Eduardo Ibarra Aguirre
Primero una disculpa y después una explicación. La primera es por la ausencia de este espacio y redactor el viernes 28 y la segunda son los motivos que la explican: “El monitor se fundió por una descarga eléctrica o por el uso. También hubo daño físico en el disco duro”, a pesar de contar con regulador de voltaje, todo ello no lo digo yo, sino el ingeniero David Cholula Jiménez, quien aún mañana continuará su trabajo con el CPU, pues no pudo concluir en una sola jornada debido al cierre de la edición 285 de Forum en Línea.
Es decir, que el redactor y sus lectores son víctimas de la pronunciada ineficiencia de lo que la propaganda oficial denomina “Comisión Federal de Electricidad. Una empresa de clase mundial”, sobre todo en el sexenio de “las manos limpias” y “el empleo” que mandó a la calle a 44 mil 500 trabajadores para ajustar cuentas políticas, que no técnicas ni financieras, con el Sindicato Mexicano de Electricistas, Martín Esparza y Andrés Manuel López Obrador, el 11 de octubre de 2009.
Casi un quinquenio después los consumidores siguen pagando los platos rotos de la corrupción en la aún paraestatal, la ineptitud y la creciente privatización en 36 por ciento de la generación de energía eléctrica, mientras Felipe del Sagrado Corazón de Jesús cobra una extraordinaria pensión que cualquier expresidente de país desarrollado envidiaría.
Cada vez que refiero la corrupción en CFE, me asalta el hecho de que a fines del sexenio de Ernesto Zedillo, Transparencia Internacional Capítulo México, que dirigía Federico Reyes Heroles, certificó que la CFE era una empresa sin corrupción y transparente, pero la gacetilla que daba cuenta del acto y las palabras del escritor y analista se facturó al doble del costo real por órdenes de Comunicación Social de la CFE.
Ejercido el derecho al pataleo que los mexicanos ganaron a pulso tras varias generaciones demandantes en lo social y lo político, paso a contarle que de acuerdo con el informe del Departamento de Estado de la Unión Americana sobre los derechos humanos en la aldea global, en el capítulo de México se reporta una larga lista de abusos cometidos por el Ejército, la Marina y la Policía Federal que incluye homicidios, torturas y desapariciones, junto con amplia impunidad y corrupción en los ámbitos estatal y local, en las fuerzas de seguridad y en el Poder Judicial.
Con base en datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el informe Reportes por país sobre prácticas de derechos humanos 2013, incluye secuestros, condiciones inhumanas en prisiones, arresto arbitrario, confesiones obtenidas mediante tortura, amenazas y violencia contra defensores del derecho humanitario, así como contra homosexuales y mujeres; secuestro, robo y abuso de migrantes; tráfico humano, discriminación social y económica contra indígenas y explotación laboral de menores.
Registra además que la impunidad por abusos a derechos humanos por agentes oficiales permaneció como grave problema.
El informe estadunidense indica que hubo múltiples quejas de desaparición forzada realizadas por las fuerzas armadas, la mayoría ocurrió en el curso de operativos de seguridad. Y refiere las más de mil quejas ante la CNDH por trato cruel, más otras 25 sobre tortura, y afirma que “hubo reportes frecuentes de ciudadanos y extranjeros golpeados, sofocados, torturados con shock eléctrico, violados y amenazados de muerte bajo custodia de autoridades que los habían arrestado”. Y mucho más.
Pero elude un dato central. Todo ello ocurre en buena medida porque Washington impone a Los Pinos las políticas prohibicionistas y punitivas frente a las drogas ilícitas y por el involucramiento de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.
Acuse de recibo
El Ejército mantiene altos niveles de confianza, según la encuesta de Parametría, dada a conocer por Carta Paramétrica (19-II-14), que le otorga 60 por ciento a los encuestados que dicen tener “mucha o algo de confianza”, con lo está ubicado como la segunda institución mejor posicionada después de la “la Iglesia católica” con 64 por ciento, aunque “los sacerdotes” alcanzan 52 por ciento. Lo relevante es que la milicia pasó de 69 a 60 por ciento de confianza ciudadana en el sexenio 2006-12. Tendencia que seguramente se pronunciará pues las secretarías de la Defensa y de Marina mantienen el mismo nivel protagónico e inconstitucional en la guerra contra el narcotráfico que ya no se llama así, pero continúa para hacerle el trabajo sucio a la Casa Blanca y el Pentágono, a cambio de nada y a un costo imperdonable para México y sus habitantes… El canal de televisión por internet www.astl.tv (¡Emprender con valores!), dirigido por María Elena Miranda de la Lama, está de fiesta por su primer aniversario. Felicidades a quienes lo hacen posible, en particular a Alejandro Ruiz Robles y Raúl Fraga Juárez… También le recomiendo el espacio periodístico Libertad de Expresión Yucatán, dirigido por María Teresa Menéndez Monforte: http://www.informaciondelonuevo.com/
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