jueves, mayo 13, 2010

Chávez construye el socialismo en Venezuela, pero nada radical hará sin otros países

Pedro Echeverría V.

1. La Venezuela de Hugo Chávez me recuerda la Cuba de Fidel Castro, con
50 años de diferencia. Activismo revolucionario, jóvenes entregando trabajo y energías. Todo es voluntad, deseos y buenas intenciones. De Cuba la burguesía huyó a Miami respaldada por una intensa propaganda anticomunista coronada por un bloqueo económico de más de medio siglo decretado por los EEUU y su apéndice la OEA. Frente a Castro, así como hoy contra Chávez, un poderoso imperio capitalista mundial encabezado por los EEUU. No es nada fácil enfrentar los bloqueos, la propaganda en contra de los medios o las agresiones militares. Yo, desde las "barricadas", sin compromisos concretos, puedo hablar de oportunismos, de inconsecuencias o purezas revolucionarias; pero reconozco que la realidad es diferente. ¿Cómo pueden los países pobres –Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua- construir una sociedad socialista igualitaria sin dinero y apoyos?

2. La voluntad puede estar en primer lugar, pero no es suficiente para hacer cambios desde la raíz. Fidel Castro fue amado en Cuba porque siempre habló y actuó con el corazón y verdad con su pueblo. 50 años rodeados por un gran marco capitalista buscando corromper al pueblo cubano, no lograron vencer la conciencia enraizada de abuelos y padres que antes de 1959 sufrieron la experiencia de la esclavitud capitalista. La dirigencia cubana no pudo construir el socialismo porque el sistema capitalista mundial fue más fuerte y más poderoso, pero su ejemplo hizo crecer la rebeldía mundial que nos ha colocado en altos niveles de libertad que nunca soñamos. Gracias a Castro y lo que representó un mal llamado "bloque socialista", que significó un contrapeso a las políticas guerreristas y criminales de los EEUU, pudimos despertar del letargo que nos habían impuesto los yanquis y sus aliados al concluir la Segunda Guerra.


3. Chávez y sus seguidores organizados en el PSUV que declaran "son siete millones" de sus casi 30 millones de habitantes, al ganar el próximo septiembre las dos terceras partes de la Asamblea Nacional, tendrán la posibilidad de seguir imponiendo leyes en beneficio de los trabajadores y contra el capital; pero Venezuela no podrá ser socialista –aunque siete millones lo quieran- si en América Latina no se logra que otras naciones (sobre todo Brasil, Argentina, Chile) lo sean y dominen mayoritariamente la región. Construir el socialismo no es un problema de buenas intenciones, es una realidad de la que Marx siempre fue muy claro: tenían que existir las condiciones materiales e ideológicas que lo hicieran posible. No es producto de un decreto de gobierno que diga: "somos un país socialista" o "democrático". El socialismo significa autogestión, autogobierno, fin del trabajo asalariado y, por tanto de la explotación y de la plusvalía.

4. Lo que el cubano Castro y venezolano Chávez han hecho es impulsar leyes contra los privilegios y la dominación capitalista. Hace diez días Chávez, después de un discurso contra la explotación y los capitalistas, decretó que todos aquellos trabajadores y pescadores (decenas de miles) cuyas cotizaciones no alcanzaron para jubilarse recibirían de su gobierno la complementación de sus cuotas para poder recibir la jubilación correspondiente. El primero de mayo adelantó aumentos de salarios a los trabajadores prometidos para septiembre. También se busca imponer los servicios universales gratuitos de salud mediante "Ambulatorios" y servicio de médicos cubanos. (Tuve problema de gripe y encía dental que me atendieron gratuitamente con medicinas) Asimismo, por mi barba blanqueada, nunca pagué transporte urbano alguno. Son muchos los decretos y medidas socializantes de Chávez, pero se requiere mucho más.


5. ¿Puede desarrollarse una sociedad socialista, igualitaria, en un marco en que el imperialismo yanqui, inglés, alemán, chino, francés, ruso, buscan adueñarse de las riquezas del mundo usando las presiones, las amenazas y la fuerza militar? Por eso en las dos noches de discusión que tuve con mis amigos ecuatorianos, que me pedían que hablara de la política de su país y yo "muy respetuoso" les decía que hablaría de América Latina y el mundo pero no de Ecuador para que no me expulsen, quise convencerlos de que las políticas internas –en las condiciones actuales del bloque latinoamericano frente a los EEUU y los golpes de Estado- son mucho menos importantes que las batallas muchas que se daban en el mundo. Les puse el ejemplo del suicidio del coreano He en Cancún por su impotencia ante la cumbre del comercio mundial y de otras reuniones mundiales donde se deciden las políticas económicas y financieras.


6. El gobierno mexicano de Calderón es enemigo de los intereses del pueblo mexicano y de Latinoamérica no porque sea "chaparrito y pelón" y se abrevie su nombre como "fecal", sino porque es ilegítimo, está al servicio de los empresarios, ha hecho más grande el desempleo y la miseria y, al mismo tiempo, representa los intereses de los EEUU. Si Calderón, por el contrario, estuviera al lado del bloque antiimperialista de América Latina (junto a Chávez, Morales, Correa, Ortega, Lula) defendiendo los intereses de México (el petróleo, la electricidad, el empleo, a los migrantes), así como los de Latinoamérica que lucha contra las bases militares, los golpes de Estado, los intereses comerciales y a favor de Una Sur y el Alba), sería otra la actitud del pueblo mexicano y los sectores progresistas. López Obrador pudo ser una figura importante en el contexto latinoamericano, aunque fuera como Lula.

7. Si el imperialismo norteamericano logra quebrar al presidente Rafael Correa y continúa arrinconando a Evo Morales porque no cuenta con medios económicos para solucionar conflictos de salarios, será muy difícil que Chávez construya el socialismo que le ha llamado del Siglo XXI. No debe olvidarse que el comercio es internacional, que el mundo ha sido globalizado, que en las competencias entre desiguales siempre triunfan los más poderosos y que los yanquis llevan más de 100 de intervenciones mundiales. Suponiendo que el caudillismo y centralismo de Chávez aminore y que se establezca internamente un gobierno lo más horizontal posible, no será suficiente si las naciones de América Latina no logran imponer su mayoría contra las políticas intervencionistas y saqueadoras de los imperios. Las batallas tienen que ser internacionales, tal como Marx lo explicó hace más de 150 años, siglo y medio.

pedroe@cablered.net.mx

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