domingo, marzo 21, 2010



Calderón, el PAN y el PRD

Álvaro Cepeda Neri

El circo entre los payasos –que no provoca ni risas ni llanto, escenificado por Cesarín Nava y Gómez-Mont, con la tramoya para el burdo engaño de Calderón, con motivo de, más que alianzas, complicidades entre una tribu facciosa (la de los Chuchos y su pandilla maiceada desde Los Pinos) y los panistas de El Yunque– ha demostrado lo que ha probado el de "las manos limpias" (Ana Lilia Pérez, Camisas azules, manos negras.



El saqueo de Pemex desde Los Pinos, editorial Grijalbo). Ese desmadre de Calderón sólo lleva como finalidad acabar con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) al costo de suicidar al Partido Acción Nacional (PAN), para satisfacer la nostalgia victorianohuertista de quien resultó un presidente más del montón, que sigue sin atinar a resolver uno sólo de los problemas que es su obligación, con sus palos de ciego, por miopía política, que ha venido dando hasta en su necedad de sacar a los militares del cuartel y haberle dado a su amigo García Luna (y Luis Cárdenas) el poder inmenso de una policía federal que, con los soldados, únicamente han tenido éxito en agresiones que llegan a homicidios contra los ciudadanos que nada deben en la lucha contra el narcotráfico.

Ha desmadrado, pues, a esos dos partidos. Desmadrar, en el sentido peyorativo del modo de hablar del español mexicano, más que en el significado, por ejemplo, del diccionario de María Moliner. Ni tampoco en los términos estrictos de desmadreado y desmadrear, del Diccionario de Mejicanismos de Francisco J Santamaría. Calderón ha desmadrado al PAN y al PRD en cuanto ya les partió su madre al desfundarlos de sus orígenes, abjurando de los padres fundadores y de toda su trayectoria-tradición, no para modernizarlos, sino para de una vez por todas meterlos a su respectiva extinción. Ha sido Calderón y nadie más quien ordenó a su títere Nava, el abogado de las transas petroleras y descerebrado políticamente, para que saliera con la "novedad" de las alianzas, si bien ya con la plena derechización chuchista de uno de los peerredes, para la confabulación a plena luz del día, con la ultraderecha yunquista.

Quiere Calderón, más que enfrentar al Partido Revolucionario Institucional para eventuales derrotas en las elecciones de julio próximo, vísperas de la presidencial que el PAN-calderonista tiene de antemano perdida, quitarse de encima a López Obrador y su movimiento social, metiendo la cizaña entre los propios compañeros de viaje del tabasqueño. Quiere lo imposible: quitarse el mecate con el que lo traen cortito. Y de paso asustar a los priistas que ya le tienen tomada la medida, al dejarlo solo, a la deriva, por traidor a la colaboración que le prestaron para su toma de posesión, que de otra manera no se hubiera llevado a cabo.

En su niñez, Calderón repartió volantes del PAN y no logró superar esa etapa de infantilismo político. Nada aprendió, sin teoría política (pues su formación jusnaturalista en la Escuela Libre de Derecho… ¡libre de derecho positivo!, ni en la universidad patito estadunidense donde, supuestamente, obtuvo una maestría en economía… ¡Mientras su política económica pública ha sido una serie de equivocaciones, incluso contra el libre mercado!). Y por eso su pragmatismo politiquero lo llevó a su nivel de incompetencia. Y lo uno y lo otro han generado devastación del empleo de la clase media de por sí en decadencia desde el salinismo, y fracaso para reducir el empobrecimiento masivo de la nación que, mutatis mutandis (cambiando lo que se tenga que cambiar), tenemos desgracias humanas y materiales semejantes a las catástrofes de Haití y Chile, sin que esos mexicanos hayan recibido una mínima ayuda para paliar su desesperada situación.

Y para culminar sus intencionales errores, con actos y omisiones, en economía, ahora Calderón está desmadrando a diestra y siniestra con sus disposiciones electoreras, ocupado en destruir al PRD y someter al PAN a su completo descrédito (por el mal gobierno calderonista), empujándolo al despeñadero con la zigzagueante conducción del pobre (pero rico tras el contratismo en Petróleos Mexicanos) Cesarín Nava que… ¿aspira a ser el candidato presidencial con el que el PAN será derrotado? Las alianzas-complicidades si prosperan (pero no en Oaxaca ni en Veracruz, pues ulisismo y fidelismo recurrirán a todo para imponer sucesor y sacar de la jugada a los expriistas Gabino Cué y Miguel Ángel Yunes, cuyas candidaturas han destripado al PAN y al PRD) serán, en uno o cuando mucho dos estados, victorias pírricas.

En el PAN y el PRD hay rebeliones contra las alianzas-complicidades. Y es que no tienen nada en común respecto de sus bases de militantes y simpatizantes, con todo y que Nava y los Chuchos coincidan en su factor común: Calderón y su afán de venganza contra López Obrador, llevándose entre las patas a su partido. La politóloga Soledad Loaeza acaba de cuestionar ese calderonismo estúpido. Expresó que el "pragmatismo (de Calderón) está provocando una escisión o un disgusto muy profundo en el partido entre corrientes que tienen fuerza (y) la pregunta es si tendrán capacidad él (Calderón) y César Nava para desactivar esas fracturas que pueden extender de aquí a 2010, y… "¡quién sabe qué va a pasar!" (La Jornada, 2 de marzo de 2010).

Lo que va a pasar se vislumbra ya tras el desmadre de Calderón: la derrota anticipada del PAN sobre su fracaso en las alternancias (de Fox a Calderón) como gobierno y como fuerza electoral. El inquilino de Los Pinos ha actuado a la Victoriano Huerta, tras su golpismo de ilegitimidad, que completa con su ya fallida orden de las alianzas-complicidades, mientras crecen las demandas que piden su renuncia antes de que su mal gobierno y pésima administración enciendan al país, para que el pueblo festeje de otra manera los centenarios que el porfirismo calderonista intenta celebrar con luces de colores, sin advertir que los mexicanos, a disgusto por el desempleo, la inseguridad y la pobreza, tienen en mente otras opciones.

cepedaneri@prodigy.net.mx

Contralínea 174 / 21 de Marzo de 2010


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