Julio Hernández López: Astillero
Es un proceso de envilecimiento colectivo. Entre más sea expuesta la comunidad nacional a la mentira, la impunidad y el retorcimiento, más fácil será que otras desgracias se deslicen en el pasado y se acepten en el futuro. La nota roja de alta sociedad como confirmación del hundimiento nacional. Hipnosis social en la que todo mundo ve los zurcidos mal hechos del traje criminal pero no acierta a definir los modelos y perfiles porque los dueños de la sastrería justiciera mexiquense y de las pasarelas televisivas escamotean, dosifican, enredan y envenenan. La falsedad como probado recurso de sobrevivencia pública, las entrevistas relativamente amables que dejan dudas y suspenso sin ir a fondo ni presionar como se haría con algún hijo de vecino involucrado en algún crimen fuera de las elites; gestos delatores, miradas evasivas, coartadas inaceptables, argumentos deleznables, pleitos íntimos y el giro aberrante de las autoridades que ya no saben si hay crimen o muerte natural y que reparten certificados de presuntas inocencias o culpabilidades conforme al paso de los minutos, en una danza macabra que termina por asentar en el ánimo de los televidentes la convicción de que cada día es peor que el anterior y que no hay a la vista salida ética, institucional, civilizada, más que la barbarie de la violencia sin castigo, del uso faccioso de los instrumentos jurídicos, de la protección clasista, del sálvese quien pueda en este país donde la muerte de una niña y la reubicación de su cadáver en un hueco de cama desplazan a los otros asuntos importantes de injusticia que en el país siguen en lista de espera.
Como si nada, por ejemplo, la Cofetel continúa con la farsa del conteo de usuarios de teléfonos móviles que presuntamente se habrían anotado en las listas del Renaut. Hay un déficit enorme de credibilidad ciudadana en esos procesos de recopilación de datos (para no ir tan lejos: el Renave del represor argentino Cavallo y el padrón electoral mexicano vendido a extranjeros e hildebrándicamente mal usado en los comicios de 2006), de tal manera que en nada ayuda saber que el registro de celulares no tiene forma de verificar la autenticidad de los datos, lo que ha llevado a algunas personas a darse de alta con nombres y claves ajenas, por ejemplo, de Carlos Slim o de Luis Donaldo Colosio, y, además, que la página de Internet en que se da cuenta del número de quienes han cumplido con ese requisito sea falsa, elaborada sólo para generar apariencias y fundamentar notas de presunto éxito que muchos medios de comunicación toman acríticamente.
Tal como aquí se reveló días atrás, ese contador funciona mediante JavaScript, con una programación que comenzó en el presunto usuario 51603051 y, a partir de allí, se ordenó que cada segundo apareciera un supuesto registro hasta completar el total (alguien bromea anunciando que, al final, el número de celulares anotados será de 100.056 por ciento del padrón de votantes, perdón, de usuarios). En www.cofetel.gob.mx puede verse el código fuente y en él se establece la clave de la suma automática de usuarios, sin conexión a ninguna base de datos: usuarios+= 1; Pueden asomarse a http://intelectualradio.wordpress.com quienes deseen ahondar en el tema. Otro usuario propone: Hay una forma muy fácil de verificar la farsa del contador de usuarios registrados en el Renaut. Sólo hay que cambiar el día y el mes de nuestro equipo (el año no, ya que el algoritmo no lo toma en cuenta) y entrar a dicha página. Pueden estar cambiando la fecha varias veces y refrescando la página para que vean cómo cambia el número de usuarios registrados en el contador. Si cambian la fecha al 31 de diciembre aparecerá el 128% de usuarios registrados. Por su parte, el tuitero @soyfantomas organizó, con el mismo sistema de la Cofetel, sus propios contadores piratas, en los que puede verse un conteo aún más acelerado, aunque igualmente falso, del registro de usuarios (http://bit.ly/bMRlwc y http://bit.ly/9QcPF ).
Otras formas de pirataje estarían en riesgo a partir de que el pleno de los diputados decidió por mayoría de votos modificar el Código Penal Federal para que sea perseguida de oficio toda actividad que lesione derechos de autor u otras formas de propiedad intelectual. Válida en una conceptualización abstracta, la medida, en caso de cumplir con éxito su ciclo de aprobación, arrojaría gasolina y cerillos a una pradera social reseca por la crisis económica y el resentimiento social. Cierto es que en ese nicho de ilegalidad manifiesta se han refugiado bandas de delincuencia organizada (especialmente los Zetas), pero también es cierto que la venta de copias piratas de discos, películas, libros y otras mercancías de marca es una alternativa de empleo informal que practican muchos de los damnificados actuales de las crisis y que muchos mexicanos de recortados ingresos encuentran allí satisfactores que no podrían pagar a precio de tiendas y almacenes formales.
Piratas presumiblemente amparados por la bandera del gobiernarco levantaron, mediante compra, hasta eso, la edición de Proceso de esta semana en Sinaloa, en la que aparecen fotografía y crónica del polémico encuentro del gran periodista Julio Scherer con el jefe Zambada apodado El Mayo. No sólo interesaba al priísmo de aquella entidad que no se conociera ese material de resonancia internacional, sino, en especial, los referentes de nexos de esas actividades oscuras con el candidato oficial a la gubernatura, Jesús Vizcarra Calderón, impulsado por el actual administrador estatal, su tocayo y socio Aguilar Padilla.
Y, mientras el cártel del Golfo acaba de expulsar de Tamaulipas a sus antiguos aliados, los Zetas, que ahora reforzarán su sabida presencia en el VeracruZ de Fidel X,Y..., y mientras legisladores estadunidenses se reúnen en Los Pinos con un invitado de apellido Calderón, ¡hasta mañana, en esta columna que escucha a los obispos decir que no actuarán contra curas pederastas sólo por chismes que ellos corporativamente definirán!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Enrique Galván Ochoa: Dinero
Ha sido impresionante la reacción ciudadana contra el registro de teléfonos celulares. Un movimiento nacional sin líderes, sin partido, sin proclamas, sin abajofirmantes, simplemente la decisión de millones de usuarios de no registrarse. Y millares que se han registrado han usado nombres como Vicente Fox, Felipe Calderón, Hugo Sánchez o Javier Aguirre. Dicen los que saben que hoy, cuando faltan tres días para que expire el plazo (10 de abril), más de la mitad de los usuarios no han dado sus datos; las cifras alegres oficiales intentan ocultar el fracaso. Y eso que las autoridades han recurrido a todo, inclusive a la amenaza; supuestamente los remisos verán suspendido el servicio. Y algo ridículo: la Cofetel –Comisión Federal de Telecomunicaciones– instaló un contador en su portal que se mueve mediante un algoritmo estilo Hildebrando. Prueben ustedes mismos: cuando estén en el portal cambien el reloj de su propia computadora o laptop y verán los resultados absurdos que arroja. El dichoso Renaut exhibió su inutilidad desde su nacimiento. Nos dijeron que iba a ayudar a combatir a la delincuencia, sin embargo, no previeron tres situaciones: 1) el enorme mercado de chips piratas. 2) la facilidad con que puede comprarse un móvil en Guatemala o Laredo para ser usado en México y 3) la enorme desconfianza de la ciudadanía, que no ve una diferencia clara entre los terrenos en que se mueven algunos funcionarios y los delincuentes.
La lista del millón de dólares
La falta de confianza fue abonada por sucesos que se mantienen frescos en la memoria. Primero, la venta del padrón electoral a la empresa ChoicePoint. El primero de septiembre de 2003, el diario USA Today publicó una nota de la cual tomo un fragmento: Cuando los agentes de la Border Patrol descubrieron los cadáveres de 14 migrantes mexicanos que murieron tratando de cruzar el árido desierto de Arizona, una nueva herramienta ayudó a las autoridades de Estados Unidos a identificar los cuerpos y, eventualmente, a los polleros que los abandonaron. Esta herramienta es una base de datos que contiene la información personal de 65 millones de mexicanos en edad de votar. El gobierno de Estados Unidos compró el acceso a la lista por un millón de dólares al año a la compañía de datos ChoicePoint. ¡Un millón de dólares! ¿Cuántas copias y actualizaciones vendieron?
www.usatoday.com/tech/news/techpolicy/2003-09-01-choicepoint_x.htm
El secuestrador del Renave
En agosto del año 2000, una noticia conmocionó a la opinión pública: el director del Registro Nacional de Vehículos (Renave), el ciudadano argentino Ricardo Miguel Cavallo, fue detenido por agentes de la Interpol en Cancún. Se le acusaba, entre otros delitos, de secuestro, robo de autos y falsificación de documentos. Este angelito iba a manejar la lista de automotores que circulan en el país, a través de una empresa privada, precisamente el Renave. El escándalo condujo al suicidio al subsecretario de Comercio, Raúl Ramos Tercero; había jugado un papel central en la concesión. Cavallo sigue preso hoy día en Argentina; aquí ya lo hubieran soltado.
Los ahorritos
Y el actual presidente de Cofetel, el panista Héctor Osuna, también tiene su historia. Fue presidente municipal de Tijuana y creó en 1993 el Fideicomiso de Previsión Social, con el objeto de echarse unos buenos pesos a la bolsa, junto con sus más cercanos colaboradores, de acuerdo con el libro El muro azul, del periodista Víctor Ferrer. Los ahorritos sumaron 2 millones 300 mil pesos, que se repartieron bajo el concepto de compensación por término de la administración. Luego de una auditoría, el también panista José Guadalupe Zamora Ramírez, sindico municipal del 15 ayuntamiento, presentó una denuncia ante la agencia del Ministerio Público por coalición de funcionarios, peculado, tráfico de influencias, abuso de autoridad y otros delitos, y lo avalaron los diputados presidente y secretario de la 15 Legislatura, Juvenal Vidrio Rodríguez (PAN) y Daniel García Noriega (PRI), respectivamente; sin embargo, las denuncias se fueron al archivo definitivo, apunta el libro de Ferrer.
Epílogo
Cualquiera que sea la decisión que tome hoy el Senado, ya sea apoyar el acuerdo de la Cámara de Diputados y aplazar la fecha final del registro, o mantenerla para el sábado próximo, el Renaut fue derrotado. Una expresión de desobediencia civil de una ciudadanía harta de la corrupción y abusos de la clase política, dentro de la legalidad, sin líderes ni partidos,
Hoy los totalitarismos posmodernos son financieros. El practicado por la Reserva Federal (la Fed) –la entidad más antidemocrática del mundo en cantidad y calidad– es mucho peor en su profundidad y en sus alcances que los conocidos totalitarismos políticos del siglo XX, debido a su opacidad y a su control del sistema político de Estados Unidos.
Audrey Fournier, de Le Monde (5/4/10) –rotativo cercano a la cancillería francesa–, examina los opacos manejos totalitarios de la Fed y el levantamiento del velo de los activos tóxicos que heredó, durante el rescate de finales de 2008, de dos entidades financieras mayúsculas: la fétida aseguradora AIG y el hediondo banco de inversiones Bear Stearns (adquirido por el no menos pestilente JP Morgan-Chase).
La Fed fue obligada a exponer mínimamente la punta del iceberg de sus hazañas de ocultamiento y alquimia contables por dos sentencias judiciales, debido a la presión de la ciudadanía y algunos legisladores todavía patriotas.
Como si no se supiera, ahora resulta que tales activos son todavía más tóxicos de lo previsto y alcanzarían 80 mil millones de dólares.
Fournier se asombra de la distribución perversa de tales activos tóxicos incrustados subrepticiamente en una serie de vehículos financieros complejos, como los ominosos credit default swaps (CDS) y cuyos alcances letales han hecho del putrefacto sistema financiero anglosajón un verdadero nudo gordiano que requiere ser desatado por un conquistador de la talla de Alejandro el Magno para salvar el planeta de las garras de la plutocracia bancaria anglosajona de Wall Street y la City.
Audrey Fournier, de Le Monde (5/4/10) –rotativo cercano a la cancillería francesa–, examina los opacos manejos totalitarios de la Fed y el levantamiento del velo de los activos tóxicos que heredó, durante el rescate de finales de 2008, de dos entidades financieras mayúsculas: la fétida aseguradora AIG y el hediondo banco de inversiones Bear Stearns (adquirido por el no menos pestilente JP Morgan-Chase).
La Fed fue obligada a exponer mínimamente la punta del iceberg de sus hazañas de ocultamiento y alquimia contables por dos sentencias judiciales, debido a la presión de la ciudadanía y algunos legisladores todavía patriotas.
Como si no se supiera, ahora resulta que tales activos son todavía más tóxicos de lo previsto y alcanzarían 80 mil millones de dólares.
Fournier se asombra de la distribución perversa de tales activos tóxicos incrustados subrepticiamente en una serie de vehículos financieros complejos, como los ominosos credit default swaps (CDS) y cuyos alcances letales han hecho del putrefacto sistema financiero anglosajón un verdadero nudo gordiano que requiere ser desatado por un conquistador de la talla de Alejandro el Magno para salvar el planeta de las garras de la plutocracia bancaria anglosajona de Wall Street y la City.
Carlos Fernández-Vega: México SA
Con un retraso superior a tres años –de acuerdo con su calendario de campaña–, el inquilino de Los Pinos presentó en sociedad una iniciativa de reforma a la Ley Federal de Competencia Económica y al Código Penal Federal, y la envió a la Cámara de Diputados con el fin de endurecer las sanciones a las empresas que incurran en prácticas monopólicas, de manera que podrían hacerse acreedoras a una multa hasta de 10 por ciento de sus ingresos anuales, y sus directivos sometidos a prisión hasta por diez años.
Mejor tarde que nunca, cacarearán los orgánicos del sí, pero en caso de que los inquilinos de San Lázaro la aprueben y en el entendido de que ninguna ley es retroactiva, tal iniciativa se presenta cuando la actividad económica ya está perfectamente amarrada por monopolios, duopolios y oligopolios, como resultado del modelo que tanto presumen en el gobierno y defienden a capa y espada, es decir, el gran logro acumulado en casi tres décadas de libre competencia, oportunidades iguales para todos y demás frases propagandísticas utilizadas por los distintos gerentes que han pasado por Los Pinos durante ese lapso, que sí registraron el grueso financiamiento de los grandes consorcios a sus campañas electorales, pero (¡qué creen!) o se dieron cuenta de la espeluznante concentración del ingreso y la riqueza, el reparto del pastel en unas cuantas manos (50 por ciento del PIB para 100 grupos empresariales, aunque algunas rebanadas son más gruesas que otras), los pésimos servicios con elevadísimos precios, la competencia inexistente, la especulación a todo lo que da y el creciente daño a los consumidores.
La idea central es que la Comisión Federal de Competencia (el ente encargado de evitar prácticas monopólicas) tenga dientes, porque a alguien se olvidó darle su ración, de tal suerte que ahora hay que fabricarle una prótesis con afilados colmillos de plástico, para combatir, dice el inquilino de Los Pinos, a monopolios, duopolios y oligopolios que profundizaron la crisis en un país que oficialmente nunca la tuvo, porque fue externa. Verborrea pura, cuando es por todos conocido y padecido que estos grupos han crecido, se han fortalecido y se han convertido en el centro de las decisiones políticas y económicas gracias a las generosas concesiones del poder público a cambio de desinteresados financiamientos de campañas electorales.
La del inquilino de Los Pinos, según él mismo, es una iniciativa pensada para que el ama de casa, el profesionista, el estudiante, todos los mexicanos, puedan tener acceso a mejores productos y servicios con menores precios. Qué bueno (si es que la aprueban), pero no da luz sobre por dónde empezará la desmonopolización ni cómo desarmaría la ostentosa red de complicidades político-económico-electorales entre el poder público y esos monopolios, duopolios y oligopolios que dañan a los consumidores, pero que tanto benefician a ciertos candidatos, como él comprenderá. Por dónde: banca, telecomunicaciones, minería, ferrocarriles, cemento, líneas aéreas, acero, cerveza, medicinas, comercio, azúcar, bebidas embotelladas, tabaco, pan industrializado, construcción, gaseras, bienes raíces, transporte, televisión y algunos sectores más, concentrados en unas cuantas manos, con todo y que la legislación supuestamente lo impide y existe una (desdentada) institución antimonopolio, la Comisión Federal de Competencia.
Cómo estará la cosa, que hasta el Banco Mundial –amigo y compañero del inquilino de Los Pinos en turno– ha sido insistente en eso de las prácticas monopólicas en México y el limitadísimo alcance de la Comisión Federal de Competencia. De tiempo atrás este organismo advirtió sobre este caso y presentó un documentado análisis que va más o menos así: la CFC evalúa si la conducta de una empresa es anticompetitiva; de serlo, impone multas o exige cambios en la conducta, pero la empresa sancionada puede apelar de la decisión; si fracasa en el intento, busca un amparo, lo que es más común cuando las resoluciones implican un cambio de las prácticas que involucran rentas monopólicas permanentes.
Con la información publicada por la CFC el Banco Mundial construyó una base de datos con todas las resoluciones emitidas entre 1998 y 2006 en lo relacionado con fusiones y adquisiciones y prácticas monopólicas. En el periodo, la Comisión registró 381 resoluciones, que involucraron 612 decisiones específicas relacionadas con ese tipo de prácticas. En 39 casos, en los que se declaró la existencia de abuso del poder de mercado, las sanciones fueron evitadas mediante el uso de amparos. En 12 de ellas, el amparo resultó en un fallo judicial favorable a las empresas.
El organismo financiero documentó que algunas de las compañías declaradas culpables de prácticas monopólicas habían obtenido amparos, como Telmex, Radiomóvil Dipsa, Telcel (las tres de Carlos Slim), Ferrosur, Fomento Económico Mexicano, Grupo Modelo y Televisa, entre otras. Por ejemplo, la empresa Avantel demandó nueve veces a Telmex por abuso de su poder de mercado. Las resoluciones de la CFC, favorables a Avantel, implicaron multas por alrededor de 11 millones de dólares (lo que no significa que hayan sido pagadas). Otros casos importantes incluyeron compañías de televisión por cable (Televisa y subsidiarias), y de producción y distribución de cerveza (Grupo Modelo y Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, ex propiedad de FEMSA, ahora de la holandesa Heineken). “Cerca de 24 por ciento de los casos de abuso del poder monopólico se relacionaron con empresas controladas por multimillonarios que aparecen en la lista de Forbes. Se encontró que tales consorcios tienen mayor posibilidad de que se les encuentre realizando prácticas monopólicas y con mayor probabilidad de obtener un amparo. Por lo que toca a las fusiones y adquisiciones, en 1998-2006 se presentaron mil 297 casos; sólo 14 (1.08 por ciento del total) fueron impedidos por la Comisión Federal de Competencia. Del total, 106 casos se relacionaron con empresas controladas por multimillonarios Forbes; sólo uno fue rechazado” (0.9 por ciento), apunta el Banco Mundial.
Las rebanadas del pastel
En su enfermiza propaganda sobre la recuperación del empleo, el pianista Javier Lozano Alarcón lo único que confirma es que, en el mejor de los casos, sólo uno de cada tres mexicanos económicamente activos tiene una plaza en el sector formal de la economía, de tal suerte que en materia laboral poco más de 33 millones de personas se rascan como pueden, si pueden.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Ricardo Yáñez: Isocronías
Es difícil decidir qué escribir después de pasar una semana en la playa, por segunda vez en la vida –a una edad ya más que respetable– acampando entre sobre todo multitud de jóvenes que desde luego desbordan vida y hacia muchos caminos caminan, logrando acaso lo que no siempre se logra en una programación cultural: un (cierto, en ocasiones precario, pero permanente) equilibrio, de vez en vez sin duda armonía entre el exceso, o los excesos, o lo que así solemos denominar, y la responsabilidad.
Jejenes, leves lluvias de arena, neblina de repente, neblinas, sol –no del todo inclemente, mas aunque primaveral bastante veraniego–, noches de luna llena, noches de luna ligeramente menguante danzando entre la oscuridad de extensas, negras nubes, noches de pronto milagrosamente sin luna, estrellas nada más, como hacía tanto… Y en ocasiones frío.
Pero dónde estábamos, qué hacíamos.
En Navachiste, Sinaloa, que –me explicaron, aunque yo iba medio dormido y no entendí del todo– ni es una ínsula (isla de los poetas, indica un señalamiento carretero en el largo camino de terracería que hacia El Aparecido, de donde en panga debe uno llegar a Navachiste, se dirige), ni propiamente una bahía, sino un sistema lagunario marítimo o marino, no recuerdo. Ahí se celebra, año con año, Siempre en Semana Santa, un ya veterano festival apoyado por diversas instancias culturales pero también por agrupaciones varias y, creo saber, hasta particulares.
Pasan muchas cosas en una semana, en una semana así. Destaco una de las que más disfruté: una función de cine en filme con imágenes de época del viaje de Madero desde Juárez a la ciudad de México, proyección debida sobre todo a Aurélie Semichon y Vladimir Bendixen, historiadora de arte la primera y el segundo violinista, ambos de trato sumamente fino y entusiasta y quienes propusieron ilustrar in situ la película con música mexicana si mal no recuerdo una hora antes decidida entre el pescador Javier, el joven Franco Narro y algunos festivaleros más con tacto dirigidos por Vladimir. Momentos todos de suma, aunque modulada, emotividad (en la semioscuridad, la función se efectuó en una palapa) varios ¡Viva México! la verdad más sentidos que los de algunos 15 de Septiembre.
Y para variar el espacio se agota. Suponemos, aun cuando debemos ya la segunda parte de otra cosa, que habremos de esto seguir hablando
Desarme nuclear: incongruencias y doble moral
En víspera de la reunión entre los presidentes de Rusia, Dimitri Medvediev, y Estados Unidos, Barack Obama, a efectuarse en Praga el próximo jueves, en la que se suscribirá un nuevo acuerdo de armas nucleares que sustituya al Tratado de Reducción de Armas Estratégicas –firmado en 1991–, el gobierno estadunidense presentó ayer su Revisión de la Postura Nuclear, documento que delinea las directrices a seguir en el manejo de su arsenal atómico. En ese texto, Washington se compromete a no fabricar nuevas ojivas nucleares, así como a no emplear las existentes contra países que no posean armas atómicas y que respeten el Tratado de No Proliferación Nuclear, circunstancia que excluye, a decir del gobierno del vecino país, a Irán y Corea del Norte.
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Interrogantes en el caso Paulette
Sobre la interesante información de La Jornada (6 de abril, p. 26), en la que el procurador general de Justicia del estado de México, Alberto Bazbaz, expresa que no existen elementos para determinar si se trató de un homicidio la muerte de la niña Paulette Gebara, conviene hacerle recordar que la obstrucción de vías respiratorias y presión toraxicoabdominal (según la necropsia) resulta casi imposible que sea a causa de un accidente, pues la posición del cuerpo tendría que haberse encontrado de tal forma que no hubiese quedado ninguna duda que esa habría sido la causa. A días del fallecimiento, la opinión de un criminalista independiente ya se hubiera concretado y es el que con base en las declaraciones de los involucrados, la inspección en el lugar, la autopsia de la pequeña, entre otras pruebas, podría haber dictaminado. Las interrogantes se multiplican sobre la forma en que el procurador Bazbaz conduce la investigación. Y sobre el tema, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México debe intervenir ya, y en su caso, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, aunque a ambas la población les haya cuestionado su credibilidad y confiabilidad.
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Sobre la interesante información de La Jornada (6 de abril, p. 26), en la que el procurador general de Justicia del estado de México, Alberto Bazbaz, expresa que no existen elementos para determinar si se trató de un homicidio la muerte de la niña Paulette Gebara, conviene hacerle recordar que la obstrucción de vías respiratorias y presión toraxicoabdominal (según la necropsia) resulta casi imposible que sea a causa de un accidente, pues la posición del cuerpo tendría que haberse encontrado de tal forma que no hubiese quedado ninguna duda que esa habría sido la causa. A días del fallecimiento, la opinión de un criminalista independiente ya se hubiera concretado y es el que con base en las declaraciones de los involucrados, la inspección en el lugar, la autopsia de la pequeña, entre otras pruebas, podría haber dictaminado. Las interrogantes se multiplican sobre la forma en que el procurador Bazbaz conduce la investigación. Y sobre el tema, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México debe intervenir ya, y en su caso, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, aunque a ambas la población les haya cuestionado su credibilidad y confiabilidad.
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La revolución haitiana (1790-1804) fue la más compleja de los tiempos modernos (Bosch), y en íntima conexión con la revolución francesa tuvo lugar en cinco dimensiones entrecruzadas y superpuestas:
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Luis Linares Zapata: Democracia rota
En el mero centro de la vida democrática de México un nocivo obstáculo se levanta contra su normal desarrollo: la férrea determinación del sistema establecido para esquivar, a como dé lugar, el triunfo, en las elecciones presidenciales, de un modelo alterno de gobierno. Tal sistema ha sido labrado por una derecha de ramplona consistencia ideológica, pero, eso sí, persistente empeño. Ninguno de los poderes federales, y la mayoría de los locales, escapa a la subordinación, a veces más que abyecta, respecto de los grandes grupos de presión que han sido sus beneficiarios. El obstáculo mencionado ha sido, hasta ahora, insalvable. Por eso se han montado sendos fraudes para doblegar, sin consideración y en dos ocasiones, la voluntad popular. En esos momentos el electorado se ha expresado con claridad en favor de las respectivas opciones de izquierda.
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Carlos Martínez García: El proceso de secularización en México
El proceso para que el Estado y la sociedad en México se deshicieran de la tutela de la Iglesia católica ha sido largo. La reciente obra colectiva Secularización del Estado y la sociedad (Senado de la República-Siglo Veintiuno Editores), coordinada por la doctora Patricia Galeana, da cuenta de los antecedentes, desarrollos y características de la construcción de la laicidad mexicana.
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Arnoldo Kraus: Di no al gobierno y di sí, con atenuantes, a las drogas
Hay que repetirlo cada día. Hay que repetirlo ad nauseam. Hay que repetirlo para contagiar, para no ser cómplice, para que muera menos gente inocente, para que pronto los medios informativos dejen de contar el número de muertos por la venta ilegal de drogas, para que nadie deje de oír y para que nuestros estadistas cambien de opinión. Hay que repetirlo: Di no al gobierno y di sí, con atenuantes, a las drogas.
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Alejandro Nadal/II: Vulnerabilidad del euro
lemania ha sido la clave para armar el paquete de rescate para la economía griega. Angela Merkel ha proclamado un triunfo para el euro y para su gobierno, al hacer intervenir al Fondo Monetario Internacional. La realidad es que con la transfusión de entre 20 y 22 mil millones de euros, los que salen rescatados son los acreedores de Grecia, en su mayor parte bancos europeos.
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Lorenzo Córdova Vianello
Mayorías y democracia
La democracia ha sido concebida como el régimen en el cual la toma de decisiones políticas pasa por el respaldo de las mayorías. La idea que subyace a la adopción de la regla de la mayoría, como mecanismo para decidir, es que el mayor número de individuos que estarán sometidos a una decisión (los gobernados) estén de acuerdo con ella y, por eso, se encuentren en una situación de libertad entendida como autonomía. Esa idea se manifiesta en la máxima de Rousseau de que el fin de la democracia es que los individuos sometidos al vínculo político sigan siendo tan libres como lo eran antes de que surgiera el Estado.
La democracia persigue, para decirlo con Kelsen, la maximización del principio de libertad política que se traduce en que lo que los individuos están obligados a hacer (el contenido de la decisión política que, por su naturaleza es vinculante) coincida con lo que la mayoría de ellos quiere hacer. Por eso, ante la inviabilidad de la unanimidad, los regímenes democráticos han adoptado la regla de la mayoría para procesar las decisiones colectivas. Se trata de un mecanismo que permite garantizar la libertad de los más a costa de la libertad de los menos.
Pero, en las democracias constitucionales, es decir, en los regímenes que son democráticos, pero que a la vez reconocen y garantizan los derechos fundamentales de todos los individuos, las mayorías (o sus representantes) no pueden decidir lo que quieran; toda decisión de las mayorías tiene límites, en primer lugar, por los derechos de las minorías. De otra forma estaríamos frente a lo que Tocqueville identificó como el mayor peligro que enfrentan los sistemas democráticos: la tiranía de la minoría.
Lo anterior revela por qué, si somos consecuentes con los principios de la democracia, no es aceptable la formación de mayorías de manera artificial en los órganos de representación política. Si mediante fórmulas como la adopción de un sistema electoral definido, o a través de mecanismos como las “cláusulas de gobernabilidad”, se induce la formación de una mayoría, podríamos formar una fracción parlamentaria mayoritaria que, en los hechos no refleje la voluntad de la mayoría de los gobernados.
De ahí la importancia de subrayar, como lo ha hecho Michelangelo Bovero, que no toda representación política es democrática y que ese carácter lo adquiere sólo, siempre y cuando, además de ser el resultado de una elección fundada en el sufragio universal y en el respeto irrestricto de los derechos políticos de los ciudadanos, el órgano representativo efectivamente refleja la composición política de la sociedad.
Por eso, la adopción de mecanismos que distorsionan la calidad representativa de los parlamentos inevitablemente genera una merma de la calidad democrática del sistema político. Un ejemplo: en Gran Bretaña, en virtud de que el sistema electoral es en su integralidad de mayoría relativa, en la última elección (2005), el Partido Laborista con el 35% de los votos tuvo 55% de los escaños. Nadie puede sostener que ese país no sea una democracia (es la más vieja expresión de ese sistema); pero, en esas condiciones ¿realmente prevalece la voluntad de la mayoría de los británicos? En virtud de lo anterior, resulta inevitable sostener que la calidad de su sistema representativo es deficitaria.
Cuando el pluralismo político se asienta en una sociedad y en consecuencia ningún partido obtiene la mayoría en el parlamento, la formación de mayorías se complica porque todas las decisiones sin excepción tienen que pasar por un proceso, en ocasiones muy complicado, de negociación y de acuerdo. Esos son los costos naturales de la democracia. Así nos ha ocurrido en México cuando desde 1997 ninguna fuerza política cuenta con una mayoría predefinida en la Cámara de Diputados y desde el año 2000 el escenario se extendió al Senado.
Hoy, ante el inminente escenario de una reforma política, diversos actores se han pronunciado por la necesidad de introducir mecanismos que induzcan artificialmente la formación de mayorías lo que, inevitablemente, se traduce en una merma del pluralismo. Si realmente nos tomamos en serio la meta de generar una democracia de calidad debemos resistir esas tentaciones y apostar por la única vía democrática para generar mayorías en un contexto de gran competitividad política: la permanente búsqueda del consenso mediante el acuerdo y la negociación entre las partes.
Investigador y Profesor de la UNAM
La democracia persigue, para decirlo con Kelsen, la maximización del principio de libertad política que se traduce en que lo que los individuos están obligados a hacer (el contenido de la decisión política que, por su naturaleza es vinculante) coincida con lo que la mayoría de ellos quiere hacer. Por eso, ante la inviabilidad de la unanimidad, los regímenes democráticos han adoptado la regla de la mayoría para procesar las decisiones colectivas. Se trata de un mecanismo que permite garantizar la libertad de los más a costa de la libertad de los menos.
Pero, en las democracias constitucionales, es decir, en los regímenes que son democráticos, pero que a la vez reconocen y garantizan los derechos fundamentales de todos los individuos, las mayorías (o sus representantes) no pueden decidir lo que quieran; toda decisión de las mayorías tiene límites, en primer lugar, por los derechos de las minorías. De otra forma estaríamos frente a lo que Tocqueville identificó como el mayor peligro que enfrentan los sistemas democráticos: la tiranía de la minoría.
Lo anterior revela por qué, si somos consecuentes con los principios de la democracia, no es aceptable la formación de mayorías de manera artificial en los órganos de representación política. Si mediante fórmulas como la adopción de un sistema electoral definido, o a través de mecanismos como las “cláusulas de gobernabilidad”, se induce la formación de una mayoría, podríamos formar una fracción parlamentaria mayoritaria que, en los hechos no refleje la voluntad de la mayoría de los gobernados.
De ahí la importancia de subrayar, como lo ha hecho Michelangelo Bovero, que no toda representación política es democrática y que ese carácter lo adquiere sólo, siempre y cuando, además de ser el resultado de una elección fundada en el sufragio universal y en el respeto irrestricto de los derechos políticos de los ciudadanos, el órgano representativo efectivamente refleja la composición política de la sociedad.
Por eso, la adopción de mecanismos que distorsionan la calidad representativa de los parlamentos inevitablemente genera una merma de la calidad democrática del sistema político. Un ejemplo: en Gran Bretaña, en virtud de que el sistema electoral es en su integralidad de mayoría relativa, en la última elección (2005), el Partido Laborista con el 35% de los votos tuvo 55% de los escaños. Nadie puede sostener que ese país no sea una democracia (es la más vieja expresión de ese sistema); pero, en esas condiciones ¿realmente prevalece la voluntad de la mayoría de los británicos? En virtud de lo anterior, resulta inevitable sostener que la calidad de su sistema representativo es deficitaria.
Cuando el pluralismo político se asienta en una sociedad y en consecuencia ningún partido obtiene la mayoría en el parlamento, la formación de mayorías se complica porque todas las decisiones sin excepción tienen que pasar por un proceso, en ocasiones muy complicado, de negociación y de acuerdo. Esos son los costos naturales de la democracia. Así nos ha ocurrido en México cuando desde 1997 ninguna fuerza política cuenta con una mayoría predefinida en la Cámara de Diputados y desde el año 2000 el escenario se extendió al Senado.
Hoy, ante el inminente escenario de una reforma política, diversos actores se han pronunciado por la necesidad de introducir mecanismos que induzcan artificialmente la formación de mayorías lo que, inevitablemente, se traduce en una merma del pluralismo. Si realmente nos tomamos en serio la meta de generar una democracia de calidad debemos resistir esas tentaciones y apostar por la única vía democrática para generar mayorías en un contexto de gran competitividad política: la permanente búsqueda del consenso mediante el acuerdo y la negociación entre las partes.
Investigador y Profesor de la UNAM
Horizonte político
José Antonio Crespo
México y Brasil: autoimagen nacional
En parte tienen razón Felipe Calderón y sus apologistas cuando dicen que la imagen de México se ha deteriorado significativamente, por la forma distorsionada en que se divulgan y asimilan las malas noticias. Es cierto que el vaso puede verse medio lleno o medio vacío, y eso produce consecuencias en la valoración que el país tiene de sí mismo y la que proyecta internacionalmente. Es cierto que cuando los medios dan cuenta puntual de los homicidios derivados del narcotráfico se sobredimensiona lo que ocurre. Se ha mencionado al respecto el estudio de las Naciones Unidas (2008) según el cual Honduras tiene una tasa de 61 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes; Venezuela y El Salvador 52, Guatemala 47, Colombia 39, Brasil 22 y Paraguay 12, en tanto que en México y en Costa Rica hay 11.5 muertes.
Pero hay que recordar que quien puso bajo los reflectores la guerra contra el narcotráfico como eje central de su gobierno fue Calderón. Declarando sobre el tema diariamente, garantizó el puntilloso seguimiento de los medios, que no hacen sino reportar las muertes y, en lo posible, las circunstancias en que ocurren (que el gobierno casi nunca explica). Calderón lo hizo, por supuesto, bajo el cálculo de que su guerra le reportaría un saldo positivo en popularidad y legitimidad políticas, a partir de su “valentía”, su “arrojo” y su “determinación” de enfrentar militarmente a los cárteles de la droga. Y en efecto, todas las encuestas permiten reportar que logró muchos puntos y respaldo ciudadano con esa estrategia. Pero, pasado un tiempo, el tiro parece haber salido por la culata, pues los saldos negativos en la imagen del país empiezan a superar la popularidad presidencial (aunque también, en materia de narcotráfico, va cayendo). Si el fenómeno atrae a los medios nacionales es porque la comparación que se hace es más con nuestro pasado reciente, y menos con el resto de los países: por ejemplo, de 2006 a 2009 la narcoviolencia se cuadruplicó. Cómo no va a atraer la atención mediática y la ciudadana (que padece el creciente descontrol). Y ni se diga sobre la economía, el desempleo, la corrupción, la impunidad y otras calamidades.
Calderón ejemplifica con Brasil, un país más optimista que el nuestro. Sí, pero no basta con tomar los distintos indicadores de forma estática, sino ver la dinámica vigente, que puede ser ascendente (como en Brasil) o descendente (como en México). Y eso puede palparse en las expectativas de México y Brasil en diversos tópicos. Según el Latinobarómetro (2009), 66% de los brasileños piensa que su país está progresando, frente a 14% de mexicanos; 22%, en Brasil, que su economía va mal, con contraste con 63% en México; 75% de brasileños se dicen satisfechos de la forma en que su gobierno enfrenta la crisis económica, frente a 32% de mexicanos; en Brasil, 33% cree que “la crisis va para largo” contra 80% de mexicanos; 75% de brasileños cree aún en la eficacia del voto, contra 56% de mexicanos; 42% en Brasil piensa que “se gobierna para bien de todo el pueblo”y, en México, sólo 21 por ciento. No parece tratarse de un excesivo optimismo de los brasileños, pues, en indicadores donde las cosas no van bien allá, la calificación no es alta; por ejemplo, sólo 16% de brasileños cree que hay una justa distribución de la riqueza, igual que 15% de mexicanos (y, en efecto, ninguno de los dos países se distingue por eso).
Es cierto que el ánimo nacional puede generar un círculo vicioso o virtuoso, dependiendo de si es esencialmente pesimista o entusiasta. Si una persona tiene una pobre imagen de sí misma, lo más probable es que genere una dinámica en donde le sigan ocurriendo cosas negativas, y se cierre la puerta a los sucesos positivos. A la inversa, quienes tienen una imagen positiva de sí mismos, propician situaciones y oportunidades favorables (aunque, desde luego, no están exentos de sufrir percances y calamidades fuera de su control). Lo que se requiere para romper el círculo vicioso del pesimismo individual es un complejo proceso de reconocimiento (o consciencia) y esfuerzo que pueden generar nuevos logros y avances personales, y superar ciertos problemas, todo lo cual provocará de manera natural una mejoría en la propia imagen.Y eso es lo que aquí está faltando.
La receta de Calderón más se parece a la de esos animadores baratos que recomiendan con toda seriedad: “Levántate animoso de la cama, mírate al espejo, sonríe y repite cinco veces, ‘eres un triunfador’. Y todo lo demás vendrá por añadidura”.
José Antonio Crespo
México y Brasil: autoimagen nacional
En parte tienen razón Felipe Calderón y sus apologistas cuando dicen que la imagen de México se ha deteriorado significativamente, por la forma distorsionada en que se divulgan y asimilan las malas noticias. Es cierto que el vaso puede verse medio lleno o medio vacío, y eso produce consecuencias en la valoración que el país tiene de sí mismo y la que proyecta internacionalmente. Es cierto que cuando los medios dan cuenta puntual de los homicidios derivados del narcotráfico se sobredimensiona lo que ocurre. Se ha mencionado al respecto el estudio de las Naciones Unidas (2008) según el cual Honduras tiene una tasa de 61 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes; Venezuela y El Salvador 52, Guatemala 47, Colombia 39, Brasil 22 y Paraguay 12, en tanto que en México y en Costa Rica hay 11.5 muertes.
Pero hay que recordar que quien puso bajo los reflectores la guerra contra el narcotráfico como eje central de su gobierno fue Calderón. Declarando sobre el tema diariamente, garantizó el puntilloso seguimiento de los medios, que no hacen sino reportar las muertes y, en lo posible, las circunstancias en que ocurren (que el gobierno casi nunca explica). Calderón lo hizo, por supuesto, bajo el cálculo de que su guerra le reportaría un saldo positivo en popularidad y legitimidad políticas, a partir de su “valentía”, su “arrojo” y su “determinación” de enfrentar militarmente a los cárteles de la droga. Y en efecto, todas las encuestas permiten reportar que logró muchos puntos y respaldo ciudadano con esa estrategia. Pero, pasado un tiempo, el tiro parece haber salido por la culata, pues los saldos negativos en la imagen del país empiezan a superar la popularidad presidencial (aunque también, en materia de narcotráfico, va cayendo). Si el fenómeno atrae a los medios nacionales es porque la comparación que se hace es más con nuestro pasado reciente, y menos con el resto de los países: por ejemplo, de 2006 a 2009 la narcoviolencia se cuadruplicó. Cómo no va a atraer la atención mediática y la ciudadana (que padece el creciente descontrol). Y ni se diga sobre la economía, el desempleo, la corrupción, la impunidad y otras calamidades.
Calderón ejemplifica con Brasil, un país más optimista que el nuestro. Sí, pero no basta con tomar los distintos indicadores de forma estática, sino ver la dinámica vigente, que puede ser ascendente (como en Brasil) o descendente (como en México). Y eso puede palparse en las expectativas de México y Brasil en diversos tópicos. Según el Latinobarómetro (2009), 66% de los brasileños piensa que su país está progresando, frente a 14% de mexicanos; 22%, en Brasil, que su economía va mal, con contraste con 63% en México; 75% de brasileños se dicen satisfechos de la forma en que su gobierno enfrenta la crisis económica, frente a 32% de mexicanos; en Brasil, 33% cree que “la crisis va para largo” contra 80% de mexicanos; 75% de brasileños cree aún en la eficacia del voto, contra 56% de mexicanos; 42% en Brasil piensa que “se gobierna para bien de todo el pueblo”y, en México, sólo 21 por ciento. No parece tratarse de un excesivo optimismo de los brasileños, pues, en indicadores donde las cosas no van bien allá, la calificación no es alta; por ejemplo, sólo 16% de brasileños cree que hay una justa distribución de la riqueza, igual que 15% de mexicanos (y, en efecto, ninguno de los dos países se distingue por eso).
Es cierto que el ánimo nacional puede generar un círculo vicioso o virtuoso, dependiendo de si es esencialmente pesimista o entusiasta. Si una persona tiene una pobre imagen de sí misma, lo más probable es que genere una dinámica en donde le sigan ocurriendo cosas negativas, y se cierre la puerta a los sucesos positivos. A la inversa, quienes tienen una imagen positiva de sí mismos, propician situaciones y oportunidades favorables (aunque, desde luego, no están exentos de sufrir percances y calamidades fuera de su control). Lo que se requiere para romper el círculo vicioso del pesimismo individual es un complejo proceso de reconocimiento (o consciencia) y esfuerzo que pueden generar nuevos logros y avances personales, y superar ciertos problemas, todo lo cual provocará de manera natural una mejoría en la propia imagen.Y eso es lo que aquí está faltando.
La receta de Calderón más se parece a la de esos animadores baratos que recomiendan con toda seriedad: “Levántate animoso de la cama, mírate al espejo, sonríe y repite cinco veces, ‘eres un triunfador’. Y todo lo demás vendrá por añadidura”.
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