domingo, junio 19, 2011

Ganar las elecciones es solo llegar al gobierno; el poder seguirá determinando todo


Pedro Echeverría V.

1. ¿El Banco de la Reserva Federal –en el que participan las familias más poderosas del mundo: la Rothschild, la Rockefeller, Morgan, que reúne a las instituciones más grandes y poderosas del orbe como las petroleras, las bancarias y las fábricas de armamentos- es el que determina todas las políticas del universo y el presidente de los EEUU es un simple mandadero de él? Llámense Reagan, Bush, Clinton u Obama, los presidentes yanquis sólo han sido simples administradores, simples gobiernos ejecutores de las políticas que se determinan en el verdadero poder de los EEUU. Lo que sucede en EEUU, el gran país imperialista, se repite en todos los países. Como dicen en México: "los poderes fácticos", es decir los más poderosos, muchos ocultos, los que realmente dominan la economía, la política, el alto clero, son el poder real. ¿Los 30 anotados de AMLO?

2. El pasado cinco de junio Ollanta Humala ganó las elecciones presidenciales en Perú, mismas que perdió en la segunda vuelta de los comicios de hace cinco años frente a Alan García. El pasado enero Lula Da Silva entregó la Presidencia de Brasil a su sucesora, Dilma Rousseff, así como Bush II, después de gobernar ocho años en los EEUU, en 2009 tuvo que ceder el gobierno a Obama. Así podríamos continuar recordando los continuos cambios de gobierno que muy poco dicen porque las condiciones de cada país –de manera fundamental- casi nada cambian de un gobierno a otro. Una revisión histórica simple nos podría llevar a reafirmar que ganar las elecciones presidenciales sólo lleva a asumir el gobierno, nunca el poder que siempre ha estado en manos de los grandes banqueros, industriales, grupos monopólicos y transnacionales, en la oligarquía.

3. Podría decirse que sólo mediante revoluciones armadas profundas se puede tomar el gobierno y el poder al mismo tiempo en un país, tal como sucedió en Rusia de 1917, en China de 1949 y en Cuba de 1959 al expropiar a los grandes ricos explotadores, convertir la riqueza en propiedad del Estado y crear organismos sociales en formas de cooperativas. Sin embargo las contrarrevoluciones –organizadas y apoyadas desde fuera por países capitalistas e imperialistas como EEUU, Inglaterra, Francia, Japón- frenaron los cambios radicales que correspondían y bloquearon cualquier desarrollo socializante que propusieron aquellas revoluciones. Esos países resistieron alrededor de medio siglo al abierto capitalismo, pero jamás pudieron construir nada de la nueva sociedad que de manera original se proponían. Se expropió a los expropiadores de cada país, pero llegó el imperio a salvarlos.

4. Todos los gobiernos del mundo, 99 por ciento producto de elecciones, lo único que han hecho son reformas burguesas para que el capitalismo logre vivir más décadas. Avanzan al ritmo de la tecnología, se modernizan construyendo carreteras, extendiendo el transporte, dilapidan las riquezas y los recursos naturales, contaminan cada vez más el ambiente y tienen al mundo al borde del abismo, pero mantienen a la población con férreo dominio. Incluso países como Chile de Allende, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Ecuador, que llevaron al gobierno a personajes con tinte democrático, sólo han podido realizar reformas que el capitalismo acepta, reformas muy limitadas, que no han avanzan hacia el cambio de relaciones sociales de producción diferentes porque de inmediato el gran poder del capital le exige al imperio su intervención, que muchas veces son suficientes con amenazas.


5. Cuando veo a Chávez convaleciente en La Habana, rodeado por los hermanos Castro me pregunto: ¿Cómo podrá recuperar Chávez la confianza después de la entrega que hizo de revolucionarios al gobierno asesino de Colombia? Quizá sólo declarando su apoyo a las FARC y rompiendo relaciones con el gobierno colombiano. ¿Por qué Chávez cometió ese magno error? Porque no tiene el poder sino solamente el gobierno. El poder está en manos de la gran burguesía bancaria, industrial y comercial de Venezuela, pero por encima de ellos está el poderoso poder yanqui que puede provocar salida de capitales, escasez de víveres, devaluación monetaria y determinar todo. ¿Por qué han sido derrocados gobiernos de América Latina sino no por el "gran atrevimiento de haber declarado algunos márgenes de independencia"?


6. En Perú, si Ollanta Humala fuera un simpatizante de la izquierda y quisiera hacer algunas reformas importantes seguramente las podrá realizar siempre y cuando estén dentro de los límites del capitalismo; puede repartir algunas tierras, puede "nacionalizar algunas empresas, puede decretar aumentos de presupuesto en la educación y la salud, puede incluso pronunciar muchos discursos nacionalistas, pero sin afectar intereses de los poderosos; nada más. Lo que no puede olvidar es que su gobierno sólo debe servir a la oligarquía, al verdadero poder asociado con los EEUU; de lo contrario no tardará ni un año. El otro camino es la movilización de masas que tampoco es fácil cuando no se les tiene confianza y sí mucho miedo. Lo más seguro es que sea un gobierno más, un simple sirviente de la oligarquía que no llegue siquiera el nivel de Velazco Alvarado, aunque con discurso populista.

7. Todo ello me hace pensar en México, país y traspatio del imperio de los EEUU. ¿Hasta qué grado los gobiernos yanquis podrán permitir que se realicen reformas profundas que beneficien a la población pobre? ¿Hasta dónde nuestra gran oligarquía, estrechamente asociada a los inversionistas gringos, permitirá que la electricidad, el petróleo, las leyes del trabajo, sigan sin ser privatizadas y acomodadas a procesos productivistas? ¿Podrán permitir que los movimientos de masas, que el descontento y las protestas crezcan sin acelerar una intervención militar? Por eso Peña Nieto del PRI o Cordero del PAN –incondicionales de los yanquis- pueden ascender fácilmente a la Presidencia. ¿López Obrador será capaz de usar el movimiento de masas como prioridad en su gobierno en caso de asumirlo?

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pedroe@cablered.net.mx




Fracasos durante 40 años


Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

Richard Milhous Nixon proclamó, el 17 de junio de 1971, "la guerra contra las drogas" con un mensaje desde la Casa Blanca y frases para el bronce, rescato la siguiente:


"(…) el enemigo público número uno de Estados Unidos es el abuso de las drogas. Para poder luchar y derrotar este enemigo es necesario llevar a cabo una ofensiva nueva y plena. Ésta será una ofensiva a escala mundial abordando los problemas con las fuentes de oferta, como también con estadunidenses desplegados en el extranjero (…)". Cualquier semejanza con la belicosidad de Felipe Calderón no es fortuita.


Si nos atenemos a las cifras de la Comisión Global sobre Política de Droga, de la Organización de las Naciones Unidas --integrada por expresidentes de Brasil, México y Colombia, primeros ministros de cinco países y Kofi Annan, otrora secretario general de la ONU, además de prominentes empresarios y artistas--, el consumo de opiáceos se incrementó de 1998 a 2008 en 34.5 por ciento, el de cocaína en 27 y el de mariguana en 8.5 por ciento.


Por ello, exigieron revisar la estrategia, reclamo que adquiere fuerza por toda la aldea y en EU Jimmy Carter apoyó el diagnóstico de los comisionados y recordó que en 1977 pronunció un mensaje en el Congreso estadunidense en el que propuso despenalizar la posesión de menos de una onza (28 gramos) de mariguana y un programa completo de tratamiento, amén de advertir el peligro de "llenar a nuestras prisiones con jóvenes". Lo cual evidencia la falsedad de la tesis de que hasta que son "ex" abogan por la despenalización gradual y progresiva de las drogas, bajo control del Estado y en consenso con la comunidad internacional, por lo menos de los países más demandantes y los grandes productores.


Cuatro décadas después de la guerra contra las drogas, decretada por el genocida que en Vietnam fue derrotado en el campo de batalla por los insurgentes que aún no eran estigmatizados como "terroristas", EU tiene el 5 por ciento de la población mundial y 25 por ciento del total de los prisioneros del planeta, 2.3 millones de reos frente a los 300 mil de 1972. Uno de cada 31 estadunidenses adultos está en prisión, en libertad bajo fianza o condicional.


Desde la óptica presidencial, la del que busca prolongar su estadía en la Oficina Oval, así sea negando y renegando de propuestas reformadoras con las que cultivó a millones de incautos, el cuadro estadunidense es muy distinto porque lo observa en porcentajes y no en números absolutos, o en forma combinada.


Para Barack Hussein Obama el consumo de drogas en el país de los adictos por excelencia es de la mitad respecto a 1981, la producción en Colombia se ha reducido en casi dos tercios y miles de consumidores no violentos se encuentran en centros de tratamiento en lugar de tras las rejas. Por supuesto que se guardó la cifra de los pacientes y omitió que tras la invasión de Afganistán floreció como nunca la producción de opio, además de que metió a México en un baño de sangre que --según George Shultz, secretario de Estado de Ronald Reagan, y Paul Volcker, exsecretario de la Reserva Federal-- las bajas mexicanas en "la guerra contra las drogas" son equivalentes a las estadunidenses en las invasiones de Vietnam y Corea. De ese tamaño es el desastre de Calderón para legitimarse en Los Pinos, pagar las facturas a los altos mandos de las fuerzas armadas que lo encumbraron y corresponder a las necesidades e intereses de Washington.


Estos señores no escuchan ni a sus propios pensadores, como Milton Friedman quien escribió: "La ilegalidad crea ganancias obscenas que financian las tácticas asesinas de los capos del narco, la ilegalidad lleva a la corrupción de oficiales de seguridad pública".


Acuse de recibo


De la rijosidad al "diálogo" (18-VI-11), es comentada por Eric O. F. Ochoa y Valdés, economista e investigador, en los siguientes términos: "Efectivamente, ahora, el presidente Calderón, que aglutina poder y de ninguna manera conocimiento, se encontrará más enredado en sus propias audacias, que en un valle de estrategias inteligentes. (...) Calderón se empeña en buscar al Congreso como un subterfugio para salvar lo que no le ha resultado --que es casi todo-- pero se oculta otra audacia, la de realizar la reforma política comprometiendo los intereses de los partidos aun con el Instituto Federal Electoral incompleto, para en cuanto se consoliden las reformas en beneficio de los más poderosos y se conserve por ellos el poder, sobre el enorme catálogo de injusticias que vienen engrosando y cuando integre a los tres consejeros del IFE, sea precisamente para amarrar esos compromisos y darle la seguridad a quienes desde la economía real pregonan la urgencia de alejar la demanda ciudadana de las mayorías, para continuar con este desastre (…)". Julio Pomar Ramírez, el más veterano profesional del Grupo María Cristina, cumplió medio siglo en las lides del periodismo… Las cenizas de Carlos Monsiváis se encuentran en el Museo del Estanquillo, en la urna en forma de gato diseñada por Francisco Toledo.

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Cárteles mexicanos se asocian con cuatro mafias internacionales

Nancy Flores

Investigaciones internacionales descubren nexos entre los cárteles mexicanos y las mafias italiana, japonesa, peruana e hindú para trasegar decenas de toneladas de drogas en América Latina, Europa y Asia. Esta fortaleza global les permite acceder a mercados que antes controlaban los colombianos, como España y Portugal, alertan autoridades europeas. En esta edición, Contralínea presenta el mapa de la internacionalización de las organizaciones criminales de México

Nancy Flores / Cuarta parte y última

La "guerra" contra el narcotráfico –que ha costado la vida de más de 40 mil civiles– no menoscaba la actividad mercantil de las drogas ni en México ni el mundo. Los cárteles estrechan sus vínculos con poderosas mafias internacionales para hacerse de la droga, los precursores y los grandes mercados de estupefacientes.

Documentos de la Unión Europea y del Departamento de Estado de Estados Unidos revelan que los criminales mexicanos penetran cada vez más el viejo continente y desplazan a los grupos criminales colombianos. Al tiempo, en la Cámara de Diputados se afirma que la mexicana es una de las tres mafias más importantes del crimen organizado trasnacional.

Las alianzas de orden mercantil se dan en, al menos, 12 países de América Latina, Europa y Asia, revelan los informes consultados por Contralínea. Los vínculos que sobresalen son los que mantienen con las mafias italiana, japonesa, hindú y peruana. Con éstas, compran y venden por toneladas cuatro tipos de drogas y dos tipos de precursores.

Además, en Panamá, Paraguay, Venezuela, Uruguay y Argentina, las relaciones descubiertas son de orden logístico (países de tránsito); mientras que en España, Portugal y el Reino Unido, la presencia detectada es de venta.

A nivel mundial, el valor de mercado de la cocaína y la heroína –dos negocios en los que participan activamente los delincuentes mexicanos– asciende a 143 mil millones de dólares en conjunto (es decir, 1 billón 615 mil 900 millones de pesos anuales), calcula la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En su Informe mundial sobre las drogas 2010, refiere que entre 155 millones y 250 millones de personas consumieron sustancias ilícitas en 2008, lo que representa entre 3.5 y 5.7 por ciento de la población mundial.

"Las drogas también son la economía; ¿por qué no las quieren legalizar? Pues porque alguien se queda sin dinero", plantea el doctor en derecho Daniel Márquez, investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Problema global

Los cárteles mexicanos adquieren en Perú la cocaína que después trasiegan a Estados Unidos e Italia. Las mafias de ambos países les compran, además, decenas de toneladas de heroína, mariguana y metanfetaminas. En Japón también venden estimulantes de tipo anfetamínico, elaborados con la efedrina y la seudoefedrina que obtienen de la mafia hindú y que procesan en laboratorios clandestinos instalados a lo largo del país, descubre el International narcotics control strategy report 2011, del Departamento de Estado estadunidense.


Para justificar lo que viene




Guillermo Fabela Quiñones *

El incorregible afán de Felipe Calderón, y de sus más conspicuos secretarios, de ver todo color de rosa es una demostración fehaciente de su total falta de respeto al pueblo de México. Suponen, equivocadamente, que todo lo que dicen se lo cree el ciudadano común, así que no tienen empacho en decir todo tipo de sandeces, al fin y al cabo los desmentidos ni los escuchan ni mucho menos los sopesan. Ellos viven en su mundo ideal, disfrutando las delicias del poder; tanto, que no tienen una mínima intención de abandonarlo. Se aprestan ya para lo que haya que hacer con tal de continuar ejerciéndolo.

Quien se lleva las palmas en eso de decir estupideces, no cabe duda, es el titular de la Secretaría de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo. Apenas se está pasando el escándalo producido por alguna declaración absurda, cuando ya está diciendo otra igual o peor de indignante. Claro está que su jefe es quien les pone el ejemplo, pero tal parece que hay una competencia por ver quién lo supera. Lo que llama más la atención es que entre quienes podría estar el candidato para las elecciones de 2012, se encuentran los más impulsivos para emitir declaraciones.

Es probable que se trate de una estrategia preconcebida para mantener ocupada a la opinión pública: en vez de que se analicen los asuntos más dramáticos, que son muchos en este sexenio, se comente la insustancialidad de las declaraciones de los secretarios. Lo cierto es que mucha más tinta y muchos más comentarios en los medios electrónicos generan las declaraciones de Cordero, que la extraordinaria descomposición social que se vive en la mayor parte del territorio nacional, cuyas consecuencias para la economía son devastadoras, aunque el secretario de Hacienda diga lo contrario, imitando a su jefe, quien con la mayor desfachatez afirma que "vamos por el camino correcto".


La historia camuflada



Opinión

Fernando Velázquez* / Segunda parte

Las naciones del mundo enfrentan escasez de varios recursos naturales necesarios para la continuidad del sistema capitalista.

En lugar de cuestionar el paradigma oficial de consumo desenfrenado, derroche, desperdicio y acumulación de riqueza en pocas manos, los centros de poder han optado por adueñarse de las reservas energéticas, tierras fértiles, reservas de agua y demás elementos que ellos consideran indispensables para la sobrevivencia de su clase.

Para lograr sus objetivos, están dispuestos a usar la fuerza militar y convertir a los medios de comunicación en un arma más al servicio de sus ejércitos.

Lucha por el control de la mente

Los estrategas y planificadores al servicio de los señores de la guerra están convencidos de que los conflictos del siglo XXI deben resolverse controlando la opinión pública y no con choques físicos con el adversario para conseguir terreno estratégico.

En los últimos años, esa creencia ha llevado a la creación de varios documentos militares que demandan un mayor uso de técnicas de persuasión y propaganda destinadas a "amoldar" el pensar de la gente.

Como se mencionó en la primera parte de este ensayo, las Psy Ops son operaciones planeadas para enviar información e indicadores selectos a una audiencia particular para influir sus emociones, motivos y su razonamiento objetivo. La "audiencia" puede ser un gobierno, una organización o un grupo. Éstas se dividen en tácticas y estratégicas.

En 2006, el general mayor Robert H Scales escribió, en el Armed Forces Journal, que los científicos sociales, especialmente los que estudian la influencia social y diferencias culturales, serían pronto instrumentos de guerra como fueran los físicos y los químicos en los dos conflictos mundiales anteriores. La cuarta guerra mundial será la guerra de los científicos sociales, escribió Scales.








Luchar por la comisión de la verdad



Opinión

Cuando la autoridad rompe el marco jurídico que ella misma se ha dado, desnaturaliza su función: en lugar de servir a las personas que le otorgaron poder, las oprime y las reprime. Pierde la cualidad que le otorga autoridad moral: la legitimidad.

José Enrique González Ruiz*

La guerra sucia es la peor expresión de la falta de legitimidad de una autoridad. Consiste en suprimir a quienes se cataloga como enemigos, sin importar los medios utilizados. No se reconoce límite alguno, ni ético ni jurídico ni político.

El Estado mexicano se atribuye el "derecho" de combatir lo que denomina la subversión, poniendo en práctica los procedimientos más inhumanos. "Para ellos no existen los derechos humanos", sostienen los agentes de la represión, refiriéndose a los opositores políticos.

Las secuelas de la guerra sucia son de sangre, dolor y muerte. Todos los principios y valores son postergados y violentados en aras de la conservación del poder. Las madres se quedan sin sus hijos y éstos sin sus padres. Las esposas dejan de tener a su lado a quien frecuentemente es el sostén económico; las hermanas y hermanos son separados. El amor familiar explica por qué las respuestas inmediatas provienen del seno de la familia.

Las variadas reacciones ante la represión

Quienes reprimen buscan, sobre todo, inhibir la acción de los grupos y las personas: quieren que cesen sus actos de resistencia a la aplicación de las políticas del bloque hegemónico.

El poder no es un fin en sí mismo, sino un medio para tener, acumular, mandar y dominar, gozar de consideraciones: ser conocido y servido, tomar decisiones y ver que se cumplan. Aquellos que lo poseen quieren ejercitarlo, para lo cual hay que quitar los obstáculos que se atraviesen. Todo detentador de poder se propone disuadir, persuadir, reprimir o incluso suprimir. Cuando esto se consigue rompiendo las leyes, hablamos de guerra sucia.

La mayoría responde a la represión como sus autores desean: dejando de hacer aquello que implica riesgo, como protestar, manifestarse o incluso opinar. Pero siempre hay un sector que decide resistir las acciones represivas, a sabiendas de que implica peligro. No sólo se realizan actos de protesta o denuncia, sino que se busca asegurar que haya castigo para quienes desde el Estado vulneran el marco legal vigente y, particularmente, que no lo repitan más.

El instrumento conocido como comisión de la verdad es de los más importantes que se han creado. Su propósito es ir a fondo en la indagación de situaciones muy complicadas, para que se conozca lo ocurrido (secuestros, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones involuntarias, cárceles clandestinas y otros horrores).

De ninguna manera una comisión de la verdad asegura la justicia. Pero es el mejor instrumento diseñado hasta ahora, siempre y cuando reúna requisitos que le den autonomía: personalidad jurídica, independencia de los poderes formales del Estado y de los partidos políticos, patrimonio propio y, sobre todo, autoridad moral a partir de que sus integrantes provengan de la sociedad y no del poder estatal.

Obviamente, habrá más posibilidades de éxito de una comisión de la verdad si las organizaciones sociales y de derechos humanos mantienen una permanente vigilancia de sus actos y si éstos son siempre públicos. De otra forma, podría convertirse en un instrumento de mediatización de la lucha ciudadana.

La discusión en Guerrero

En cuanto se hizo pública, en Guerrero, la posibilidad de crear una comisión de la verdad para investigar los hechos acaecidos en la Guerra Sucia, comenzaron a aparecer muestras de apoyo. Rocío Messino, de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS), expresó su respaldo a la idea, lo mismo que la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG). Se sumaron a una propuesta que tiene décadas sobre la mesa de discusión.

Lo anterior indica que existe interés en echar luz sobre los oscuros rincones de la represión, pues son muchos años ya de ocultamiento de una trágica realidad en la que el poder ha sido ejercido con odio hacia la población.

Es lógico que quienes se pronuncian por la comisión son los que han sufrido por acciones represivas del Estado. También es de esperar que se opongan a ella los perpetradores, que gozan hasta hoy de impunidad. Pero en el medio que hay entre las víctimas y los victimarios, existen posturas indecisas.

Los sectores escépticos y desconfiados

No obstante que la coyuntura política en Guerrero posibilita la creación de la comisión de la verdad, pues el Partido de la Revolución Democrática derrotó al añejo y correoso caciquismo priista, existen grupos y personas que consideran que sería otro aparato del Estado que mediatizaría la lucha por la verdad y la justicia. Piensan también que podría ser una fuente de empleo para algunos personajes disfrazados de luchadores sociales.

El escepticismo tiene sustento, pues hay experiencias de comisiones de la verdad que no fueron eficientes para agregar información verdadera sobre delitos cometidos por agentes estatales, ni consiguieron enjuiciar ni sancionar a alguno.

También se genera desconfianza, porque los integrantes de la comisión podrían utilizarla para sus fines políticos e incluso económicos. Ya se sabe que el protagonismo y el chambismo enferman a muchos actores de la lucha social.

Además, la comisión de la verdad tendría que ser creada por un acto del Estado (el Congreso, proponemos nosotros) para tener facultades legales y ser efectiva más que testimonial. También debe contar con recursos públicos para poder cumplir la tarea. Pero se sabe que en el aparato del Estado se encuentran todavía muchos de los presuntos responsables de crímenes de lesa humanidad, lo que de inicio es un formidable obstáculo para su autonomía.

No obstante el riesgo señalado, hay que recordar que del primer caso de desaparición forzada que se encuentra documentado (1965, Epifanio Avilés Lino) han transcurrido 46 años, tiempo más que suficiente para saber que los órganos establecidos nada harán para resolver este tipo de casos. Así que es mejor hacer algo que nada. Carece de sentido decir que no nos equivocamos cuando nada hacemos.

Con limitaciones, la comisión es buen instrumento

Con todo y que es criticable, la comisión de la verdad es mejor instrumento para indagar sobre la guerra sucia que las procuradurías y los juzgados. Negarse a aquélla es pronunciarse a favor de los segundos. Y ya dijimos que éstos no han funcionado y, por el contrario, son coadyuvantes de la impunidad.

Una comisión autónoma y ciudadana, con recursos propios y atribuciones legales para preconstituir pruebas, podría ser menos ineficaz que lo que tenemos hoy. La tentación de convertirla en botín político se atemperaría estableciendo que el cargo de comisionado sería honorífico. Además, estaría asistida por grupos de trabajo profesionales –en derecho, en medicina forense, en sicología y en rescate de memoria histórica– que proporcionarían sustento teórico sólido a sus determinaciones.

El gran riesgo es generar demasiadas expectativas y terminar con un pacto de los montes. Pero aun esto –un ratoncillo– sería menos malo que continuar en el limbo de no actuar para cerrar las heridas abiertas por la Guerra Sucia.
Para tratar de aclarar lo ocurrido en la Guerra Sucia y hacer comparecer ante la justicia a los perpetradores, luchemos por una comisión de la verdad.

*Coordinador de la maestría en derechos humanos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México; doctor en ciencias políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México; integrante de la Comisión de Intermediación para el Diálogo entre el gobierno federal y el Ejército Popular Revolucionario

Fuente: Contralínea 237 / 12 de junio de 2011



Por qué no basta con pedir paz

Porque es justamente ese argumento, el de la paz a secas, el que enarbola el gobierno federal para justificar la militarización del país y la radicalización de las leyes. Basta oír cualquier declaración de Felipe Calderón y su equipo en los medios de comunicación, como cuando dijeron que las demandas de paz eran para los criminales y no para ellos: "Nosotros también queremos la paz; son ellos, los criminales, los malos, quienes no la quieren; son ellos los que nos obligan a usar la fuerza; son ellos quienes piden la violencia y la muerte". Y, mientras dicen esto, envían leyes de mano dura al Congreso y sacan a los militares a las calles.

Aurelio Morales*

"La violencia engendra violencia", frase de sabiduría popular que los gobernantes parecieran desconocer. La paz, por otra parte, como objeto del discurso oficial, es un arma de dos filos. En nombre de la paz se han cometido los peores actos contra la humanidad: dictadores que eliminan opositores, gobiernos que firman leyes xenófobas y potencias imperiales que invaden países con "guerras preventivas".

En nombre de la paz, los jóvenes de México (hoy degradados a ninis) tienen que escoger el bando en que cerrarán filas para asesinar a su paisano; se promueven leyes como la de seguridad nacional, que justifica la inobservancia de derechos fundamentales, como la libertad de reunión y de manifestación de ideas, y se crean figuras legales como el arraigo, que permite al Ministerio Público mantener detenida hasta 60 días a una persona simplemente por "sospechar" de ella. También en nombre de la paz se endurece el concepto de crimen organizado, tanto en la praxis jurídica como en el discurso político. A pesar de que en la Constitución (artículo 16) está claramente referido que se comete este crimen cuando tres o más personas metódicamente se reúnen para delinquir en varias ocasiones, en la práctica jurídica basta con que se arresten a tres o más individuos, se conozcan o no, bajo un mismo cargo (así sea romper una ventana o hacer una pintada callejera) para que se les procese por crimen organizado. Y, así mismo, para que estos "criminales" engrosen la lista de enemigos del Estado encarcelados que el gobierno dará a conocer como uno más de sus "logros".

Haciendo de cualquier detenido un criminal peligroso, se infunde miedo en la sociedad, lo que permite un control más fácil de ésta. La receta es simple y su aplicación no es novedad. Los políticos "mexicanos" de hoy son made in USA (o egresados de alguna universidad que reproduce ese sistema educativo en México) y hacen uso de la misma "técnica".

Es necesario recordar que luego del famoso 11 de septiembre de 2001, los terroristas –el enemigo que está en todas partes– se vuelven la peor amenaza y todo el mundo debe cerrar filas con Estados Unidos. Hay que volverse más estrictos y contundentes atacando países débiles para sentirse seguros. El que no cierre filas no es patriota, es enemigo. Hoy, a 10 años del atentado, a nadie alteran las altas medidas de seguridad estadunidenses.

Sencilla la receta: encuentra un enemigo, hazlo poderoso, publicita este poder, es decir, infunde pánico, y listo, control social a la orden. Para disfrutarlo, endulce con guerra; de preferencia contra otra nación, pero en caso de tener un ejército más bien débil, dispóngalo, mejor, contra su propia gente. La sociedad misma demandará que entren tanques en casa del vecino.

La idea de usar los sistemas de ejecución e impartición de justicia a favor del statu quo o del poder regente y no de la justicia misma, tampoco es novedad. Michael Foucault mostró cómo un sistema supuestamente concebido para reformar al delincuente, como el carcelario, en realidad y desde sus inicios, ha servido como herramienta de control social. A través de éste, señala, no se reforma a delincuente alguno, sino que se le forma como tal y se le presenta a las autoridades para que éstas se sirvan de él y le administren. Como dice la sabiduría popular: las cárceles son escuelas de delincuentes, y –habría que ampliar– sus formadores son los carceleros.

Si hacemos válidas las anteriores consideraciones para todo el sistema judicial, concluiríamos que es un error analizar la eficiencia de este sistema a partir de su capacidad o incapacidad de impartir justicia y que, en realidad, habría que analizar dicha eficiencia en razón de su capacidad o incapacidad para tener controlados a los distintos estratos sociales, sobre todo los económicamente bajos.

Una sociedad aterrorizada es una sociedad paralizada y muy manipulable. Cualquier gobierno lo sabe, y tiende a manejar la información. Habría que preguntarnos cuántos de los que las cadenas de televisión nos presentan como narcos realmente lo son. Si el protagonista de Presunto Culpable hubiera sido un chico que participa en un movimiento social no alineado, quizás nunca habría salido de la cárcel.

Por eso no basta sólo con pedir la paz. Por eso es inevitable que tal demanda se politice, porque, de hecho, ya lo está: la paz y la guerra son el centro de la agenda política de este país. Pedir la paz es un inicio, pero sólo eso. Ya muchos han dicho: no hay verdadera paz sin justicia y no habrá justicia mientras quien la ejerce no la procure para el pueblo. O mientras las leyes no distingan entre un movimiento social y una organización criminal, pero sí distingan entre delincuencia organizada y delitos de cuello blanco.

*Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, área de Difusión

Fuente: Contralínea 237 / 12 de junio de 2011




EN ESTE DIA DEL PADRE .. FELICIDADES MAMA !


Sólo hay 378 mil 400 casas dirigidas exclusivamente por ellos

Papás, ausentes en cuatro de 10 hogares, revela censo de población

Susana González G.
Periódico La Jornada
Domingo 19 de junio de 2011, p. 37

En México, el padre está ausente en cuatro de cada 10 hogares, según el Censo de Población y Vivienda 2010.

En total, en 11.4 millones de hogares falta el padre. En contraste, existen 378 mil 400 hogares donde sólo se encuentra éste con sus hijos.

Si se consideran únicamente los hogares donde hay niños de cero a 14 años, el padre vive solo con ellos en uno de cada 100, mientras la madre está presente en 16 de cada 100.

Prevalecen las casas donde ambos están, al concentrar 70 por ciento del total, aunque hay 3 por ciento en que los jóvenes de dicha edad no viven con ninguno de los dos.

Al desagregar en dos grupos de edad esa población menor de 14 años, resulta que en el de seis a 14 es mayor el porcentaje de niños que viven en un hogar en el que la madre y el padre no están.

En general hay 17.2 millones de hogares donde el padre habita con sus hijos y la mayoría de estos casos (95.6) lo hace en pareja.

Treinta por ciento de papás mexicanos son adultos mayores o de menos de 30 años. Otro porcentaje similar corresponde a quienes tienen entre 45 y 59 años, mientras 40 por ciento corresponde a los de 30 a 45.

Entre los papás que viven en pareja, el matrimonio predomina entre quienes tienen más de 30 años, pero entre los menores de esa edad ya son mayoría (54.4 por ciento) lo que viven en unión libre.

La tercera parte tiene educación media superior o superior, entre 8 y 9 por ciento de entre 30 y 59 años están desempleados, 2 por ciento se dedica a labores del hogar y uno por ciento padece alguna limitación física o mental permanente que le impide laborar.

Como jefes del hogar, los varones concentran dos de cada tres puestos de trabajo en el país, pero de 17 millones que laboran en actividades formales o informales más de la mitad percibe menos de tres salarios mínimos y 10 millones carece de acceso a instituciones de salud, indica la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo.

La mayoría (5 millones de jefes de familia) trabaja en actividades industriales, son artesanos o ayudantes. Otros 3 millones se dedica a actividades agrícolas, ganaderas, silvícolas, caza y pesca, mientras más de 2 millones al comercio.

Millón y medio son operadores de maquinaria o de medios de transporte, otro millón y medio son profesionistas, técnicos o trabajadores del arte, y un millón más laboran como oficinistas. Quienes trabajan en servicios personales rebasan un millón 100 mil y los jefes del hogar que trabajan en las fuerzas armadas, servicios de protección y vigilancia suman 660 mil.

Como trabajadores de la educación sólo existen 465 mil, mientras más de medio millón son funcionarios o directivos tanto del sector público como del privado.

Por cada padre que trabaja por su cuenta hay dos que son subordinados. Poco más de la mitad labora en establecimientos fijos, pero hay 2 millones 643 mil que trabajan en domicilios particulares, 1.7 millones de manera itinerante, 316 mil en obras y 229 mil en puestos fijos o semifijos.


adrés, el desgobernador de Sonora pisotea la legalidad



Álvaro Cepeda Neri *

Está absolutamente comprobado que en las 31 entidades del país (el Distrito Federal, sin ser estado por que le han negado esa cualidad constitucional, también padece el mal gobierno de Ebrard), hay nuevos brotes de caciquismo. Y con mayor virulencia en el abuso del poder, saqueo a los dineros públicos y autoritarismo político, ya que sobre ellos no pende la desaparición de poderes con los que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) los mantuvo bajo control. Los panistas, que se presentaron como demócratas, honrados y respetuosos de la legalidad, han salido peores que los del antiguo régimen. Peores aún que algunos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) –el caso de Amalia García, la exgoberadora de Zacatecas; Zeferino, de Guerrero, por poner dos ejemplos–: tenemos, del Partido Acción Nacional (PAN), además del desgobernador de Jalisco, al arbitrario Guillermo Padrés Elías (quien tiene o tenía en su casa más de diez maletas repletas de dólares, una de las cuales le fue robada por uno de los guardias que involucró a una empleada doméstica quien, huido el ladrón, es la que está sufriendo la persecución de Padrés y su policía).

Los sonorenses, hartos del mal gobierno de Robinson-Bours y, tras el incendio de la Guardería ABC, con más razón dieron la oportunidad al PAN. Así fue que el empresario Padrés Elías logró el cargo, que en menos de un año ha desacreditado tras la ocurrencia de robarse el agua del sur sonorense, con su factor común el Valle del Yaqui, para solucionar la demanda del líquido en Hermosillo; en lugar de racionalizar su uso y, en última instancia… ¡es la desaladora, estúpido!

Ha creado Padrés y su grupo bueno para gozarla, un conflicto social, político y económico, que lleva visos de un enfrentamiento entre sonorenses. Y es que con tres resoluciones judiciales para que detenga la construcción del acueducto por medio del cual se quiere robar el agua de la presa del Río Yaqui, insiste en que: "Nadie va a detener el Acueducto Independencia".








¿Candidatos únicos para más centralismo?



Álvaro Cepeda Neri *


Los mexicanos, a través de sus vanguardias que siempre –salvo en las revoluciones o revueltas políticas, son una minoría e integran las manifestaciones de protesta para hacer peticiones o impugnar un acto u omisión de la autoridad– han empezado a cuestionar el funcionamiento de la democracia representativa o indirecta, para tantear las posibilidades de ejercer la otra cara de esa moneda: la democracia directa, por medio de acciones de los ciudadanos. Esta respuesta se debe al descrédito de los partidos y, sobre todo, a que los funcionarios de los poderes ejecutivos (presidentes municipales, gobernadores y presidente de la República), con los legisladores de los congresos de los estados y del Congreso de la Unión, no cumplen con sus obligaciones de representantes de la nación.

Y ésta no sabe cómo, individual y colectivamente, exigirles ese cumplimiento interpretando, con más democracia y más republicanismo, las obligaciones y facultades de quienes integran los poderes ejecutivos y legislativos. Y también, qué hacer para que los poderes judiciales, con sus jueces, magistrados y ministros, cumplan lo que se establece en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y las constituciones de las entidades.

Para colmo, cada vez más las élites gobernantes se deciden por ejecutar medidas antifederalistas, no obstante el centralismo que todavía padecemos en todos los órdenes.

Hay quienes, como los calderonistas y el Partido Acción Nacional (PAN), quieren imponer una policía única, un ministerio público único; con otras medidas concentradoras del poder, para que, incluso, desaparezcan las policías municipales, estatales, del Distrito Federal y que la Procuraduría General de la República sea la única instancia para recibir denuncias penales.

Ahora se pone en marcha la propuesta de que los partidos PAN, de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI) postulen un candidato único para gobernador en Michoacán. La nota sobre esa información sólo la lograron tres reporteras: Claudia Guerrero, Carole Simonet y Erika Ramírez (Reforma, 26 de mayo de 2011). Nos pusieron al tanto de una reunión entre los presidentes de esos partidos: Gustavo Madero, Jesús Zambrano y Humberto Moreira, con la presencia del desgobernador de Michoacán, lugar donde pretenden ensayar ese engendro (tras los abortos del amasiato PAN-PRD). En la capital del país, domicilio del centralismo imperante, se reunieron esos cuatro tenebrosos para echar a andar su plan antidemocrático, antirrepublicano y anticonstitucional.


Maurice Duverger: La democracia sin el pueblo




Maurice Duverger es harto conocido por su clásico trabajo Los partidos políticos, que desde su primera edición en francés (1951) tradujeron al español Julieta Campos (ya fallecida) y el politólogo Enrique González Pedrero, en 1957. Duverger es un muy serio investigador, jurista, sociólogo y politólogo. Su conocimiento, estudios y reflexión crítica sobre los problemas de la competencia electoral, el constitucionalismo y la teoría y práctica sociales, lo convirtieron en un maestro a través de sus libros, para alumnos-lectores que siguen aprendiendo (no al estilo del magister dixit "lo dijo el maestro", palabras de los escolásticos de la Edad Media, para no admitir réplica porque lo había dicho Aristóteles).

Su texto La democracia sin el pueblo (traducción de Juan Ramón Capella) viene muy a propósito de la actual oleada ciudadana que desacredita severamente a la democracia representativa o indirecta y a los partidos. La otra cara es la democracia directa, la que practicaron los griegos-atenienses por lo complicado y difícil de que el pueblo, el demos, se reuniera periódicamente para tomar las decisiones políticas y administrativas e incluso nombrar a los funcionarios de los poderes. Y reaparece en las manifestaciones callejeras, protestas y revueltas contra el mal gobierno y los dictadores (como ahora en Atenas, en los países árabes, en Portugal, Irlanda, España).



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