jueves, febrero 11, 2010





LOS PODERES EN JUÁREZ

Samuel Schimdt
schimdt@mexico.com

Es un error garrafal de los diputados del PAN exigir la desaparición de poderes en Ciudad Juárez, cuando todos sabemos que los poderes en Juárez están desaparecidos desde hace mucho tiempo. De hecho ya hay quien habla de municipio fallido y están muy cerca de la realidad.


El concepto de Estado fallido se refiere a la inexistencia de la autoridad gubernamental y al hecho que las fuerzas delincuenciales o las opuestas al gobierno/sistema ocupan los espacios. En otras palabras, se refiere a la inexistencia de la autoridad gubernamental, que en este caso ya lleva más de dos años. La sociedad no les cree, no les tiene confianza, es un gobierno fallido, un gobierno que ha perdido la visión de atención a la sociedad mientras que los delincuentes se han ganado a pulso la credibilidad.

No se trata solamente de reconocer la oleada de violencia que asola a la ciudad, sino al hecho que los ciudadanos están huyendo por la falta de protección. Ya no puede uno sentarse a una mesa sin escuchar una larga letanía de amigos o conocidos que han sido asaltados, amedrentados, extorsionados, balaceados, etc. ¿Y el gobierno? Brilla por su ausencia, están ocupados haciéndose pedazos en la lucha por el poder que en atender su obligación y por supuesto, en asegurar futuros personales con métodos no muy apegados a la legalidad.
Tal vez para tratar de salvar un poco la dignidad perdida han empezado una campaña de medios donde nos dicen que la gente hable a crime stopers para presentar quejas anónimas y cierran la invitación diciéndonos que es "para que empecemos a creer".

Pero como a nosotros sí nos va la vida en las denuncias, mejor nos aguantamos los agravios.
Todos aquellos que cruzan para pedir la protección del gobierno de Estados Unidos tienen razón en que el gobierno no los protege. El alcalde cesó a una parte importante de la policía, a los nuevos, con gran torpeza los mandó a entrenar a una base militar, y hoy en día nos dice que no podemos confiar en ellos, que mejor lo hagamos en un sistema de denuncia extranjero. ¿Y quién nos asegura que cuando la queja pase de crime stopers a las autoridades de Juárez, no vayan a caer en las mismas malas manos de siempre y que las represalias se desaten contra los amedrentados y golpeados ciudadanos juarenses? Después de varios días de la tragedia en que cayeron acribillados quince jóvenes, la policía que se presentó a hablar con las familias fue para levantar a cuatro testigos que luego fueron devueltos sin explicaciones legales; los métodos policíacos son igual de terroristas que los del crimen organizado. Alguien envío psicólogos, pero hay la duda de si las familias serán protegidas o dejadas a su suerte cuando el escándalo amaine.

Hay quien sospecha que los cuatro detenidos que anuncia el gobierno posiblemente son resultado de la técnica típica de investigación mexicana: fueron torturados.
El alcalde parece no tener comunicación con el gobernador, y terminan declarando cosas opuestas sobre el mismo caso, como en el caso de los jóvenes masacrados en una fiesta. El equipo que debe informar o manejar la imagen del gobierno municipal está más preocupado jugando a la guerra sucia dentro de su propio partido y de asegurar su propio futuro que en asegurar que la sociedad tenga certeza sobre lo que hace el gobierno. Otros funcionarios municipales simplemente están ausentes, aunque desde el municipio se levantan rumores de una corrupción generalizada como no se había visto hace mucho tiempo.

El tejido político en Chihuahua y especialmente en Juárez está destruido. Los políticos carecen de moral, no muestran el menor compromiso con la sociedad y al parecer lo único que los preocupa es asegurar su futuro personal lo más rápido posible, porque como juegan a la guerra sucia, el barrido de funcionarios anuncia ser drástico con la nueva administración, aunque no hay nadie en su sano juicio que nos asegure que los que lleguen a suplir a estos que son malísimos no sean peores.


La maldición se cierne sobre Juárez. Ante la ausencia de gobierno llegaron los militares, arrasaron y llovieron las quejas por sus abusos, los reemplazaron los policías federales y ahora una cámara empresarial pide que regresen los soldados porque los policías están arrasando con lo que dejaron los soldados. Juárez es un botín del que se aprovechan todos. Hace mucho que nos sacamos a los peores, tal vez ya es hora que lleguen los malos, pero más que nada, Juárez se merece tener gobierno, por malo que sea.


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