.

Este es tan sólo uno de los muchos aspectos en los que falla nuestro sistema educativo. El primordial sigue siendo la falta de recursos y brillantez en su aplicación. La filosofía de corrupción rancheril en la que se ha basado ultimamente el sistema político mexicano ha ocasionado un ahogo, una escasez de centros de enseñanza de calidad. Fox tuvo la estulticia de reducir el presupuesto para la educación y la investigación, El Gris continúa la misma trayectoria; ha reducido los presupuestos para la educación, la cultura y las etnias del país y nosotros chupándonos un venenoso refresco, retacándonos de papitas y viendo tele ¿Por qué será que tele rima con pelele?

Arq. Eduardo Bistráin

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿En qué universidad mundial estudió el arquitecto Bistraín?, pues reflexiona como un verdadero imbecil internacional. El objetivo de las universidades es gestar conocimiento en el alumno (incluso se le puede llamar cliente porque se habla de otorgar un servicio, arquitecto: usted es cliente de la tienda de la esquina y de un doctor y eso no mide el nivel de compromiso del mismo).
Recuerde que los premios nobel no están forzados a salir de harvard, bueno tal vez el nombre pesa mucho en alguien que lanza la palabra "patito" a universidades como el Tec de Monterrey. Los rankings universitarios han de ser una tonteria.
Cada frase de su reflexión es cuestionable, no puedo desprenderme de pensar que el autor tiene una bilis inmensa, hay que liberar los rencores antes de ser "columnista".
Ni hablar, el derecho a la libertad de expresión hace sentir libre a cada estúpido que la pena ajena ya no incomoda, sino que molesta.
y no señor, "tele" no rima con "pelele".