Samuel Schmidt <schmidt@mexico.com>
Tres jóvenes israelíes judíos son secuestrados y se encuentran sus cuerpos, fueron asesinados tan pronto fueron secuestrados. Una parlamentaria árabe israelí dijo que fueron asesinados en defensa propia. Decenas de miles acuden al sepelio y hay expresiones de rabia contra los secuestradores y asesinos que se dice son miembros del grupo terrorista Hamas, se reportan casos de agravio a palestinos, sin agresiones. El gobierno de la Autoridad Palestina se abstiene de intervenir para detener a los culpables.
Un jóven palestino israelí es secuestrado y asesinado pocos días después del asesinato de los judíos, de inmediato las turbas salen a la calle a hacer destrozos y enfrentarse a la policía, en unos días la policía detiene a varios sospechosos, que resultan ser judíos de ultra derecha, los medios reportan que algunos han aceptado la culpabilidad; mandos del gobierno exigen el máximo castigo posible para los asesinos.
Es obvio que hay asimetría en los casos. El secuestro de los judíos israelíes disparó la respuesta enfermiza de los ultra derechistas judíos; en un estado de derecho es totalmente inaceptable el principio del ojo por ojo, y mucho menos que alguien quiera hacer justicia por propia mano ignorando a las instituciones. Es obvio también que mientras los israelíes esperaban la acción de las fuerzas policíacas para actuar en contra de los asesinos, los palestinos aprovecharon la oportunidad del asesinato del palestino para salir a la calle, hacer desmanes y lanzar agresiones. Exigir cordura y comportamientos racionales en esa zona es complicado, y mucho más lo es pedirle a toda la gente que acepte la acción de las fuerzas policíacas. Los faneaticos normalmente se van por la libre.
En México, la gente se pone como loca después que un jugador holandés simula una falta en el área penal y le marcan la pena máxima al equipo mexicano, perdiéndo el juego. La gente se pone como loca, se empieza a agredir a los holandeses y una puberta compone una canción llena de leperadas que es celebrada a más no poder. Finalmente, el orgullo nacional reclama como un éxito haber gritado "puto" en un estadio, una sandez es el grito de guerra de los seguidores de los futbolistas. Una niña holandesa responde con dulzura y delicadeza a la agresión.
Los mexicanos se vuelcan a la calle a celebrar un triunfo de la selección de futbol, mientras que se quedan tan campantes en casa, mientras se atropella lo que conocemos como soberanía y los grandes intereses del pueblo, éstos serán entregados a una oligarquía rapaz y depredadora. Eso sí, los abúlicos critican con energía a todos aquellos que sacrifican la comodidad de la poltrona para salir a las calles a protestar por los atropellos.
Las distintas respuestas demuestran distintas culturas sociales y políticas y los principios sobre los que reaccionan las sociedades.
Excluyendo a los fanáticos, mientras los israelíes confían en el Estado de derecho, los palestinos creen en el uso de la fuerza. Aprovechando las protestas por el asesinato del joven, Hamas lanza una ofensiva con cientos de cohetes al día contra objetivos civiles en Israel, Israel siguiéndo una política de retribución lanza una ofensiva aérea y marina contra objetivos de Hamas. Los judeofobos de siempre censuraran la asimetría en la fuerza, aunque se abstendrán de mencionar que las reglas de la guerra dictan abstenerse de agredir objetivos civiles. Y aquí va una de las claves tramposas, porque Hamas empezó la provocación al secuestrar y asesinar a tres jóvenes inocentes, y acostumbra disparar desde espacios urbanos para lograr la condena a Israel al provocarse víctimas civiles.
Mientras los mexicanos son apáticos a las grandes decisiones políticas y aceptan cualquier atropello siempre y cuándo el aparato asistencialista les otorgue algo, los holandeses responden con civilidad. La empresa KLM hizo una broma, puso el estereotipo del mexicano, un sombrero y unos bigotes en un letrero de salida, los mexicanos, que le habían gritado puto a los holandeses en la cancha, reaccionan airados y se dicen ofendidos, un actor amenaza con no volver a volar con esa línea aérea, lo que seguramente hizo que cundiera el pánico en la empresa. En una muestra de condescendencia, KLM retira la broma, por su parte los mexicanos se violentan contra la FIFA que sostiene que el grito de puto es homofóbico, lo que es cierto.
Estamos ante una confrontación de una cultura social que valora la convivencia y la que aboga por la solución de conflictos por medio de la violencia.
Vemos el enfrentamiento entre una cultura democrática que le otorga al Estado la capacidad de atender conflictos, y una autoritaria que se somete, pero se rebela ante la menor oportunidad sin que sus actos prosperen.
Esa es la diferencia entre la cultura democrática y otra que no lo es.
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