Pedro Echeverría V.
1. La duda es mi método, dudo hasta de mi existencia; pero entre David y Goliat no tengo duda, estoy con el débil aunque éste provoque la ira del grande. He aprendido de la historia desde niño en el hogar hasta viejo en el mundo que el poder es el origen de todos los males: el poder de los padres sobre los hijos, del hombre sobre la mujer, del patrón sobre los trabajadores, del cura sobre sus feligreses, del maestro sobre sus alumnos, del gobierno sobre sus subordinados, de los "intelectuales" sobre los "analfabetos", del imperio sobre los países, del poderoso Goliat (armado hasta los dientes) sobre el pequeño David que apenas se cubre la cara con un paliacate.
2. Apoyo a David sin pretexto alguno, sin condiciones: No me interesa si tiene poca fuerza, si está mal vestido, si lleva años protestando, si es quien inicio el conflicto, si Goliat tiene muchos seguidores y propagandistas y, mucho menos –sería muy degradante- porque Goliat me va a dar privilegios si lo apoyo. Pero está la alternativa de declararme "neutral"; sin embargo por ese hecho: "de no estar ni con uno ni con otro", estaría apoyando a Goliat, al poderoso, al más grande, al que está acostumbrado a someter y dominar a los demás. Así que quien tiene conciencia de trabajador siempre debe estar con David, con los explotados, con los de abajo.
3. No busco pretexto alguno, ni me enredo con argumentos –como muchos políticos e "intelectuales- para no apoyar la lucha de los profesores ni para definir mi posición en un sistema absolutamente desigual en lo económico, político, social, cultural. Si el maldito Goliat –aprovechándose de la fuerza de sus policías y su ejército, así como de los medios que tiene a su alcance- quiere destruir a David porque éste por dignidad, por defender a sus amigos y su cultura, se ha atrevido a desafiarlo, entonces aquí debemos estar firmes nosotros para defenderlo del autoritario y déspota, que controla a la opinión pública. Los maestros nos defenderemos como podamos.
4. Los "intelectuales" y los políticos que se dicen de izquierda en México se cuidan para estar siempre bien con el príncipe; éste es la garantía de su ascenso en la pirámide del poder. Los vemos en la Tele y los oímos en la radio haciendo piruetas verbales diciendo que "todos tienen el derecho de manifestarse pero sin perjudicar a terceros" olvidando que los terceros están en todos lados y que los maestros, la educación, los niños, los padres de familia, son los "terceros" perjudicados y sometidos por quienes tienen el poder. ¿O quiénes son los que determinan el proceso educativo? ¿Quiénes son los que deciden qué se enseña, cómo, quiénes y en dónde?
5. Lo único que hacen los maestros ahora, y lo hacen muy bien, es reclamar sus derechos a intervenir en la orientación de su trabajo. Siempre fueron las autoridades del país, de la SEP, los directores de educación, del sindicato corrupto, los que han planeado y ordenado sobre más de un millón de maestros. Los maestros como he escrito mil veces, han sido simples correas de transmisión de la ideología de los gobiernos y empresarios que dominan el país. Nunca habían sido críticos de las órdenes que recibían. Pero de pronto los maestros –primero los de la CNTE- comenzaron a ser dignos, inteligentes y valientes y han dicho basta y se han echado a andar con un paso de gigante.
6. Hoy aunque los gobernantes se sientan y actúen como Goliat, se sientan protegidos por un poderoso Estado capitalista, no están seguros porque los 300 o 400 mil maestros de la Coordinadora (CNTE) cuentan ya con poderosas armas de la inteligencia, de la dignidad y la protesta. No necesitan la onda de David porque sus armas de la razón son más afectivas. Ya Goliat, cubierto de mugre, comienza a ser objeto de burla porque en cada movimiento que realiza exhibe las partes desnudas de su viejo cuerpo. Por el contrario, David crece con más fuerza y brillo porque no necesita esa armadura pesada donde Goliat guarda sus vergüenzas. Goliat es el pasado, mientras David -con buena onda- avanza hacia adelante. (31/VIII/13)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario